Otro diciembre, sin justicia

justicia


Por Kajkoj (Maximo) Ba Tiul(1) –
ajpop2004@yahoo.es


Esta secuencia de soles/
esta cadena de noches/
donde florecen siempre/
las auroras/
me obligan/
a cumplir mi condena de muertes/
y resurrecciones.

(El Tiempo; Alaíde Foppa)

Lo que nos cuentan nuestros abuelos, que inmediatamente después de la contrarrevolución contra Arbenz (1954), creció la discriminación y racismo en contra de los pueblos Poqomchi y Q’eqchi de Alta y Baja Verapaz. El control político-social-militar y religioso de los pueblos lo tenían miembros de la población no indígena, con apoyo de una pequeña burguesía indígena, a quienes se les engañó con el discurso anticomunista, “que había que defender la patria ante los guerrilleros-comunistas, come niños y quita tierra”.

Con este miedo, obligaron a indígenas a pertenecer a las patrullas de autodefensa civil. Los indígenas principales del pueblo, en su mayoría cofrades y chinames, exigían dinero a muchos indígenas y que luego se lo entregan al comisionado militar, para comprar rifles calibre 22 a la zona militar de Cobán, Alta Verapaz. Unos rifles, que al disparar un tiro y se recalentaba. Con estas armas, los ponían al frente de algún batallón del ejército, para ejecutar todas las acciones supuestamente en contra de la guerrilla: tierra arrasada, secuestros y desapariciones, torturas y asesinados.

No se puede negar la participación de muchos jóvenes indígenas y no indígenas en los movimientos reivindicativos de ese tiempo. Muchos participaban como miembros de organizaciones campesinas, grupos de iglesia católica, movimientos estudiantiles en el Centro Universitario del Norte y en el Instituto Emilio Rosales Ponce. Otros, habían salido a estudiar fuera del departamento y participaban en el emergente movimiento indígena de esos años.

Basta con recordar el encuentro de lideres y lideresas mayas a finales de 1970 de todo el país, en la casa de Vitalino Calel Caal, de quién aún no sabemos su paradero. La participación de lideres de la talla de Esteban y Antonio Pop, quienes habían participado en encuentros internacionales sobre pueblos indígenas, fue importante. Se hablaba de “reivindicar y fortalecer la identidad maya en todo sentido. Las reflexiones de ese momento en estos espacios, además del papel que jugaba la cooperativa de Ahorro y Crédito “San Cristóbal” RL, fue importante para iniciar un proceso de lucha contra el racismo y la discriminación.

Estos espacios políticos-sociales, no fueron vistos con buenos ojos, por el grupo anticomunista y racista del municipio y de la región. Quienes inmediatamente, comenzaron a lanzar sus lenguas venenosas y a manipular la conciencia del grupo indígena que controlaban el poder religioso-social de ese momento, como las cofradías y chinames y comenzaron a ver en los lideres y lideresas que promovían cambios en el municipio, como la base o semillero en el que se nutría el movimiento guerrillero local.

Los comisionados militares, los judiciales (G2), orejas y jefes de las PAC, decían: “tenemos que arrancar de raíz esta maldición, esta porquería”. Se reunían en los parques o en los corredores de las municipalidades, para planificar sus acciones o para contar como les había ido. Se les veían por las mañanas o por las tardes. A carcajadas contaban cómo lloraban las mujeres, los ancianos, niños y niñas, cuando comenzaban su ataque. “Te acordás como lloraba, parecía mujer” o “Esa lloraba cuando le quitamos la ropa”.

¿Acaso era delito, llevarles regalos y juguetes a los niños de las aldeas en tiempos de navidad? ¿Era delito pertenecer a un grupo juvenil católico? ¿Era delito andar por las calles con la guitarra para dar serenata a las señoritas o para el día de la madre? ¿Era delito organizar las posadas, los repasos o las fiestas para entregar al niño robado la noche de Navidad? ¿Era delito organizar y ser parte del cuerpo de bomberos voluntarios? ¿Era delito organizar fiestas en el pueblo para el día de Guadalupe o cualquier otro día importante? ¿Era delito organizar la elección de Rixk’un Kaqkoj? ¿Era delito cantar villancicos en la misa de media noche de navidad y de año nuevo? ¿Era delito ser la enfermera del pueblo? ¿Era delito luchar contra la discriminación y el racismo?

Si, todo eso se convirtió en delito, sin ser delito, ante los ojos de racistas y opresores, quienes convencieron a los colonizados indígenas para reprimir, matar, secuestrar y denunciar a quienes eran considerados un peligro para la sociedad.

El miedo al comunismo, la ignorancia, el racismo y la discriminación y la ambición de quitarles las tierras y el territorio a los pueblos, condenarlos a vivir en la pobreza y la extrema pobreza, fue el motivo, para que el 28 de diciembre de 1981, entrando la noche, sin importar el grito desesperado de los familiares o si eran amigos o hermanos, fueron secuestrados, posteriormente torturados y asesinados: Alfonso Jom Lem, Felix Eduardo Laj Coy, Lázaro Oswaldo Morán Ical, Teresa Jul Cal. Sus restos fueron encontrados en CREOMPAZ.

Volvemos a escribir estas líneas, para que las generaciones que no vivieron estos momentos, sepan que, estos hombres y mujeres, los mató el odio, la ignorancia, el racismo, la discriminación.

1) Maya Poqomchi, antropólogo, filósofo y teólogo

www.albedrio.org

Facebook comentarios