PROVOCATIO: Porosidad peligrosa. Parte I.

José Alfredo Calderón E.

Con cinco meses de gobierno, difícilmente se puede obviar el desgaste de la figura presidencial. Hay muchas razones para ello y, por supuesto, no todas dependen de las acciones del mandatario.

Debe recordarse el pentagrama político que sirve de marco a la toma de posesión del nuevo gobierno y que puede explicar la gravedad del desgaste que apuntamos:

  • El triunfo no solo fue sorpresivo sino producto de diversos factores. En otras palabras, el voto masivo tiene varios afluentes, no todo corresponde a la popularidad de Semilla o de Arévalo.  Quienes han sido más enfáticos en esto han sido los pueblos indígenas, que ratifican que el apoyo a la democracia fue más importante que el apoyo a un partido o candidato en particular.
  • Una tercera parte de los votos se decidieron enfrente de las mesas electorales y otra tercera parte en la semana previa a los comicios. Diversos acontecimientos, como la plancha del candidato de VOS al apoyar a la familia Arzú, terminaron por desviar el voto a favor del binomio de Semilla.
  • Es el binomio menos votado en la historia de la apertura democrática. Los números lo reflejan muy claramente, lo cual, incide en el posible apoyo de la base social a la hora de tomar calles para defender el voto democrático.
  • El camino para la toma de posesión fue sumamente tortuoso y aunque el sector menos primitivo de las élites terminó por apoyarles, no fue una ayuda incondicional. En el mismo sentido, la cantidad de compromisos para llegar (la mayoría no públicos) ataron de alguna forma el proyecto original de Arévalo y Semilla. Si no, vean las anunciadas alianzas público-privadas.
  • El desgaste sufrido al defenderse de tanto ataque sistémico, permanente y mal intencionado, así como un proceso de transición no solo insípido sino inoperante, los desenfocó de lo estratégico y les restó energías y lucidez para iniciar la gestión. La improvisación se evidenció y como mala consejera, reaccionaron con soberbia a las críticas bien intencionadas, en lugar de concentrase en los ataques del verdadero enemigo: El pacto de corruptos.

Estos cinco hechos marcaron el arranque de lo que se dio en llamar “La Nueva Primavera”.  De la euforia inicial, se ha pasado a una honda preocupación por el futuro inmediato, pues está claro que tanto el legislativo como el judicial, no son aliados. Lo que se vendió como una alianza democrática en el Congreso, en realidad fue un pacto improvisado y fugaz, con el INRI que los supuestos aliados, fueron los mismos que venían atentando contra la democracia y el Estado de derecho en el gobierno anterior. Incluso los diputados con etiqueta de progres terminaron por darles la espalda, como el caso del partido VOS y los supuestos disidentes de la UNE.

Otro factor de debilitamiento es la suspensión del partido Semilla, así como el acoso del Ministerio Público, magistrados de la Corte de Constitucionalidad, algunos jueces y prácticamente toda la institucionalidad pública, convenientemente cooptada con anterioridad.

También se equivocan quienes afirman que el triunfo electoral les dio el poder en el Organismo Ejecutivo, lo cual ya he explicado en otras columnas. En consecuencia, si bien tienen algún margen de maniobra desde el gabinete, en términos sistémicos, tienen todo en contra.

Otro aspecto sobredimensionado es la potencial respuesta popular que no sería lo multitudinaria e incondicional que muchos esperan. El desgaste ha calado hondo y la porosidad del nuevo gobierno y su figura presidencial, es aprovechada por las redes clientelares y los operadores mafiosos que, al oler la sangre, arrecian los ataques.  Además de las puyas tradicionales, ahora juega en contra la duda y la incertidumbre de quienes apoyaron con todo al nuevo proyecto.

Finalmente, el resultado de la próxima elección de comisiones de postulación y la posterior elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia y las Salas de Apelaciones, terminará por consolidar un sistema de justicia totalmente en contra. Ya mencioné en columna anterior, cómo los sectores democráticos siempre llegamos tarde, mientras las mafias nos llevan gran anticipación y ventaja.

La porosidad de la imagen presidencial es muy peligrosa, pues de llegar a un punto de no retorno, los efectos trascienden a Semilla y Arévalo; sobre todo, en términos de construcción de un futuro diferente. Se empieza a oler la dentina de lo que podría pasar en 2027 (o antes, de seguir así).

En la segunda parte escribiré sobre los desaciertos y los aciertos mal comunicados que sirven de base a esta pérdida de popularidad. La última encuesta efectuada por CID-Gallup termina por respaldar lo que se afirma en esta columna.

José Alfredo Calderón E.

Historiador y analista político

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