En las manifestaciones, aturdidoras “vuvuzelas” no, comunicación sí

Cesar

César Antonio Estrada Mendizábal

En relación con el masivo movimiento liderado por los 48 Cantones de Totonicapán y por otras dignas agrupaciones mayas y comunitarias contra los inauditos abusos del Ministerio Público y del Organismo Judicial que atentan contra la soberanía del pueblo, en el sitio de Facebook de Otra Guatemala ya apareció hoy un mensaje que dice “Las autoridades ancestrales, abuelas y abuelos que llevan en el paro del MP desde el lunes piden algodón para sus oídos porque las vuvuzelas los están lastimando”… ¡Cuánta razón los asiste!, especialmente si consideramos el esfuerzo que realizan, los obstáculos que deben vencer, la conciencia social e histórica que demuestran y las inclemencias del tiempo e incomodidades que deben soportar.

Estos ruidosos pitos de plástico, feas bocinas, con su molesto, ensordecedor y ofuscante ruido de altos decibeles lastiman los oídos, aturden a la gente e impiden que los manifestantes hablen entre sí, que se expresen y que sean escuchados por los demás.

¿Por qué entre el entusiasmo colectivo no puede haber momentos de relativo silencio que den lugar a los discursos que informan y crean conciencia?, ¿por qué no poner atención a los líderes comunitarios, a los organizadores, a los asistentes que apoyan las causas populares, a la gente común, mujeres, hombres, jóvenes o viejos que tienen ideas, vivencias o sentimientos valiosos que comunicar?, ¿no se vería así reforzada la manifestación y, además, se extendería y aumentaría su eficacia? Los combativos cantos que encienden el ánimo, las consignas cargadas de contenido, las reivindicativas y justas exclamaciones de la protesta se ven disminuidas y casi apagadas por esta necia bulla de las vuvuzelas que es como un destemplado e irracional grito continuo que nada dice ni deja decir limitando así los llamados a la organización y a la acción.

Vuvuzelas no, cantos, consignas, comunicación y sustanciosos discursos sí, debería ser un objetivo para las necesarias y múltiples manifestaciones de estos cruciales días. Rechacemos estos innecesarios y contraproducentes conos de plástico que encima de todo contaminan el ambiente, no los llevemos a las manifestaciones y estemos más conscientes de la presencia y de la palabra de nuestros acompañantes, con lo cual podremos comunicarnos mejor entre nosotros y hacia el pueblo que escucha nuestros afanes y propuestas.

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