Iximulew: rebelión de los pueblos

Por Kajkoj Máximo Ba

El llamado a la resistencia que hicieron las autoridades indígenas de Guatemala, para limitar las pretensiones del grupo criminal que dirige el golpe de Estado despertó el interés de especialistas y analistas. Confirmando que después de más de 20 días de resistencia y de movilización, aún no se comprende con objetividad lo que hasta ahora está pasando.

“Un movimiento dirigido”, por hombres y mujeres que tuvieron que aprender, no solo el idioma del colonizador, sino que lograron que su mensaje penetrara en el campo político-social que hasta ahora era ocupado por el poder blanco-mestizo. Quienes encabezan este movimiento son “autoridades”. Autoridades que entre sus funciones está velar que la población a la que representa actúe bajo los principios y valores aprendidos, aprehendidos y transmitidos desde hace muchos años de historia. Valores y principios, que son fundamentales para que las autoridades y las comunidades trabajen de forma complementaria y articulada.

La autoridad indígena en primer lugar se selecciona, no se elige. La diferencia es que en una elección se decide entre varias opciones, como sucede en las elecciones generales. En cambio la selección, implica escoger a una persona entre un grupo de opciones.  En la vida política-social de las comunidades indígenas, la autoridad se selecciona, entre varias personas, a quienes le ha llegado la edad para asumir esas funciones.

Para ser seleccionado como autoridad, tiene que haber demostrado primero, que venga de una familia que conserve los valores y principios aceptados por la comunidad. Segundo, que haya demostrado en su vida transparencia, honestidad y responsabilidad.

Tercero, que haya participado en los trabajos y actividades de la comunidad.  Cuarto, si es profesional, como ahora sucede en muchas comunidades, que no se haya atrevido a ser prepotente con la comunidad, es más, se le exige que de acuerdo a su profesión, apoye a la comunidad y que no evada su responsabilidad como miembro de ella.

Actualmente, a la autoridad comunitaria se le denomina “autoridad ancestral”, porque su origen viene de siglos. No es elegido por ninguna organización fuera de la comunidad. No todas las personas pueden portar una “vara”, autonombrándose autoridad o representante del pueblo, aprovechándose de las circunstancias.

La vara solo es un “símbolo” visible.  La autoridad tiene que tener la capacidad de sostener su “loq’olaj ch’ami’y”.  No es una “simple vara adornada”, tampoco es únicamente un símbolo de autoridad o de poder.  Es el bastón de mandato y obediencia.

La autoridad sostiene las acciones demandadas por la comunidad en este bastón.  Sostenerlo en la mano, no es solo para levantarlo, sino para sostenerse y sostener su lucha y la lucha colectiva.  Al verla, le recuerda el compromiso, el dolor y sufrimiento que conlleva ser “autoridad”.  Aquí en donde se manifiesta la palabra hecha acción.

Hace muchos años un anciano decía que junto al “ch’ami’y”, se aguanta hambre, sed, cansancio y enfermedades.  Es una gran responsabilidad, porque no se puede traicionar el mandato de la comunidad.  Porque es la comunidad quien lo concede, lo legitima y es parte fundamental para la gobernanza comunal, que algunos intentan llamarle “democracia comunitaria”.

De allí, que otros puestos, como catequistas, presidentes de COCODES, lideresa o líder de cualquier organización social, no se puede contar entre las autoridades comunitarias, aunque ande con su incensario o una réplica de la vara.

“La persona (hombre o mujer) que es nombrada por el pueblo y asume su k’axk’ol”, es decir, el sufrimiento, dolor y compromiso que conlleva ser autoridad, no se exhibe ligeramente, porque sabe cómo, cuándo y dónde lo hará.  Sus palabras deben ser constructivas y no destructivas. No permite el folclor del conocimiento, ni vende la organización, ni la fuerza de la comunidad.  Es heredero o heredera y responsable de mantener la organización que se construyó desde hace muchos y muchos siglos.  Si la autoridad traiciona estos preceptos, la misma comunidad lo desconoce, como ha sucedido, como muchos, que pasaron de autoridad comunitaria a funcionario de gobierno, de oenegé, de iglesia o de partido político.

La autoridad indígena es mucho más autoridad que el presidente, un diputado o un alcalde.  En nuestra historia hay muchos relatos de autoridades que retaron el poder del papa, de la Corona española, de presidentes, etc.  “La autoridad indígena, revestida del poder comunal y de la dignidad de un pueblo, siempre defiende a la comunidad y debe responder de acuerdo a los principios de los antepasados, cuando decían: “nosotros somos tan reyes como el de España”.

La autoridad indígena debe respetar al pueblo, el pueblo los respeta y se respetan mutuamente.  No se “mandan”, sino que se respetan, dialogan, llegan a consenso.  El “respeto mutuo”, es parte fundamental de la convivencia y el buen gobierno.  Y ahí tiene sentido el valor de la palabra, el trabajo, la ayuda mutua y la complementariedad, entro otros. Pero nunca se debe olvidar, que la autoridad vela por el principio fundamental del comunitarismo indígena: “la armonía y el equilibrio”.

El respeto se gana y se construye día a día.  Aquí tiene su primer sentido el llamado que hizo la autoridad indígena, para los días que llevamos de resistencia, para pedir la renuncia de los “perros” del pacto criminal.  Para esta decisión se dialogó, se consensuó. No nace de la espontaneidad.  Tiene su propio proceso, como el mismo tiempo cíclico.  Y es lo que no entienden, ni comprenden quienes se oponen racistamente a la presencia liberadora de los pueblos originarios, en los centros urbanos blanco-mestizos de Guatemala.

¡Esto apenas comienza!  Para que haya un nuevo amanecer, un “saq chahim”, “aq’ lah q’iij), se requiere de muchos “Nuk’uj” (ensayos).  Siempre hay un inicio, no hay fin, dice el pensamiento maya.   No hay finales, solo inicios, continuidades.  De ahí el ejemplo de coyuntura o articulación, como el símbolo del “aj”, caña de carrizo, caña de azúcar. Todo es vida, la muerte es vida, la vida es muerte.  El cero es el inicio y el final.  El tiempo es cíclico y dialéctico.

Todo se construye en diálogo, en discusiones, en análisis, en reflexiones.  Por eso no todo está acabado, porque tendrá su continuidad y continuadores. “Quien va a seguir mi ejemplo”, dicen los abuelos. La repetición de nombres, lugares, espacios en los libros viejos de los pueblos originarios pareciera retórica, pero no, es la forma de contar las ideas y el tiempo.  Se recuerdan y se hablan de los antepasados, del primero que estuvo en estas tierras y se menciona los lugares que recorrió. Se mencionan los cerros, los valles y las montañas.

Más de 50 días de resistencia y rebeldía indígena en contra del sistema. Es un ensayo político de los pueblos. No se puede entender desde las narrativas occidentales, hay que leerlo y entenderlo desde los pueblos originarios.  Y para eso, se tiene que estar ahí, viviendo ahí, caminando ahí.  Algo así, como el “dasein” de Heidegger, con la idea de estar ahí, como existencia, pero no existencia individual sino colectiva.

Muchos se preguntan, ¿hubo revolución? Qué lograron los pueblos originarios con este levantamiento, qué cambios estructurales.  No hubo revolución desde el punto de vista marxista, que significa cambio de sistema, cambios de estructura.  Pero si nos damos cuenta, hubo un cambio en la aceptación de los pueblos originarios.  De aquí en adelante, incluso hasta los criminales guatemaltecos, saben que los pueblos originarios llevan muchos siglos de vivir aquí y que ahora sin reconocer su ancestralidad, dicen: “los pueblos ancestrales”. Pueblos con un cuerpo de autoridades bien definidos, que se constituyen de acuerdo a valores y principios comunitarios.

¿Cuál es la raíz del miedo que nace en los criollos-oligarcas-burgueses, cuando los pueblos originarios asumen su derecho a rebelarse?  Porque aquí se desmitifica la idea liberal del “problema del indio”, una estrategia acuñada por el indigenismo de 1940.  El indigenismo propuso como ideas fuerza, que el problema es del indio, entonces surgieron las ideas, de integrar, asimilar, cuidar al indio.  En mi artículo: ¿Cómo ha afectado el indigenismo en Guatemala?, trato de analizar esta situación.

Este momento de movilización indígena pone en el tablero político que el problema no es del indio.  El problema es del Estado y, en todo caso, problema del Estado y de las élites que la controlan contra el “indio”, para quedarse con sus tierras y territorios.  Mariátegui en su momento decía: el “problema es el sistema económico y social”. Es el modelo de la ambición desmedida del criollo-oligarca-burgués-narcotraficante, para quedarse y expoliar los bienes que hay en los territorios indígenas, es lo que no quieren dejar y ahí radica el miedo.

Cuando hablamos de pueblos originarios, no implica hablar solamente de “educación, cultura, progreso, amor y el cielo”[1].  La demanda fundamental de los pueblos indígenas originarios, es la “tierra y el territorio”, a esto le tienen miedo los narcos-terratenientes, ahora aglutinados en la Cámara del Agro. Resolver el problema de la tierra y el territorio, sería el camino, es resolver el problema del latifundio y minifundio y, con ello, se resolvería en parte la migración, el colonato y la esclavitud indígena (que aún las hay en tierras que tienen en su poder los alemanes)[2].  Los finqueros, los narcos finqueros, etc, quedarían sin mucha tierra y sin mano de obra explotada, y se caería la gran negoción de los Torrebiarte, cuando crean su Asociación en la Defensa de la Propiedad Privada (ACDEPRO)[3], las narrativas impulsadas desde el diario digital la República[4] y Siglo XXI[5].

Entonces, si el proyecto de los pueblos es la tierra y el territorio, ¿por qué la defensa que se ejerce hoy por restablecer la democracia burguesa?  ¿Por qué no se impulsa una revolución como resultado de la lucha de clases? Los pueblos se embarcaron a la defensa de la democracia, no solo para devolverle la estabilidad al país, sino para superar esta democracia[6], para construir un nuevo modelo de país, de república.  Con un modelo de Estado Plurinacional, que tenga como eje fundamental, la propuesta política-económica de los pueblos, como elemento fundamental de su paradigma, que es mucho más profunda que el buen vivir.

A esto le tienen miedo los criollos-oligarcas-burgueses guatemaltecos.  Si esto se da, entonces si estaremos ante una revolución. (continuará)

[1] mariategui_7_ensayos.pdf (cultura.pe), visto última vez el 22 de noviembre del 2023.

[2] Ba Tiul, Kajkoj Máximo, Guatemala: Moderne Skaleverei und die Zerstorung des Menschen, en Klaus Vellaguth (HG), Eine Welt-Keine Skalverei, Herder, Germany, 2022.  Ba Tiul, Kajkoj Máximo, “ESCLAVITUD SIGLO XXI” (Fábrica de Calzado Cobán): Por Kajkoj Máximo Ba Tiul | ensayosraftulum (wordpress.com). visto última vez 22 de noviembre de 2023.

[3] (1) Facebook, visto última vez el 22 de noviembre de 2023.

[4] Últimas noticias de Guatemala hoy en vivo | República.gt (republica.gt), visto última vez el 22 de noviembre del 2023.

[5] El Siglo – El Siglo GT, visto última vez el 22 de noviembre del 2023.

[6] Por una nueva democracia – Rebelion, visto última el 22 de noviembre del 2023.

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