Exclusiones, amparos y guerra de encuestas

Miguel Angel Sandoval
Si por algo puede ser definido el actual proceso electoral es por lo repetitivo. No hay nada nuevo bajo el sol. Tenemos como en 2019, unos 30 partidos, acaso uno mas o uno menos. Igual con candidatos, uno mas o uno menos. Hay varios que fueron excluidos en 2019, como hoy, que ya son varios los que corren con la misma suerte. En 2019 fue Telma Aldana, ahora Telma Cabrera. Aldana tenía el bien ganado prestigio de ser la punta de lanza contra la corrupción desde el MP y por ello fue desechada. La corrupción hizo de Telma el personaje a derrotar. A la fecha vive en el exilio.
Mientras Cabrera se hizo acreedora del odio de clase y racial por representar una postura antisistema. Es la razón por la que fue excluida. En un proceso hubo maniobras legaloides y en el otro también. Lo que no se había producido o al menos no lo recordamos, es la violación a la constitución de la manera que ahora se hace, sin pudor, sin recato. En verdad, con alarde de impunidad y de poder.
De tal suerte, que Zury ríos fue vetada en 2019 por encajar de forma clara en el articulo constitucional 186 o 187. Pero ahora en 2023, se le permite participar, aun cuando el texto constitucional siga sin ninguna modificación. Es de nuevo la CC que se presta a un lavado como un planchado, menos a ser garante del respeto al texto constitucional. La novedad es que un pastor evangélico es inscrito como vicepresidencial de Sandra Torres y ello es claramente violación a la carta magna. Así las cosas, en el trópico.
Pero volviendo a los temas señalados en el título de estas notas, junto con la exclusión ha sido el terreno para los recursos de amparo o de otra naturaleza, que se han interpuesto por diversos partidos que consideran, con en efecto ha sido, atacados desde una institucionalidad funcional al denominado pacto de corruptos. Estos recursos han sido puntualmente rechazados. O, dicho en otras palabras, la alianza corrupta entre empresarios voraces, jueces venales y políticos sin principios es la beneficiaria directa de estas expresiones de guerra jurídica contra la oposición.
Es a estos sectores coaligados, que candidaturas como la de Aldo Dávila o Foppa son incomodas, del mismo modo que la de Arzú de Podemos, que desde su condición de cachorro de la oligarquía denuncia el exceso de las elites en la explotación del país y sus recursos. Contra Foppa hay ahora orden de captura. La impunidad de fiesta.
Mientras, los sectores progresistas en 2019 y 2023 siguen la vieja práctica de no intentar alianzas serias, solidas, nacionales. Y acentúan su tendencia a ser marginales por otro periodo, salvo que puedan entender que la alianza o la suma de fuerzas es la clave de un desempeño que no genere penas y vergüenzas. Algún personero de estas organizaciones decía en conversación telefónica, que el asunto de fondo es la sociedad se había derechizado, lo cual me parece un punto de partida totalmente equivocado para aordar las razones de la marginalidad.
En este contexto, una guerra de encuestas que al menos si deja un par de temas claros. El primero es que las mismas, denominadas de escritorio, un buen numero hechas por empresas patito, otro grupo, por encargo de algún partido, lo que si dejan claro es que hay tres o cuatro candidatos que tiene más posibilidades que otros. Y ello no es debido a que su candidato sea un líder de masas, alguien con proyecto de país realmente atractivo o que represente a un partido político inmaculado; el punto es el mayor o menor trabajo organizativo. Por supuesto que hay manipulación, que hay datos inflados, que se desaparecen algunas siglas y candidatos, pero eso es lo normal. Y para ello hay hechos concretos que permiten hacer unas cuantas afirmaciones.
La primera es que los tres o cuatro partidos que encabezan, presentan más de 250 planillas sobre 340, unos rozan las 300 planillas para las alcaldías, y cartón lleno en las candidaturas a diputados distritales. Mientras los grupos progresistas, con algunos partidos, solos o en coalición, no han sido capaces de presentar planillas en los 22 departamentos del país, con lo cual los resultados no pueden ir más allá de estas realidades. Hay sin duda en este terreno, la mayor o menor capacidad económica, otros recursos y trabajo organizativo. Nos guste o no.
Es algo sencillo de ver. Si de 340 alcaldías en disputa, solo se presentan planillas en 50 o 60 municipios, significa que en casi 300 hay ausencia de trabajo, etc. Un ejemplo concreto: si un partido inicia deforma simultanea pega de afiches, bandereo, en unos 300 municipios, mientras otro hace esfuerzos por hacer algo en 50 municipios, pues no hay mucho que pensar y concluir. Con eso no se pueden tener resultados “sorpresa”, “inesperados”.
Sobre estos datos vuelvo en próximas entregas. Pero si hay algo cierto es que, partiendo del número de candidatos a alcaldías y diputaciones, se puede tener una primera aproximación a los resultados que vendrán. Especialmente cuando fuerzas políticas en alianzas que se mantienen con alfileres, presentan planillas duplicadas en municipios o candidaturas a diputados distritales que compiten por el mismo nicho de votantes. No hay ningún misterio en ello.
Otros temas no menores, se encuentran en torno a la capacidad financiera de los partidos que encabezan las encuestas, aun con las caract4eristicas que se mencionan. El rol de algunos medios como la TV abierta que no permite mayor espacio a los pequeños, y dedica en sus programas y sus espacios, una batería de infomerciales, largas entrevistas, pauta de la acordada con el TSE y muchas trácalas más. Es por ello que se puede plantear una primera conclusión: las elecciones de ahora no son muy diferentes de las anteriores, y si no se toma conciencia de ello, las próximas seguirán el mismo guión. En política no existen los milagros.