México y nosotros

Zurdo

Miguel Ángel Sandoval 

No creo que haya que insistir que estamos contentos, por la enorme victoria electoral de Morena y la coalición progresista en México. Aplausos prolongados.

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Para los guatemaltecos uno de los tantos temas que pueden ser relevantes del proceso político mexicano que llevó a Claudia Sheinbaum  a la presidencia, será observar el desempeño de la primera mujer electa como presidenta de México, que si recordamos, fue visto, durante muchísimos años, como el país prototipo del machismo,  en dónde era verdaderamente impensable que una mujer pudiera ser la abanderada de ese país , la presidenta, la que en las fiestas patrias de septiembre, pronunciará el grito de viva México, viva México, viva México.

Pero más allá de esto, el nuevo rol de la mujer es un hecho adquirido que a partir del 2 de junio, será lo cotidiano en ese querido país.

 Hay otros aspectos a tomar en consideración, a estudiar, y para decirlo con toda claridad, son asuntos que habrá que aprovechar. Me refiero a los programas de desarrollo económico que tiene ese país para los estados del sur que hacen frontera con Guatemala. Al menos es lo planteado en la campaña.

Por razones internas de México, en dónde entra en juego el hecho que se trata de las regiones con menos desarrollo y con una buena presencia del narco, se agrega que en Chiapas hubo no hace mucho, el levantamiento indigena zapatista por causas como la marginación, la pobreza, el racismo, en una palabra, las expresiones del abandono histórico. Lo cual se comparte por nuestro país en las regiones fronterizas con nuestro vecino del norte.

Y ante ese hecho insoportable, hay medidas económicas que se deben tomar si o si. Y es en este contexto que junto con los temas de orden estructural, el  migratorio se inscribe.

En otras palabras como decía en artículo publicado luego del encuentro entre AMLO y Bernardo Arévalo, en la frontera  que será y es ya una zona de oportunidades. Entre otras razones por el tema de las migraciones que nos obliga a políticas comunes y como ya sabemos, los gobiernos de la actualidad, tanto en Guatemala como México,  han optado por las políticas de desarrollo antes que aquellas con la visión de seguridad para abordar el asunto migratorio. 

O dicho con otras palabras, en el desarrollo económico está el futuro de las oportunidades para los migrantes. En este caso concreto, hablo de las migraciones de guatemaltecos. Es algo que está en las manos de dos gobiernos progresistas abordar con nueva visión.

Para dar algunas pistas de esta afirmación: El tren Maya, más allá de algunas críticas que llegan desde sectores defensores del medio ambiente o desde soñadores de los pueblos indígenas en estado originario o natural, ajenos al desarrollo y otras creencias, decía que el tren Maya que puede extenderse a Guatemala es una estupenda oportunidad para vincularse de otra manera al desarrollo del sur mexicano. Subrayo que una vía que pase por Chetumal, Belice y llegue a Guatemala, no atenta en contra del medio ambiente de Guatemala, menos en contra de los pueblos indígenas.

De la misma forma planes para la instalación de industrias y otras actividades en la región del sureste como se le conoce, son otras tantas posibilidades. En especial con el nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum que debe transitar, en el plano económico, en una fase con más acento en las eventuales reformas económicas de las 4 T.

Hay además en la frontera compartida, una sería presencia del narcotráfico y otros delitos colaterales como la trata de personas en sus más diversas modalidades, desde la prostitución al tráfico de niños o de droga. Como se sabe, en este terreno la mejor manera de contrarrestarlo es con políticas de desarrollo y de integración social, antes que con la seguridad pública y las medidas represivas en seco. Es en esta perspectiva que reafirmo que la frontera con México es una oportunidad para el desarrollo de nuestro país que deberá ser capaz de sumarse al proyecto que debe encabezar Claudia Sheinbaum.

Todo ello a partir del hecho que las migraciones deben continuar mientras  no se creen las oportunidades en nuestros países, lo cual es algo que México ya entendió desde hace años, a pesar de que los flujos de mexicanos  continúan pero en este caso con factores como la presencia histórica de mexicanos en territorios que hoy ya constituyen casi mayoría de originarios o connacionales.

Es un momento para fortalecer los lazos económicos o comerciales y dejar de lado las guerritas sin sentido en torno al huevo y pollo, el cemento o las medicinas para citar los casos más conocidos. Pues bien visto el punto, lo que tiene de fondo son intereses monopólicos de grupos oligarcas de Guatemala.

 El comercio abierto debe ver la luz, así como medidas laborales que incluyan visas de trabajo, permisos temporales,opciones especiales a nuestros connacionales, para que en verdad haya un nuevo ciclo en las relaciones económicas, políticas, de seguridad o migratorias.

Finalmente hay un ángulo que me gustaría destacar. A pesar de lo ríspido de la campaña como fue evidenciado en los debates, plagados de ataques personales, el resultado de las urnas y las proyecciones de los conteos rápidos a boca de urna, los medios televisivos, mostraron a la candidata perdedora, reconocer la victoria de Claudia Sheinbaum y decir, aún antes de conocer los resultados oficiales, que reconocía su derrota y el triunfo de Claudia. Asimismo que le había llamado para felicitarle y señalar que un éxito del próximo gobierno beneficia a México entero. En verdad nada comparado con la tozudez de los políticos chapines  que no solo se negaron a reconocer la victoria arrolladora de Bernardo Arévalo, sino que desde entonces conspiran abiertamente sin salir de su discurso derecho-fascistoide.

Parece que en esta perspectiva el triunfo del morenismo en México se constituye en una bofetada a los derechistas o conservadores del continente, y agrego,  de forma particular y ampliada, a los conservadores y corruptos guatemaltecos que tendrán que asumir, qué soplan en la región vientos que son progresistas.

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