Un esfuerzo para la Paz mundial

Zurdo

Miguel Ángel Sandoval

Mi generación vivió al filo de la guerra nuclear, con la mítica historia de la crisis de octubre, el bloqueo naval y los cohetes nucleares soviéticos instalados en Cuba. Vimos de cerca el enfrentamiento entre occidente y oriente o si se prefiere en esos años, entre capitalismo y socialismo, expresado en dos actores planetarios EEUU y la URSS. Hoy la historia aparentemente se repite en sus principales actores: EEUU y Rusia, antes la URSS. Con cambios evidentes y sobre todo con un mundo diferente. No se habla más de diferencias ideológicas o de modelos políticos, sino de tener la hegemonía mundial. Finalmente, no existe socialismo o capitalismo, pues se trata de países capitalistas distintos pero que buscan tener el liderazgo por las buenas o por las malas.

El primer artículo que salió de mi máquina de escribir Remington, fue para un periódico mural del Instituto Nacional Central para Varones -INCV- ahora mixto. Era sobre la paz mundial y los 5 puntos que planteaba Cuba como garantía para su existencia soberana. Ello como un compromiso adquirido en el marco de las reuniones de un Comité para la Paz Mundial que tenía su sede en la zona 3, en la entrada del barrio El Gallito. Era un jovencito de secundaria que tenia tiempo para pensar en la paz mundial y hacer un pequeño compromiso de esos que quisiéramos observar en los días que corren ahora, y con las graves amenazas existentes.

En esos días la paz mundial era un asunto urgente y motivo de preocupación ciudadana. Sin internet y las redes sociales, vivimos la crisis y el eventual estallido nuclear, pegados a la radio de onda corta con noticias de Radio Habana o la BBC de Londres. Algunos más, con atenta escucha de Radio Moscú, y acaso otras radios. Eso era motivo de conversación oral, en actos, mítines, en comidas familiares. Los medios escritos decían poco o nada. Como siempre la censura o la autocensura. Eran tiempos difíciles.

Hoy, de nuevo, vivimos al borde de la guerra nuclear. Muchos dicen que puede ser el fin de la humanidad, o del mundo. El Armagedón de la civilización si permitimos que la ruta hacia la guerra nuclear que hay días parece inevitable Albert Einstein expresó su preocupación sobre la Tercera Guerra Mundial , afirmando: «No sé con qué armas se luchará en la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta Guerra Mundial se luchará con palos y piedras» . Esta famosa cita refleja su creencia de que la devastación de una guerra moderna podría llevar a una regresión a métodos primitivos de combate.

La catástrofe se pudo evitar en Cuba. Hubo un acuerdo que no satisfizo a todos los cubanos, pero evito la guerra nuclear. El resultado fue que los cohetes nucleares rusos salieron de Cuba y pocos meses después los cohetes de EEUU en Turquía y creo que Italia, fueron desmontados. Al mismo tiempo, hubo el compromiso de no invadir Cuba por parte de los EEUU. Es la historia que conocemos desde entonces.

Parece que seria un buen momento para volver los ojos hacia el asunto de la paz, que en verdad es un tema de sobrevivencia de la humanidad. Y la semana santa es una buena oportunidad para la reflexión. Si una bomba nuclear se instala en cualquier lugar del planeta, seguramente habrá una reacción en cadena. Hoy día, EEUU, Rusia, China, Corea, Francia, India, Paquistán, Israel, Inglaterra, Sudáfrica y otros cuantos países, tienen tecnología nuclear y arsenales que hacen palidecer a las bombas empleadas en Hiroshima y Nagasaki en la segunda guerra mundial. Hoy casi cualquier bomba nuclear es por lo menos 50 veces más potente y destructora que las de Hiroshima y Nagasaki.

Es tiempo de hacer un espacio en nuestras vidas cotidianas para impulsar una campaña por la paz en el mundo. Es momento para constituir comités por la paz mundial, pues un estallido nuclear en cualquier lugar, daría como resultado el fin de la humanidad, y no estoy generando miedo, pánico, ni mucho menos. Se trata de entender que somos parte de este mundo global que nos gusta o no, es parte de nuestras vidas, aunque no lo sepamos o no lo queramos reconocer. No es demasiado tarde. Hoy es pertinente pensar en el poema conocido:

¿Por quién doblan las campanas?

“Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.

Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”.

Autor del poema:John Donne

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