Sergey Glazyev: ‘El camino hacia la multipolaridad financiera será largo y rocoso’

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PEPE ESCOBAR, ANALISTA INTERNACIONAL

La división en dos bloques parece inevitable: una zona dolarizada -con la eurozona incorporada- en contraste con la mayoría del Sur Global que planifica un nuevo sistema financiero y una nueva moneda para el comercio internacional…

La sede de la Comisión Económica de Eurasia (CEE) en Moscú, vinculada a la Unión Económica de Eurasia (EAEU), es posiblemente uno de los nodos cruciales del mundo multipolar emergente.

Allí me recibió el Ministro de Integración y Macroeconomía, Sergey Glazyev, para una discusión exclusiva sobre la geoeconomía de la multipolaridad.

Glazyev estuvo acompañado por su principal asesor económico, Dmitry Mityaev, quien también es secretario del consejo de ciencia y tecnología de la Comisión Económica Euroasiática (CEE). 

La Union Económica Euroasiática está formadas por Rusia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán y Armenia. Actualmente, el grupo se dedica a establecer una serie de acuerdos de libre comercio con naciones desde el oeste de Asia hasta el sudeste de Asia.

Nuestra conversación fue improvisada, fluida y directa al grano. Inicialmente había propuesto algunos puntos  que giraban en torno a las discusiones entre la EAEU y China sobre el diseño de una nueva moneda basada en oro/commodities sin pasar por el dólar estadounidense, y si sería posible – de manera realista- que la EAEU, la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO), y BRICS+ adoptarán el mismo diseño de moneda.

Glazyev y Mityaev fueron completamente francos. Si bien los temas políticos extremadamente delicados deben permanecer fuera del registro, lo que dijeron sobre el camino hacia la multipolaridad fue bastante aleccionador, de hecho, fue pura realpolitik.

Glazyev enfatizó que la CEE no puede pedir a los estados miembros que adopten políticas económicas específicas. Aunque, hay propuestas serias sobre el diseño de una nueva moneda, la decisión final recae en los líderes de los cinco miembros permanentes. Eso implica voluntad política de Rusia , porque el país  representa más del 80 por ciento del comercio de la UEEA.

Es muy posible que se produzca un impulso renovado después de la visita del presidente chino, Xi Jinping, a Moscú el 21 de marzo, para sostener conversaciones estratégicas con el presidente ruso, Vladimir Putin.

Sobre la guerra en Ucrania, Glazyev enfatizó que, tal como está la situación, China se está beneficiando mucho, ya que su economía no ha sido sancionada, al menos no todavía, ni por EE. UU. ni por la Unión Europea… y Beijing está comprando petróleo y gas rusos a precios muy reducidos. Los fondos que los rusos están perdiendo en términos de venta de energía a la UE  serán compensados por el oleoducto Power of Siberia II que se extenderá desde Rusia a China, a través de Mongolia, pero esto llevará algunos años.

Glazyev esbozó la posibilidad que se lleve a cabo un debate sobre una nueva moneda dentro de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO), pero los obstáculos podrían ser fuertes. Una vez más, dependerá de la voluntad política, en este caso de Rusia-China: una decisión conjunta de Xi y Putin, con aportes de India, y de un Irán, rico en energía, cuando se convierte en miembro de pleno derecho.

Lo que es realista ahora es aumentar el comercio bilateral en las monedas nacionales, como lo está haciendo Rusia-China, Rusia-India, Irán-India, Rusia-Irán y China-Irán.

Esencialmente, Glazyev no ve a una Rusia, que está fuertemente sancionada, asumiendo un papel de liderazgo en la creación de un nuevo sistema financiero global. Este liderazgo puede recaer en la Iniciativa de Seguridad Global elaborada por China. 

Sin embargo, la división en dos bloques parece inevitable: una zona dolarizada -con la eurozona incorporada- en contraste con la mayoría del Sur Global que planifica un nuevo sistema financiero y una nueva moneda para el comercio internacional. Claro que a cierto nivel, las naciones individuales seguirán haciendo negocios en sus propias monedas.

El camino hacia la ‘deslocalización’

Glazyev siempre ha sido un feroz crítico del Banco Central de Rusia, y reiteró su opinión, recogida en su libro La última guerra mundial. No dejó de enfatizar que la lógica estadounidense es dañar la economía rusa en todos los frentes, mientras que los motivos del Banco Central de Rusia suelen hablar con un eufemismo: «cuestiones serias».

Dijo que se han enviado a Putin propuestas detalladas para reorientar el Banco Central, pero no ha habido respuesta. También evocó el tema extremadamente delicado de la corrupción que involucra a oligarcas que, por razones inescrutables, no han sido marginados por el Kremlin.

Glazyev advirtió durante años que era imperativo que Moscú vendiera los activos de divisas colocados en EE. UU., Gran Bretaña, Francia, Alemania y otros países, pero como no se hizo esta falta de decisión política terminó facilitando las sanciones contra Rusia.

Estos activos deberían haber sido reemplazados por inversiones en oro y otros metales preciosos; acciones de valores de productos básicos altamente líquidos; en valores de los estados miembros de EAEU, SCO y BRICS; y en capital en organismos internacionales con participación rusa, como el Banco Euroasiático de Desarrollo, el Banco Interestatal de la CEI y el Banco de Desarrollo BRICS.

 Al menos, parece que ahora el Kremlin es plenamente consciente de la importancia de ampliar la infraestructura para apoyar las exportaciones rusas. Eso incluye la creación de mercados de intercambio internacional para el comercio de bienes primarios rusos dentro de la jurisdicción rusa y en rublos; y la creación de redes internacionales de ventas y servicios para productos rusos con alto valor agregado.

Para Rusia, dice Glazyev, el desafío en su política monetaria es modernizar el crédito. Y para evitar el impacto negativo de las fuentes financieras extranjeras, la clave es la monetización interna, “incluida la expansión del refinanciamiento a largo y mediano plazo para las empresas manufactureras y las entidades gubernamentales. También es aconsejable reemplazar los préstamos de bancos y corporaciones extranjeras ”.

Entonces, el camino imperativo para Rusia, ahora es la «deslocalización». Lo que esencialmente significa deshacerse de una “dependencia súper crítica de sus contornos de reproducción de las instituciones legales y financieras anglosajonas”, una dependencia que ha significado para Rusia “pérdidas sistemáticas de su sistema financiero simplemente por la diferencia de rentabilidad entre el capital prestado y el colocado”. .”

Glazyev esta convencido que mientras no haya una reforma del Banco Central Ruso, cualquier discusión seria sobre una nueva moneda adoptada por el Sur Global enfrenta dificultades insuperables. 

Los chinos, fuertemente interrelacionados con el sistema financiero mundial, pueden proponer nuevas mecanismos ahora que Xi Jinping, de forma oficial , ha dicho que Estados Unidos ha provocado una Guerra Híbrida contra China

Lo que parece estar muy claro es que el camino hacia un nuevo sistema financiero diseñado esencialmente por Rusia-China y adoptado por vastas franjas del Sur Global seguirá siendo largo, rocoso y extremadamente desafiante. 

Las discusiones dentro de la EAEU y con los chinos pueden extrapolarse a la OCS e incluso a los BRICS+. Pero todo dependerá de la voluntad política y del esfuerzo político desplegados conjuntamente por la asociación estratégica Rusia-China.

Es por eso que la visita de Xi a Moscú la próxima semana es tan crucial. El liderazgo tanto de Moscú como de Beijing, en sincronía, ahora parece ser consciente que Washington está desplegando una Guerra Híbrida de dos frentes.

Esto significa que su asociación estratégica, es el máximo anatema para el Imperio liderado por los EE. UU. y que asociación Rusia -China solo puede prosperar si implementan conjuntamente un conjunto completo de medidas, entre se destacan:: instancias de poder blando, profundizar el comercio en sus propias monedas, una canasta de monedas   una nueva moneda de reserva que no sea rehén del sistema de Bretton Woods que legitima el capitalismo financiero occidental.

Observatorio de la crisis

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