Tormentas en vasos vacíos

Zurdo

Miguel Angel Sandoval

Llama poderosamente la atención la forma en que algunas voces de la izquierda continental han reaccionado a la postura de Brasil que puso pausa al ingreso de Venezuela a los Brics en la reunión de Kazán. No es algo leve, en verdad tiene mar de fondo, pero no tanto para dramatizar y hacer de eso un pequeño show y olvidar de paso que se trata de contradicciones al interior de fuerzas progresistas.  Quizás lo que preocupa más son los tonos subidos de funcionarios que por la jerarquía de sus cargos, bien podrían ser mas mesurados, equilibrados, maduros, y no tirar los años de buenas relaciones con Brasil por la ventana.

Especialmente cuando se conoce que Brasil es país del continente latinoamericano que abre las puertas de los gobiernos progresistas a una opción alternativa a las estructuras dominadas por el capitalismo global. En donde, además, el nuevo banco de desarrollo de los Brics, esta dirigido por la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff, con el claro apoyo de Lula. Debatir en el tono que ahora se utiliza, es como se dice, tirarse un escopetazo al pie. Pero, sobre todo, olvidar que durante años la tónica de los debates entre fuerzas progresistas ha sido lo contrario.

Una cosa es cierta. Venezuela debe entrar a los Brics si no en esta, en la próxima reunión. Es cosa de tiempo. Nada hay que impida, de fondo, que un país como Venezuela, sea parte de una alianza de excluidos que lo único que quieren es un trato mejor para sus países y sus economías, lo que los Brics defienden. A los Brics no entran países por sus inmaculadas credenciales democráticas, pues se trata de una alianza económica, financiera, no se trata de un concurso de simpatía democrática. Son los hechos.

Aquí es imponderable hacer una consideración. Si bien Rusia es el anfitrión, cofundador de los Brics con Brasil, China y la India, no es menos cierto que su mirada benevolente hacia el gobierno de Nicolas Maduro, esta barnizada de una elemental dosis de geopolítica. Todo en su enfrentamiento global con el imperialismo norteamericano y sus aliados y cómplices de la Unión Europea. Vistas las cosas como son, ni Rusia es el modelo de capitalismo que queremos, pero tampoco es el modelo de socialismo a que aspiramos. Sus movimientos como gran potencia, son de naturaleza geopolítica. Nada más.

Si somos medianamente maduros, es necesario señalar que Arabia Saudita no es un dechado de virtudes democráticas. Tiene petróleo y eso es lo que cuenta. Adicionalmente, tiene una posición geopolítica de interés. A partir de ahí, son otros cien pesos.  Por ello me parece que hay una visión limitada en la postura y análisis de Brasil ante Venezuela. Si Venezuela es bienvenido en los Brics no es por sus credenciales democráticas, lo cual no es tema de discusión, sino por su condición de país petrolero que además tiene una posición geopolítica envidiable, de cara al caribe y con fronteras con países como Colombia, Brasil, Guyana, alguno más. Fuera de sus diferencias frontales con la potencia regional, los EEUU.

Me parecen insostenibles los gritos destemplados que vienen desde varios lugares y protagonistas, para decir que Lula es agente de la CIA, que se convirtió en el caballo de toya en los Brics al servicio del imperialismo. El debate merece mas seriedad. Solo quiero recordar que Lula salto al mundo como un dirigente obrero en el Brasil de los militares y es constructor de la democracia brasileña para salir de las dictaduras militares. Para lo cual fundó el Partido de los Trabajadores, con dirigentes provenientes de los sindicatos de ese país, algo inédito en nuestro continente.  Que el Foro de Sao Paulo es una iniciativa de Fidel y Lula en un momento agudo de la crisis mundial de las fuerzas progresistas, de izquierda, revolucionarias. Y sobre esto no hay discusión posible.

En otros términos, no se pueden decir, entre organizaciones hermanas como se dice o en este caso entre gobiernos del mismo signo, sin consecuencias, los calificativos y adjetivos que se han tirado desde una izquierda desmemoriada. Adicionalmente, en el ámbito de los Brics, Lula apoyó el ingreso de Bolivia y de Cuba. Y esto no es nada que agrade a los enemigos de Venezuela. Hay que tener una mirada mas global de los temas.

Escuchando con detenimiento los propósitos de Lula, hay una cosa que queda clara: hay implícito un reclamo a la oferta de Nicolas Maduro para enseñar las pruebas de su victoria electoral. Es lo mismo que pidió Gustavo Petro y que de forma más flemática lo hizo AMLO. Pero el tema es que Nicolas Maduro optó por no hacer esto, y con ello abrió la vía ancha para que el proyecto imperialista tomara cuerpo. Los datos son elocuentes. Es cierto que el esquema preexistente era cuestionar las elecciones venezolanas como fuera, con el resultado que fuera. Pero no avanzar en dirección a enseñar las actas implicó perder un as en la opinión mundial. Y se entiende todo lo relacionado con la soberanía, aunque no con la falla en los eventuales compromisos políticos con sus más probados aliados, realizados fuera de nuestra mirada.

Pero, además, en el campo de los procesos electorales y conductas democráticas, no se puede permitir que la democracia sea vapuleada por nuestros errores. Nuestra apuesta es por una democracia real, funcional, no de fachada como hubo en el pasado. Por eso la importancia del debate actual. Creo como decía, que Venezuela debe ser parte plena de los Brics, y que Brasil deberá continuar jugando su rol de líder continental en ese proyecto. Ello entraña que Lula y su gobierno admitan que fueron celosos en demasía y que más adelante, optarán por abrir las puertas a un hermano en los Brics.

Creo que es momento que instancias como el Foro de Sao Paulo aborden temas de esta naturaleza para resolver los diferendos de forma política, democrática, entre corrientes del mismo caudal progresista. Los improperios no son bienvenidos. Recuerdo de ultimo, que los Brics no fueron creados como observatorio democrático, para temas políticos, ni están creados para ello, o para diferencias entre miembros o aspirantes a serlo. Si son temas financieros o económicos, bienvenidos, no juicios de valor sobre temas democráticos que no son parte de su competencia.

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