Están desesperados
Autor: Jairo Alarcón Rodas
Querer informarse sin esfuerzo es una ilusión que tiene que ver con el mito publicitario más que con la movilización cívica. Informarse cansa y a este precio el ciudadano adquiere el derecho de participar inteligentemente en la vida democrática.
Ignacio Ramonet.
Cuando las necesidades aprietan, los impulsos primarios prevalecen y la lógica del capitalismo se aprovecha para imponer su criterio, imponiendo el egoísmo, la indiferencia a lo ajeno, estableciendo un precio a la dignidad humana. Con ello aflora la decadencia humana, las repudiables conductas, las mentiras, las traiciones. Así, cuando lo relevante consiste en poseer y acumular riqueza y se promulga la individualidad como valor fundamental del capitalismo, la indolencia por el bienestar de otros es la condición natural.
Los valores que se promueven en un sistema, en el que lo importante es el tener, se enmarcan en un accionar en donde el fin justifica los medios. De ahí la importancia de la ignorancia que fomentan, pues es necesario mantener el control de la población lo que, a su vez, incuba conductas perniciosas y como resultado de ello, una población adormecida. No sin razón Galileo Galilei señalaba, la ignorancia es la madre de la maldad y de muchos de nuestros vicios.
Dentro de tal sistema, algunos consideran que ser libres es hacer lo que les plazca, incluso aquellas acciones que perjudican a los demás, que ponen el riesgo la convivencia en sociedad y, así, nada les impide venderse por dinero. Para estos, la dignidad significa muy poco o nada, consecuentemente, a cambio de prebendas, hacen todo lo que se les pida. Así, muestran su bajeza humana, se prestan a realizar cualquier acción por funesta que sea, se convierten en sicarios del mal a cambio de satisfacer intereses personales.
En un país con tales condiciones, se reafirma que la compra de voluntades, que el tener un precio no es algo ajeno, es la condición para que el sistema continúe vivo. Tal deterioro de la sociedad guatemalteca no es nada nuevo, es y ha sido producto de un plan que se ha venido fraguando desde hace mucho tiempo y que consiste en colocar en las instituciones del Estado, a seres perversos, inescrupulosos, operarios viles que, ajenos a lo que representa el vivir en sociedad, de la importancia del otro para el bienestar de todos, hacen de esta un botín para sus despreciables motivaciones y apetitos.
De un país que se ha cimentado en la corrupción, que responde a los intereses de una élite indolente, una nación que ha sido gobernada por políticos nefastos, que practica una hipócrita religiosidad, que adolece de una crisis de valores en su sociedad, no se puede esperar otra cosa que la indiferencia, la apatía que actualmente se manifiesta en muchos guatemaltecos y es entendible, ya que las conductas proactivas, honestas, lo valores sociales, la solidaridad, se aprenden y el aprendizaje deviene de la enseñanza, que al estar, en Guatemala, por mucho tiempo, en manos de corruptos, constituye un factor de alienación.
Los acontecimientos acaecidos en los últimos días en el país, son muestra de la desesperación del Pacto de Corruptos y la red de actores perversos, que responden al siniestro plan, que consiste en no dejar el poder a toda costa, en no permitir que Bernardo Arévalo y Karin Herrera tomen posesión de sus cargos el 14 de enero. No les importa que hayan perdido las elecciones, que la población se haya manifestado en las urnas en contra de seguir en las condiciones de miseria y corrupción en las que se encuentra el país.
Y temiendo lo que sucederá tras la asunción a la presidencia, por parte de Bernardo Arévalo y Karin Herrera, arremetieron nuevamente, ahora con la complicidad el juez Victor Cruz. Desesperadamente, el Pacto de Corruptos, por intermedio del ministerio público, dirigido por Consuelo Porras, inventa un nuevo caso denominado “USAC, botín político”, persiguiendo, hostigando, deteniendo ilegalmente a aquellas personas que, en defensa de la autonomía de la universidad de San Carlos, hicieron pública su indignación al fraude cometido.
Incluso, se ensañaron en contra de una joven profesional, de la universidad Rafael Landívar, Marcela Blanco, por el simple hecho de desaprobar el fraude perpetrado en contra de la única universidad pública del país. No hay discusión de que actúan al margen de la ley, que la investigación y persecución es espuria, que desean perpetrar un golpe de Estado. En su artículo 35 de la Constitución de la Republica de Guatemala dice: Es libre la emisión del pensamiento por cualquiera medio de difusión, sin censura ni licencia previa.
De ahí que, atrincherados en la corrupción, bajo el cobijo del CACIF, protegidos por las fuerzas represivas del Estado, el ministerio público de Consuelo Porras, solicita órdenes de captura en contra de estudiantes, docentes y trabajadores de la universidad de San Carlos. Van en contra de aquellos que hicieron oír su voz, frente al fraude cometido por Walter Mazariegos y sus secuaces del consejo superior universitario y lo más risible aun, pretenden ligar la digna toma de la universidad, al evento electoral pasado, al Movimiento Semilla, a la candidatura el binomio ganador, para concretar el golpe a la institucionalidad y perpetuarse en el poder.
Pareciera que en nada les ha intimidado las manifestaciones populares, las amenazas del país del norte, los cuestionamientos de la comunidad europea, la declaración de la OEA, pues se sienten empoderados, sin embargo, tales acciones denotan miedo, desesperación. No obstante, lo preocupante es cuántas personas e instancias del Estado se han prestado para realizar tales acciones, por lo que el trabajo de limpieza será arduo, por parte de las autoridades electas.
Con seguridad, la oligarquía dominante, a través de sus testaferros, incrustados en distintas esferas de la sociedad guatemalteca, vociferarán, denunciarán, como ha sido en otras ocasiones, que la necesaria limpieza en las instituciones del Estado es una medida arbitraria, una cacería de brujas y lo harán para deslegitimizar tales acciones, pues temen que sus operarios queden afuera y con ello pierdan su control.
Es ridícula, pueril e indignante, la investigación y los delitos que les pretenden imputar a los candidatos que fueron declarados ganadores en los comisos de agosto y más repudiable aún, las órdenes de captura y detenciones de dignos representantes de la comunidad universitaria. Consideran que el pueblo de Guatemala es tan tonto para creer ese montaje, que nos quedaremos callados.
Es el momento de que estudiantes, docentes y trabajadores de la universidad de San Carlos nos unamos para alzar la voz y manifestar nuestro repudio a las acciones emprendidas por el gobierno de Alejandro Giammattei y mostrar nuestra solidaridad con los dignos representantes de nuestra alma mater, es el momento de hacer acto de presencia en las dignas resistencias ante las acciones emprendidas por los corruptos. No olvidar que hicimos un juramento que nos compromete en defensa de nuestra universidad y la sociedad guatemalteca.
Recordemos que juramos no actuar jamás en contra de los fueros de la Universidad de San Carlos de Guatemala, defender su autonomía y, siempre que fuere requerido, acudir al llamado del Alma Mater para colaborar en ella en el logro de sus fines universitarios. Tener siempre presente que juramos defender la libertad de cátedra y Autonomía Universitaria y el irrestricto derecho a no permitir jamás que manos profanas, extranjeras o ineptas, interfieran en nuestra vida académica, de lo contrario que el pueblo lo demande.
Es imperioso exigir la libertad de Marcela Blanco, Rodolfo Chang, Alfredo Beber Aceituno, Eduardo Velásquez Carrera y Javier Alfonso de León Gómez. Que cese la persecución a la comunidad Sancarlista y de todos aquellos que espuriamente tienen orden de captura. El tiempo se les termina al Pacto de Corruptos y solo la unidad del pueblo lo hará posible.