¡Es la hora del compromiso!
Marco Fonseca
Hoy estamos en el umbral de la historia, articulando juntos/as, con un propósito que trasciende las diferencias típicas que nos dividen, las que nos fragmentan o las que nos aíslan. Nuestro propósito común es el deseo de un cambio real. Ahorita ese cambio real empieza con un voto claro contra la corrupción y la impunidad que han plagado nuestra sociedad durante demasiado tiempo. Pero no termina con eso. Porque los problemas de Guatemala no se reducen a la corrupción o impunidad ni tampoco podemos decir que esas son sus causas últimas. Pero este comentario no es para hacer un análisis de las estructuras sociales, sino para elevar la voz como parte de la ciudadanía dentro y fuera de Guatemala, para dirigirme a los/as miembros de partido político progresistas, movimientos sociales e indígenas, colectivos urbanos nacidos en 2015 o articulados con ellos/as. Este comentario es tanto para quienes ya estamos comprometidos/as con la construcción de un futuro mejor para Guatemala, pero también para quienes tienen dudas, están indecisos/as, se sienten apatéticos/as o no tienen esperanza de un cambio real. Es la hora del compromiso.
Imaginemos por un momento un país donde la justicia prevalece, donde las decisiones son tomadas de modo colegiado, democrático, participativo, respetoso y en beneficio de todos, sobre todo de las mayorías más pobres, y no de unos pocos privilegiados. Un país en el que la corrupción no es más que un triste recuerdo del pasado, y la impunidad ya no es moneda corriente. ¿Es esto un sueño inalcanzable? ¡No lo creo! Lo que nos dicen que es imposible; lo que las encuestas nos dijeron que no ganaría en la primera ronda de las elecciones presidenciales; todo lo que nos han dicho por muchos años que no puede hacerse en Guatemala hoy estamos a punto de iniciarlo.
Como su propio nombre lo sugiere, una primavera es anticipo o prefiguración de algo que viene del futuro. La primavera del siglo XXI no puede sacar su contenido del pasado, sino fundamentalmente del porvenir. Tampoco puede comenzar sus tareas antes de despojarse bien de toda atadura a un pasado que con la fiebre de los eventos y por la infamia de los monstruos se ha vuelto algo muy nostálgico. Tengamos presente, con mucha sobriedad, que el discurso revolucionario de la primera primavera desbordó su contenido real, pero que hoy los contenidos que surgieron de 2015 bien pueden parar desbordando a la segunda primavera que hasta el momento todavía no reconcilia discurso y realidad más allá de las frases contra la corrupción. Por eso la primavera del siglo XXI debe adquirir conciencia de su propio contenido y de su propio futuro. Para esto sirve una articulación y una secuencia participativa de debates públicos, abiertos y democráticos.
Cada uno de nosotros tiene un papel fundamental en este proceso de crear un nuevo contenido y de conseguir el cambio. La herramienta más poderosa que poseemos en principio es nuestro voto. Pero también tenemos nuestra voz, mucha solidaridad y gran sed de justicia. Estas son las armas pacíficas que nos permiten expresar nuestra opinión y dar forma a nuestro destino. Hoy, les insto a todos a que no subestimemos el poder de nuestras acciones, incluyendo la acción de expresar nuestra voz en las urnas.
La corrupción y la impunidad son enemigos de la verdad, la justicia y la equidad. Hemos visto el ataque cínico contra la libertad de prensa; hemos visto el ataque perverso contra operadores/as de justicia; hemos visto el ataque infame contra activistas defensores del territorio, los recursos comunes, los derechos humanos; hemos visto la guerra ilegal contra el mismo proceso electoral porque el fraude que habían fraguado para el 25 de junio – que incluyó la exclusión de la digna candidatura de Thelma Cabrera y Jordán Rodas o la exclusión de rivales ideológicos dentro de las mismas derechas – les falló y el partido al que menos miedo le tenían resultó colándose a la segunda ronda. Como les falló el fraude el 25 de junio ahora han desplegado todas sus armas jurídicas y mediáticas para descarrilar el voto ciudadano para el 20 de agosto, si es que ese voto opta por la “opción equivocada”. Con todo esto nos impiden avanzar como sociedad y limitan las oportunidades de progreso para nuestros hijos y las futuras generaciones. Pero somos más fuertes que esos males y somos más dignos que la infamia. Si nos articulamos, si ejercemos nuestros derechos políticos de manifestar, protestar, organizarnos y votar de manera consciente y responsable, rechazando las mentiras y las campañas negras, podemos crear un entorno en el que florezca la transparencia y la responsabilidad sea el cimiento sobre el que construimos otra Guatemala justa, democrática, solidaria y plurinacional.
Es hora de dejar atrás la indiferencia, el cinismo y la apatía. Es hora de dejar claro que estamos hartos de los escándalos de corrupción, las infamias de la impunidad y la sensación de zozobra e incertidumbre que nos aqueja. Cada voto cuenta, esta elección importa. Hemos esperado más de 70 años para que llegue la nueva primavera. Vimos sus primeros retoños en 2015, pero estamos a un paso de verla florecer. No permitamos pues que partidos corruptos y grupos de poder, con todo y sus sicarios jurídicos y mediáticos, infundan pánico y decidan por nosotros. Hagamos uso de nuestro derecho a estar bien informados y elegir líderes que compartan nuestros valores y estén comprometidos con la lucha contra la corrupción, la impunidad, la injusticia y la desigualdad.
El camino hacia una Guatemala mejor no será fácil, pero es absolutamente posible. Un gobierno progresista solo duraría 4 años, enfrentaría una oposición legislativa negra, un renovado Pacto de Corruptos, instituciones estatales en manos de la cooptación y la impunidad. Así que todo va a depender de nuestra capacidad de articular, de tomar la decisión de sostener, amplificar y profundizar el cambio, de cimentar un futuro libre de corrupción y lleno de oportunidades, con justicia, para todos/as, incluso oportunidades para cambios más profundos y duraderos. Pero no olvidemos que la transformación comienza este 20 de agosto con cada uno de nuestros votos. Juntos/as, podemos y vamos a articular.
¡Que todo mundo se levante! ¡Que nadie se quede atrás!
¡Vamos Guatemala a caminar, te acompañamos!
Fuente: https://marcofonseca.substack.com/p/es-la-hora-del-compromiso