Prácticas Estratégicas

Fernando Cajas
La lucha contra la corrupción fue y es la punta de lanza del gobierno de Bernardo Arévalo. Sin reducir la corrupción no será posible que la mayoría de nuestros fondos, nuestros impuestos, lleguen a la población en forma de: Hospitales medianamente dignos, al menos con electricidad y agua, medicinas, personal médico y sanitario; carreteras más o menos decentes, que no estén sobrevaloradas en un 50% y que al mismo tiempo no sirvan, sistemas de transporte público decente, recuperación de los puertos y aduanas; fuentes de aguas limpias, sin heces, sin basura, sistemas de tratamiento de agua, sistemas de riego por goteo eficiente, recuperación de manantiales, cuidado del agua subterránea y mapeos dinámicos hidrogeológicos, programas intensos de reforestación; reducción de emergencia de la desnutrición infantil; mejora sustantiva de los aprendizajes estudiantiles y docentes al menos en matemática, lenguaje y pensamiento crítico y un largo etcétera. ¡Vaya tarea para el gobierno de Arévalo!
A esa lista se puede agregar mucho más debido a que este país no país, esta finca que nace de las profundas contradicciones racistas, machistas, clasistas aun no logra encontrarse a si misma para convertirse en país para todos y todas, lugar de oportunidades para muchos y no para pocos, poquísimos. Pero no se puede tragar ansias ni vivir eterna y únicamente peleando contra los corruptos. Paralelamente hay que hacer otras cosas prioritarias para el país. Es urgente una estrategia. Estrategia significa hacer selecciones de lo que se va a hacer y de lo que no se va a hacer. No se puede hacer todo y de todo y para todos. Hacer de todo significa no ser estratégico y en el fondo es hacer nada. Pero ser estratégico en un país tan cooptado, usurpado, mancillado, robado, cooptado y donde todo parece ser una urgencia es un enorme reto. Es el reto del presidente Arévalo, pero también es un reto para los y las ciudadanas que queremos un país de verdad.
El gobierno del presidente Arévalo ha venido a transformar la forma en que la práctica social de la corrupción venía funcionando. Desde el 14 de enero ya los corruptos no han tenido forma de negociar con la cabeza del ejecutivo. En ese sentido ahora tenemos un grupo de diputados, no todos, un grupo de empresarios, no todos, y miembros del sistema de justicia, jueces, operadores de justicia, fiscales, no todos, que solían trabajar en función de los intereses corruptos del presidente de turno. Ahora bien, en el interior del ejecutivo, en todos los ministerios, en las secretarías de Estado, en todas el cáncer de la corrupción ha calado profundo. ¿Qué estrategia se puede seguir para trabajar, lograr objetivos y paralelamente luchar contra la corrupción?
La estrategia para salir del subdesarrollo es algo más que eliminar la corrupción, pero hay que salir de la corrupción. Debemos, nosotros, el pueblo, recuperar la Justicia. No es posible que una persona se ponga al frente, usurpe y tergiverse al sistema de justicia de forma corrupta, sin tener las competencias ni las credenciales, porque las falsificó y nos ponga en jaque. Este no es un problema solamente del presidente Arévalo. Él es nuestro representante y este es nuestro problema, la cooptación del sistema de justicia, su politización y su uso para mantener a los corruptos en el poder real. El poder está en el pueblo. La soberanía está en el pueblo.
