Elecciones 2023: fechas fijas y cuenta regresiva

Zurdo

Miguel Ángel Sandoval.

Para todos los interesados en la “fiesta cívica” de las elecciones, las mismas tienen fechas fijas que no pueden alterarse para nada. Son como las tablas de Moisés. Inamovibles. Y dentro de estos plazos se debe de hacer todo lo que esté al alcance de los interesados, para intentar ganar o tener una mejor posición en los resultados. Así son las cosas, no se pueden cambiar. Y como dato importante, si alguien piensa participar tiene que estar empadronado. Ese trámite finaliza el 25 de marzo. Sin padrón no se puede votar. Así de simple.

El 20 de enero se abre formalmente la campaña. A partir de esa fecha se pueden inscribir candidatos. En otras palabras, para ese día cualquier partido que quiera participar con alguna posibilidad debe tener listos los datos de sus candidatos del binomio presidencial, las listas de diputados y las planillas para las alcaldías. Y la lista para el Parlacen. Así es.

La fecha tope para la inscripción de candidatos en los diferentes espacios es el 26 de marzo. Son las fechas que se han dado a conocer. En ese sentido, los grupos o partidos progresistas o de izquierda, aun tiene la posibilidad de establecer alianzas. Si se plantea ese escenario, por ello es aún es posible.

Una vez se cumplen estas fechas, es cuando se hacen todos los arreglos, especialmente los organizativos y logísticos para las elecciones, sin olvidar la capacitación de fiscales y el camino para la primera vuelta está expedito. Esa fecha electoral de primera vuelta es el 25 de junio. Y si se pasa a segunda vuelta pues esta es el 20 de agosto. Y colorín colorado.

Teóricamente todos los partidos que participan deberían contar con sus asuntos resueltos, antes del 20 de enero, para iniciar el recorrido de una campaña política de naturaleza electoral. Si ello no está resuelto, pues habrá que hacer malabarismos para que las fechas restantes no se conviertan en una especie de camisa de fuerza que impida resultados honorables o una victoria en las urnas.

Lo interesante es que hay otra fecha clave en este calendario. Es el 14 de enero, fecha del penúltimo informe de gobierno por quien ocupa la primera magistratura del país. Apenas una semana después se inicia el proceso para elegir al sucesor. Y ello no se puede modificar. Pues no se podría romper esa especie de liturgia para renovar el usufructo del poder por otros cuatro años.

Así cada fecha del proceso electoral es una que establece que poco a poco el poder del presidente se achica, se hace menor, hasta desaparecer el siguiente 14 de enero, con etapas intermedias el 25 de junio y si es necesario el 20 de agosto. Es la regla de oro de la alternancia en el poder en una democracia liberal como la nuestra y ello no se puede alterar. Así son las cosas.

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