Un debate con una ganadora inesperada

Mario

Mario Rodríguez Acosta

Los debates presidenciales en Estados Unidos tienen un guion preestablecido, y por mucho que se diga, todo está fríamente calculado, y con el tiempo han perdido hasta el interés de los propios votantes gringos.  

Al final, así también se muestra la decadencia del imperio norteamericano.

Pero para el resto del mundo estos debates siguen siendo fundamentales para comprender, matizar o sufrir las consecuencias de las decisiones que toman los, hasta ahora, reyes del mundo.

El debate de ayer solo pudo defraudar a los demócratas.

Por mucha cafeína que le den a Joe Biden, la edad del candidato ya no está para un segundo mandato. No tiene las energías suficientes, ni la claridad necesaria para afrontar los retos que tiene la presidencia. Con frases entrecortadas, ideas incoherentes y posturas tibias quedo como un claro perdedor.

Además, Biden demostró que no tiene oportunidad alguna para remontar la ventaja que ahora mismo tiene Trump. La edad de Biden es el mayor escollo. La pobre imagen que proyecta, no solo no genera confianza, más bien proyecta preocupación.  

Donald Trump en cambio fue agresivo, eludiendo temas fundamentales en su contra, como las imputaciones a las que se enfrenta, incluyendo el asalto al capitolio. Biden en cambio fue vacilante, confuso a la hora de hilvanar ideas e incoherente en muchos aspectos.

Lo que deja el debate es la imagen reforzada de un Trump mentiroso y confiado en la ventaja que ya tiene.

Eso desató el pánico entre los altos cargos del partido demócrata. Abiertamente se está hablando de tener un plan B, un reemplazo para su candidato. Y si esto se consuma, la gran ganadora del proceso sería sin dudas que la ex primera dama.

En Guatemala, el pacto de corruptos, encabezado por la fiscal general Consuelo Porras hace campaña de manera abierta por Donald Trump. Piensa que estando Trump en la Casa Blanca ella tendría vía libre para consumar el golpe de Estado y auto proclamarse como presidenta del país.

Lo lamentable es observar al equipo de Semilla y del presidente Arévalo sin reacción frente a un posible triunfo electoral de Trump.

Al final uno solo puede concluir que el debate dejó un claro perdedor en la figura de Joe Biden y una clara ganadora, que, sin participar, al parecer ya tendría un espacio ganado para derrotar a Trump, y ella es Michelle Obama.

Para Consuelo de Arévalo, la ganadora no es la señora del pacto de corruptos.

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