¿El anti imperialismo de Ortega? No jodan
Miguel Ángel Sandoval
En los últimos meses escuchamos, cada día con más fuerza, la cadena de “expropiaciones” que el régimen de Daniel Ortega, viene haciendo hacia los bienes de personas o de instituciones. Según mi modesto punto de vista, no hay para expropiar a la lista que a continuación se comenta, ninguna razón válida, ningún argumento legal, nada que permita pensar en una expropiación justa en nombre de un ideal mayor, menos en la defensa enfermiza de la soberanía nacional ante los ataques imperiales. Eso es basura.
Vimos con estupor que la residencia de Sergio Ramírez y de Gioconda Belli fueron expropiadas, pues se trataba (se llegó a decir) de escritores contrarrevolucionarios, enemigos de la patria nicaragüense o de apátridas, o lo que sea. En verdad que cebarse con las residencias de estos escritores, incluyendo sus libros, sus objetos de valor sentimental, su lugar de los sueños, es por lo menos perverso. Nada que tenga justificación en la defensa ante los ataques imperialistas. Hay que estar ciego para defender tales despropósitos.
De manera reciente, fue la expropiación de la Universidad Centroamericana -UCA, que durante años fue centro de construcción de pensamiento democrático, de luchas anti dictatoriales, de refugio para decenas de académicos que llegaran de otros países. Todo mundo sabe que la UCA era desde el día de su fundación una universidad animada por los jesuitas. Nunca se pretendió presentar ese esfuerzo académico de otra manera. Pero es necesario insistir, la clausura y confiscación de los recursos de la UCA, solo tiene comparación con las agresiones que en el pasado recibió la UCA en el Salvador, solo que, en este país, con ataques venidos de la derecha fascista y no de los “orteguistas que además se dicen antiimperialistas…l como dicen los desinformados, los ciegos y los desmemoriados.
Viendo bien lo que ocurre en Nicaragua y lo que hace ese gobierno, vemos que tiene el récord de ciudadanos expulsados y desnacionalizados. Se dice fácil, pero hay que ser muy cretino para creer que, con un decreto infame para quitar la nacionalidad, se convierte a las personas en parias. Nada que ver. Eso solo muestra la estupidez gubernamental. Nada más que eso.
Lejos se está del pluralismo político asumido desde el inicio del proceso de 1979, del cual, en la actualidad, solo queda un recuerdo lejano y desdibujado, y por supuesto ajeno al régimen. Lo grave es que, en medio de ese recuerdo desdibujado, se cometen las tropelías que comentamos, y que permiten a medio mundo calificar esos despropósitos como generados por una dictadura, incluso igual o por que el somocismo. Así los términos de la discusión que debería de darse por todos los medios.
No sé si es una dictadura peor que la somocista -ni me interesa esa analogía-, pero las medidas que se comentan al inicio de esta nota, son por lo menos, semejantes a las de cualquier dictadura o régimen autoritario en cualquier país del mundo. Son alejadas de cualquier forma de democracia liberal y por supuesto, lejanas de cualquier concepto de revolución. No se trata de un país acosado por el imperialismo, ni se trata de un país que tiene en su interior, una oposición contrarrevolucionaria (hace mucho rato que nadie cree que en Nicaragua haya una revolución).
Solo imaginemos a cualquier gobierno del continente, expropiando residencias, universidades, iglesias, despojando a la gente de la nacionalidad, etc. ¿En aras de que, uno se pregunta? ¿De defensa de los más altos valores o de qué? Ya basta de hacer flacos favores a las derechas continentales y de otras latitudes, con la falsa idea de que Nicaragua y su régimen (indefinible, por cierto) se encuentra bajo ataques de la derecha o del imperialismo. Hay que estar fuera de la realidad para hacer ese tipo de afirmaciones desfasadas y, sobre todo, alejadas de lo que fue en algún momento el sandinismo y su revolución. Eso es cosa del pasado. El presente es ignominioso.