Lo increíble, lo indeseable y lo inmanejable de la Huelga de Todos los Dolores

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Luis Armando Ruiz

Imaginen un secreto tan secreto, pero tan secreto, que un hoyo negro lo atrapa, tan secreto como oscuro, tan profundo, pero tan profundo que hasta WhatsApp, Facebook y Meta ya están preparando copias piratas de este texto para sus estados motivacionales, de sus clientes huelgueros. Tan secreto el secreto que, al revelarlo, sonará a frases de calendario de nia consuelo yo lo confirmaría, palabras sabias, pero tan sabías que todos siendo honestos, dirán “¡eso ya lo sabía!” mientras se rascan la cabeza y siguen scrolleando su TikTok!! Viva China!!!. Hoy, la Huelga de Todos los Dolores está atrapada en una decadencia crónica, casi como una telenovela mala que nadie ve, pero sigue viéndola en vivo. ¿Quién tiene la culpa? ¿Quién tiene la culpa? Mambo, mambo aaaaaaahhhh uuuuu.

La participación estudiantil se desplomó, y no solo en números, sino en calidad. Los estudiantes de la Universidad de San Carlos parecen sufrir el peor profesorado de la historia que los condena a una mezcla tragicómica de tecnocracia ridícula y una ignorancia sociopolítica tan descarada que da vergüenza ajena. La universidad dejó de ser un faro crítico para convertirse en un ring de lucha por puestos burocráticos bien pagados gracias al tesonero trabajo de la izquierda intelectual de aquello años, la Usac un gran copy page político a lo gringo, eso sí, con aplausos de fondo del ejército, el CACIF y los peores mediocres de la institución.

Y aquí viene lo mejor: los verdaderos genios, esos cuadros intelectuales que podrían haber cambiado algo, fueron aplastados sus movimientos sociopolíticos, evidentemente acompañados de una política permanente de asesinados, secuestrados, torturados o exiliados por los sectores más cavernícolas de Guatemala, que hoy callan como si el terror fuera un chiste de mal gusto que contaron en la sobremesa. Una burocracia universitaria tan mediocre, que solo sirve para coadyuvar en el sostenimiento de un capitalismo rancio, patético y religioso que ni en las peores rebajas anunciadas por la pirulina logrará unos centavos de bienestar para nuestra gente. El sistema político universitario no se queda atrás: una pandilla de ladrones y bandoleros con capucha, no son superhéroes, aunque el guaro y los puros hagan creérselo, usan la Huelga como excusa para delinquir mientras el rector, decanos y
exdecanos, secretarios, consejeros y miembros de juntas directivas se reparten el botín con abrazos, sexo y drogas. Es un reality show de altísimo presupuesto que ellos se distribuyen. Así, entre risas y lágrimas, la USAC se hunde en su propia parodia.

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