La doble moral chapina y cupido

Miguel Angel Sandoval

Me llamó profundamente la atención el drama, propio de un culebrón turco, abierto por un tema de amores ocurridos en mal momento y en mal lugar, o sea en el marco de la administración pública. Pero, sobre todo, en el ámbito de la doble moral que nos caracteriza como sociedad. Al grado que en el gobierno anterior se podía hacer la invocación de la familia, al tiempo de vivir una relación homosexual en la presidencia y en el efímero centro de gobierno; o pregonar de cualquier cosa con contrataciones de edecanes para sexoservidoras, o gritar contra la política de reconocimiento de las diversidades sexuales al mismo tiempo. En estos casos todo era carcajadas. Pero ahora, hay que denostar al implicado y, sobre todo, minar al gobierno en el poder. Todo es bueno para joder al gobierno.

Por ello el secretario de la COPADEH, uno de los pocos espacios que quedan de la firma y agenda de la paz, tuvo que renunciar. En efecto, su tema personal colisiona con normas que se deben respetar en la función pública. Aunque homosexual de closet si se tolera y se habla en vos baja y no tanto. Un amigo incluso le recuerda una orden del general Idígoras, pero junto con el recordatorio no incluye que en esos años se levanto en armas el 13 de noviembre un grupo de oficiales ante el desgobierno.

Dicho esto, me parece que unos y otros perdieron una enorme posibilidad para poner en el centro del debate público las funciones de la secretaria encargada de la agenda de la paz que como sabemos, pasó los últimos años engavetada y en ocasiones con procesos de demolición, que por suerte no contaron con la resiliencia de una agenda de país que espera ser puesta en marcha. Para quienes nunca leyeron la agenda y los compromisos, quizás vale un recordatorio ahora que se discute, por ejemplo, la renovación de cortes. Quien recuerde, puede saber que en los Acuerdos de paz está planteada la reforma del sistema judicial, que incluye la carrera profesional, así como otros temas.

Esto se convirtió en uno de los acuerdos o compromisos, pues desde entonces se tenía la certeza que, en la impartición de justicia y las malas prácticas, así como los procesos de corrupción que se miraban, dejaba al ciudadano desamparado, y algo no menor, hacían de la democracia un cuento chino. En dos platos, a pesar de todo y en contra de todo, la insurgencia propuso una agenda de país que hoy tanta falta nos hace. Y en estas recomendaciones se encontraba la reforma constitucional al tema de la justicia. O sea, algo mas que actual.

Otros temas están igualmente en la gaveta o apenas se intentan retomar por el actual gobierno, entre las cuales temas de la memoria y resarcimiento, que Oswaldo Samayoa trató de impulsar con buen criterio. Pero es necesario insistir en varios temas pendientes: una reforma judicial en profundidad, que impida las groserías que hoy realiza la CSJ o jueces delincuentes como el que mantiene al partido Semilla en el limbo.

De igual forma, la reforma educativa, que pese a algunos esfuerzos no es posible considerarla como tal, cuando hoy, las autoridades del Mineduc impulsan de emergencia, un programa nacional para la lecto-escritura, pues niños de sexto año no entienden lo que leen y llegan a la universidad sin entender los textos académicos. Y la urgencia de la reforma tiene que ver con los contenidos educativos, como cuándo en los contenidos de historia nacional se olvida el contenido y razones de la independencia del 1o de julio de 1823, aunque haya sido saboteada y cooptada, para dejar al 15 de septiembre de 1821 para satisfacción del cacif de la época.

O que no se incluya una reflexión sobre el significado del levantamiento de Atanasio Tzul, en 1820 que lleva a los señoritos que suscriben el acta, a decir con descaro, hagamos esa declaración de independencia, antes que otros (los indios) la hagan. Y eso, me refiero a los contenidos, pues ni aquí ni en China pueden ser el resultado de una reforma educativa. Punto.

De la misma manera, seguimos como país a la espera de una reforma al sistema de salud que nos permita contar con un real sistema de salud integrado, en dónde desde la clínica hasta las medicinas no sean pretexto para negocios de cualquier índole, sino que sean la expresión de un servicio social. Esto es algo pendiente. Y no insisto en el actual estado del sector salud, pues es de sobra conocido por sus falencias y no por su eficiencia.

Hay que agregar lo relacionado con la producción agropecuaria y el recordatorio que existe el fondo de tierras y que es algo indispensable pues a falta de reforma agraria, el mercado cree que puede resolver los grandes temas campesinos de nuestro país. Ya habrá tiempo para saber si esto se realiza o si es uno mas de los esfuerzos que no llegan a buen puerto, aunque en la coyuntura actual mi apuesta es por la consolidación del mecanismo agrario de Fontierras que se intenta poner en marcha.

De la misma forma, siguen pendientes muchos otros puntos de agenda, como es el caso de la reforma política, que incluya la ley electoral y de partidos políticos, con la reducción del número de diputados y entre otros detallitos, que no se permita la reelección indefinida de estos sino como máximo dos periodos. Así como en otro terreno, impulsar las elecciones democráticas de los gobernadores. Como se puede valorar, la agenda de la paz está vigente, y es menester que instancias como la COPADEH se de a la tarea de trabajar en esta dirección.

En otras palabras, no son solo los amores desencontrados lo que nos debe preocupar de esa instancia. Hay muchas cosas por hacer y recordar a la gente. Sin doble moral, sin espanto por lo que se firmó en alguna ocasión, todo a propuesta de la insurgencia pues el gobierno desde entonces carecía de propuestas para que mejorara el país. Por ello el recordatorio que en COPADEH no debemos solo, dedicarnos a cuidar las partes púdicas de los hombres y mujeres que trabajan en esta instancia. La paz y sus compromisos siguen a la espera. Esa es la tarea pendiente.

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