Un país atrasado en educación está condenado al fracaso

JAIROaLARCO

Autor: Jairo Alarcón Rodas

Compadece a la nación que no levanta su voz sino cuando camina en un funeral, que no se vanagloria más que entre sus ruinas, y que no se rebela sino cuando su cuello ya está entre la cuchilla y la piedra.

Gibran Jalil Gibran

Un país, pese a caracterizarse por tener un territorio, poseer una cultura, contar con recursos naturales y económicos y al menos un idioma con el cual comunicarse, se establece por las personas que viven en él, Muchas de ellas que, con sus aportes y fuerza de trabajo, contribuyen al desarrollo de la nación y, desde luego, a su bienestar. Personas que poseen una idiosincrasia, las que con sus hábitos, rasgos peculiares y costumbres, es decir, con su forma de proceder y comportamiento, muestran lo que son. De ahí que un país, lo hace su gente.

Curiosamente, algunos sectores de Guatemala, presumen que el país posee una cultura milenaria, rica en legados arquitectónicos, en saberes astronómicos, en tradiciones, en folclore, sin embargo, pese a ello, no pueden negar que viven en una constante crisis, que gran parte de su población practica malas costumbres, que no tiene idea de lo que es urbanismo.

De ahí que, el solo hecho de aceptar que la corrupción es algo normal es sinónimo de que la sociedad está muy mal. Buscar el origen de tal situación obliga a una revisión pormenorizada de la historia, ya que el presente de todo pueblo es el resultado dialéctico de las contradicciones de su pasado.

Atendiendo a tales requerimientos, no se puede dejar de mencionar el legado de la brutal Conquista española, el dominio criollo, la reaccionaria e intransigente actitud de la oligarquía dominante, los años de terror vividos durante las dictaduras militares, los gobiernos corruptos, la actual cooptación del Estado, la apatía de los guatemaltecos.

Sumado al oscuro legado histórico, no se puede esperar un proceder diferente cuando la educación de un país está por los suelos, cuando las elementales formas de comportamiento urbano de sus habitantes son de lo más rudimentario y, consecuentemente, no hay respeto a las normas de convivencia, ya que prevalece el beneficio personal, obtenido a través de violentar los derechos de los demás, sobre la armonía y el respeto social.

Claro es que un pueblo ignorante es más fácil de manipular, de engañar, de seducir y esa fue la estrategia de las élites dominantes de este país que da respuesta, más no justificación, a la conducta de muchos guatemaltecos y al pobre acomodamiento en el que viven.

Guatemala es líder en la región al ostentar el presupuesto más reducido en educación. Pero, de qué serviría un presupuesto mayor cuando a los encargados de la educación únicamente les importa su beneficio personal y utilizan esos recursos simplemente en incrementar los salarios de funcionarios y del gremio magisterial. Un salario digno es esencial para todo trabajador, pero éste debe estar garantizado a partir de un trabajo honesto.

Educación domesticadora, ausencia total del pensamiento crítico, improvisación y clientelismo, desinterés en la implementación de modelos educativos liberadores, son la causa del comportamiento ineficiente de muchos estudiantes, lo que repercute en el desarrollo del país y su población. Siendo la educación uno de los pilares fundamentales de toda sociedad, el magisterio que lo hace patente constituye el eje central, lo que en Guatemala representa el problema medular.

Como consecuencia, parafraseando a Paulo Freire, la educación como práctica de la dominación, mantiene la ingenuidad de los educandos, pretendiendo con ello, dentro de su marco ideológico, indoctrinarlos en el sentido de su acomodación al mundo de la opresión. Ese es efectivamente, el modelo educativo que se práctica en todos los niveles de educación en Guatemala, contando, como siempre, con algunas excepciones.

De ahí que el sindicato magisterial, EL STEG, para el que seguir llenando sus bolsillos es lo único relevante, si son atendidas sus demandas no tiene ningún escrúpulo ni reparo alguno en pactar con gobiernos corruptos, con políticos que han hecho de este país un Estado fallido y, por añadidura, de la educación en Guatemala, una vergüenza.

Teniendo por líder a Joviel Acevedo, un gánster del sindicalismo, nefasto personaje del magisterio, que ha pisoteado la noble misión de educador y uno de los principales responsables de la miseria educativa del país, la sociedad guatemalteca no puede progresar. Guatemala ocupa el 136 lugar en el índice de desarrollo humano, de 193 países del mundo, por debajo de gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, criticados por la derecha de este país

En el año 2022, Guatemala se encontraba en el puesto 77 de 81 países en las pruebas PISA, prueba que constituye un examen estandarizado de carácter internacional, que evalúa el rendimiento de estudiantes de 15 años en áreas como la lectura, matemáticas y ciencias. Lo que constituye un indicador de cómo está la educación del país.

Por aparte, según UNICEF en su informe del año 2023, en educación, Guatemala destina solo el 3.1% del PIB (gasto total), mientras que Costa Rica el 6.7%, Honduras el 6.4% y El Salvador el 4.1%. En el mismo sentido, Guatemala destina solo el 1.3% del PIB para la protección social (gasto total), mientras que el promedio en América Latina es del 5.3%, el Salvador destina el 4.6% y Costa Rica el 4.1%, siendo el más bajo de Centro América. Sin embargo, los robos por parte de funcionarios de Estado, de Alejandro Giammattei fue descomunal.

La ignorancia se multiplica en Guatemala y, lo que es peor, la mayoría considera que tiene todas las repuestas. La educación superior no es la excepción y la universidad de San Carlos está lejos de ser un ejemplo para las demás universidades del país. El nivel educativo ha bajado ostensiblemente y tanto docentes como estudiantes se han acomodado a partir de un convenio en el que los docentes exigen muy poco y los estudiantes no le hacen ningún problema en su evaluación para poder subir en su escalafón, evaluándolos positivamente.

Con honrosas excepciones, la academia está ausente de las aulas universitarias, ya que docentes no se responsabilizan de los cursos que imparten, acomodados rinden lo mínimo y, por aparte, estudiantes evaden la responsabilidad que contraen al asignarse los cursos. No obstante, aprueban los cursos, se gradúan, convirtiéndose muchos en piezas del engranaje del sistema. Y así, mientras menos exijan los docentes, mayor displicencia será por parte de los estudiantes y el proceso de enseñanza-aprendizaje será un fracaso, será un engaño. Con tal formación universitaria, no se puede esperar que este país progrese, cambie, se desarrolle.

Y así, las más elementales normas de urbanismo les son ajenas a la mayor parte de habitantes de este país, con solo mencionar la educación vial, en donde a los motociclistas les importa muy poco la razón del porqué de los semáforos, los conductores de automóviles ignoran la importancia del uso de los pide vías o de la función esencial del paso de cebras y lo que es más cuestionable, con la complacencia de los policías de tránsito. Qué decir de la basura, del ornato, de la limpieza de las calles y avenidas. Esas personas no tienen ni la mínima idea de lo que es vivir en sociedad y de lo que representa adquirir derechos, pero también obligaciones.

Un país con esas características, en donde la ignorancia pulula por doquier, en el cual sus habitantes no se responsabilizan de sus actos, a los que les interesa muy poco adquirir conocimiento para ser mejores ciudadanos, mejores personas y a los que les importa muy poco las políticas de Estado, sin duda, está condenado a la ruina y, lamentablemente, ese es el caso de Guatemala.

Ciudadanos irresponsables, acostumbrados a la corrupción, acomodados dentro de la mediocridad, no dan lo mejor de sí, por el contrario, aprovechan cada oportunidad que se les presenta para obtener un beneficio personal, para sacar ventaja sobre los demás. Seres individualistas, egocentristas ha creado el sistema capitalista. Y en este país, en el que la alienación se proyecta a través de la deficiente educación y los medios de comunicación, muchos creen que, con emprendimiento y voluntad, todo guatemalteco podrá salir de la pobreza, lo que contrasta con los indicadores del país, con las condiciones de miseria y violencia.

Es ese estar ajeno de lo que significa vivir en sociedad lo que causa la crisis y ello solo se puede desterrar, a partir de una educación dialógica, crítica, reflexiva. La educación debe ser comprometida, crítica y revolucionaria dice Henry Giroux. A su vez, Krishnamurti señala que el propósito de la educación es cultivar una relación correcta, no solo entre individuos, sino también entre el individuo y la sociedad, al igual que lo que aspira y se describe en la Paideia griega, una educación que va más allá de la mera instrucción formal, que busca la formación de ciudadanos virtuoso y responsables, que se desarrollen en todos los ámbitos, incluyendo lo intelectual, moral, físico y emocional.

Pero, para ello, también se debe luchar en contra de la miseria, de las asimetrías sociales, oponerse férreamente a la explotación del hombre por el hombre, pelear en contra del hambre, de la corrupción, de los flagelos que existen en muchos lugares de Guatemala y no permiten su desarrollo.

Continúa Giroux, solo a partir de una educación que vaya más allá de la transmisión de conocimientos técnicos, que enseñe a pensar críticamente, a cuestionar las narrativas dominantes y a buscar la verdad por sí mismos, la educación tendrá una efectiva labor liberadora, lo que está lejos de ser una realidad en este país. Sin embargo, es el momento de enderezar el rumbo de la educación pues en ello está el destino de Guatemala.

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