Bulos parlamentarios y sus razones ocultas

Zurdo

Miguel Angel Sandoval

El denominado viernes negro del congreso, no dejo quieto a nadie que pretenda entender la política nacional. Al menos si le damos crédito al Pelex y las redes, o el titular de PL el lunes 25 de noviembre, pues ese día el mp hizo hasta lo imposible para que los diputados no votaran en favor de las reformas a la ley contra el crimen organizado. Pero de forma clara y abierta, los más conspicuos en el mapa de corruptos, como el felipao, el masto, y algún narco disfrazado de diputado. Todo debido a que la reforma a la ley sobre el crimen organizado lo que busca es borrar los errores y horrores de fondo y anticonstitucionales.

El punto es concreto. Con la actual ley del crimen organizado, se puede judicializar cualquier actividad política, suspender a cualquier partido o negar los derechos políticos elementales a cualquier ciudadano. En especial si quienes usan la ley como está, son expertos en el acoso sistemático a quienes quieren hacer de la política la herramienta para los cambios o para intentar reformas institucionales en un país que está urgido de las mismas.

En otras palabras, cómo se entiende dicha ley, y con el uso que se haga de ello, se sustituye en los hechos a la LEPP y con ello se viola la constitución de la República y todos los derechos `políticos de los ciudadanos.  Dicho de otro modo, hoy esa ley es la espada de Damocles sobre la cabeza de los políticos, y, sobre todo, la principal herramienta del lawfare tan de moda por los que se oponen a los cambios, a la democracia, al debate de ideas. Es, por tanto, el arma de los obtusos, de los reaccionarios en sentido estricto, y de los fachos de corazón.

Se votó antes la ley para suprimir el abuso en las multas de tránsito, en donde por la vía de las camaritas y los teléfonos inteligentes, se practica la extorsión a la ciudadanía. En lo personal tuve que pagar por multas inexistentes o no me daban la solvencia para conducir vehículo. Así a cientos o miles. Por ello la importancia de la ley que se había votado poco antes de entrar a discutir la ley contra el crimen organizado.

Pero como se sabe, esa ley represiva y contraria a la democracia tiene sus padrinos, que, si usted no lo sabía, son los que se esconden en los albañales del poder y desde ahí quieren mantener intacto un régimen desfasado y que pugna por mantener la camisa de fuerza de las políticas represivas de antes, de la guerra fría, pero, sobre todo, mantener la práctica de la corrupción indetenible. Y para ello hay que someter a los opositores y gentes de ideas progresistas, con leyes represivas o que interpretadas de forma antojadiza se convierte en represivas.

Quieren mantener por huevos o por candelas, los contratos con coimas del 15 o 20 % o más, para obras de pésima calidad. Al mismo tiempo, mantener intactas las leyes antinacionales como la de minería con 1 por ciento para el país y 99 por ciento para las mineras extranjeras que además nos dejan sin los recursos naturales y con graves daños al medio ambiente. Es un negocio de bobos, pero dan coimas y eso es lo que cuenta. Y si usted sigue la pista de los contratos petroleros y de las ampliaciones, se puede llevar una sorpresa y encontrar a mas de un diputado de partidos que avalan esos negocios por lealtad a sus patrones. No escribo al tanteo.

Y me remito a los hechos. En los años que van desde el gobierno de Arzú a la fecha, la obra pública fue privatizada de manera completa y el resultado es una porquería, además de una corrupción de escalofrío. Dos ejemplos: el aeropuerto fue en por lo menos dos ocasiones “remodelado” y el intento actual ya vemos que no dará mejores resultados. Solo pensemos, un aeropuerto remozado o remodelado en dos ocasiones en 20 años es una locura, pero como es la teta del estado de la cual se aprovechan los negocios privados, pues ahí tiene la explicación. El punto es que luego de dos grandes remozamientos el aeropuerto es en verdad una basura, de tercer mundo. Cualquier país de la región tiene uno o dos o tres, mejores que el flamante de la ciudad se Guatemala.

O están los tomates de la época del conejo en tu muni que es un robo escandaloso con el consiguiente caos del transporte urbano que vemos en la actualidad. Es la misma chatarra que ahora utiliza el payaso de Mixco. Y ese nivel de negocio es el que se pretende esconder, tapar y proteger a los responsables. Por eso la insistencia en meter las interpretaciones legales para bloquear proyectos que quieren sanear el país. Ese es el fondo que se esconde en los amparos y procesos ilegales, espurios. La lista es larga y ahora todo se pretende esconder con la idea de alianzas público-privadas o lo que es lo mismo, que el estado asuma las perdidas y los privados las ganancias. Ese tipo de alianzas ya tronaron a nivel mundial, pero solo en nuestro país con la cobertura de la corrupción y la impunidad, junto con el lawfare, se pretende mantener.

Pero es necesario puntualizar varias cosas. Lo primero es que se pretende judicializar la política al tope y desaparecerla como categoría filosófica y ética, y al mismo tiempo impedir que la política tenga como divisa el bien común, y de forma simultánea copar el sistema judicial en todas sus expresiones. Con ello, adiós la democracia. Está, además, un segundo aspecto, que consiste en que la política transita por la ruta peligrosa de los amparos y toda clase de recursos legales. Ya no hay debate de ideas, propuestas políticas ni nada de eso. Hay acusaciones, shows u cualquier cosa con el consiguiente deterioro de las prácticas políticas. En otras palabras, la política se convirtió en un fangal o de forma más clara, en un mierdero.

Es por ello inconcebible que unos cuantos diputados pretendan oponerse a las reformas a la ley del crimen organizado, a pesar de que la misma es como ya se dijo, una espada que pende sobre sus cabezas. Ojo, de todos, no solo de Semilla y de quienes actúan en el congreso para tratar de impulsar reformas políticas indispensables para el desarrollo de nuestro país. Es por ello que muchos esperarían que, en los próximos días, la reforma a la ley del crimen organizado sea aprobada. Es lo menos que podemos esperar de los llamados partidos políticos y de los autodenominados políticos chapines.

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