El triunfo de Maduro en Venezuela

Autor: Jairo Alarcón Rodas

La democracia de élites, representativa, es contrarrevolucionaria. Un gobierno tomando decisiones encerrado en cuatro paredes, expropiándole al pueblo su soberanía, es contrarrevolucionario.

Hugo Chávez

A los ojos de la derecha y de determinados gobiernos de occidente, cobijados bajo los designios de Estados Unidos, las elecciones del domingo 28 de julio en el que fue declarado ganador a Nicolás Maduro con un 51.2% fueron un fraude. Lo mismo ocurre con países que mantienen una doble moral y, desde luego, doble rasero, en el que perdonan, esconden, niegan los crimines o acciones criminales de sus socios, pero no tienen ningún escrúpulo ni empacho en señalar, cuestionar, mentir en contra de aquellos que consideran sus adversarios o que actúan independientemente y no se dejan manipular por las directrices de occidente.

Qué entienden por democracia las personas que como Iván Duque, Vicente Fox, Javier Milei, entre otros acérrimos detractores de la Revolución Bolivariana y en este caso de Nicolás Maduro, si con sus acciones se han mostrado contrarios a lo que eso significa, que han tenido y tienen una visión del Estado y de pueblo alejado de principios esenciales como lo son la justicia y la igualdad. 

Para ellos, democracia es lo que postula el capitalismo salvaje, es decir, que se continúen los privilegios para unos pocos, que se priorice la propiedad privada sobre la función social de la propiedad, que se defienda la libertad por sí misma, a pesar de la existencia de un sistema desigual, en el que ser libre significa libertad para morir de hambre, en donde las oportunidades para el desarrollo son para los mismos y la desnutrición, el analfabetismo, la ignorancia, constituye los males que se ciernen sobre los sectores populares, esa es la democracia que defiende la derecha .

La esperanza para los que vieron en la oposición, encabezada por María Corina Machado, lograra cautivar al electorado venezolano y terminar con la Revolución Bolivariana, que inició Hugo Chávez Frías,  no cuajó y el pueblo consciente de lo que representa la transformación de un país desde las estructuras de base y del cerco económico que ha sufrido y lo que eso le ha representado a Venezuela, no se dejaron intimidar y salieron a emitir su voto a favor de la continuidad del proyecto de nación socialista, libre de las oligarquías que mantuvieron marginada a la población de oportunidades para su desarrollo y de los que reniegan aceptar que el pueblo venezolano ha decidido su futuro.

De nada le sirvió a la oposición, dirigida desde Washington, las promesas de prosperidad, libertad y democracia, pues la historia de saqueo, de intervencionismo, que han padecido distintos países del planeta a causa de las agresiones del país del norte, dicen todo lo contrario, es más, ha sumido en una mayor pobreza a esos países.

Las declaraciones de Laura Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos, del expresidente Donald Trump han sido claras que lo que les interesa a ellos son las riquezas de los demás países, las que querrán hacer suyas a toda costa, incluso con intervencionismos militares. ¿Cómo les parece que estemos comprando petróleo a Venezuela? Al irme, Venezuela estaba lista para colapsar. Nos hubiéramos apoderado de ella. Hubiéramos tomado todo su petróleo. Pero ahora compramos petróleo a Venezuela. Estamos haciendo a un dictador muy rico. ¿Pueden creerlo?, nadie puede creerlo, palabras de Donald Trump.

Estados Unidos no tiene amigos, tiene socios y solo los considera como tales a aquellos que cumplen sus mandatos y designios, los que satisface sus deseos y órdenes.  Así, mucho antes que se iniciara el evento electoral en Venezuela, la campaña de desinformación que los medios de comunicación, que responden al poder hegemónico del mundo, colmaron de desinformación y de ataques en contra del candidato Maduro y, por otra parte, exaltando a las figuras de la oposición,  María Corina Machado y del candidato a la presidencia Edmundo González Urrutia, pese al triste papel que han desempeñado en la defensa de las sanciones criminales impuestas por Estados Unidos y la comunidad internacional en contra no del gobierno Bolivariano de Nicolás Maduro sino del pueblo venezolano.

Las noticias falsas, la desinformación inundan los medios de comunicación tradicionales, las redes sociales, las cadenas de televisión y de la radio, para crear un ambiente de aversión y repudio al régimen de Nicolás Maduro y así, como ha ocurrido en otras ocasiones, en Irak, Afganistán, Panamá, para citar algunos ejemplos, la intervención militar de Estados Unidos se hace necesaria y ampliamente justificable. 

Son claros los recursos espurios, el engaño, las mentiras  con las que la oposición pretende confundir a la opinión pública y seducirlos, a modo de crear simpatía para su movimiento. Con imágenes de años pasados  o, el denunciado robo de urnas, como lo hizo por Elon Musk, a través de su cuenta X,  que realmente fue un robo de equipo de aire acondicionado, son un ejemplo del ataque orquestado internacionalmente por los enemigos de la Revolución Bolivariana.

Es claro que su interés no es que haya paz, justicia y desarrollo en Venezuela, sus intereses son esencialmente económicos, ilícitos y sectarios, pues lo que pretenden es apropiarse de las riquezas de ese país, privatizarlas para beneficio de unos pocos y en detrimento de la mayoría de los venezolanos. 

No obstante, toda esa desinformación, así  como la exaltación de pasiones en contra de los resultados y el régimen de Maduro, que la oposición ha creado, está provocando manifestaciones violentas que sectores de la prensa internacional, opuestas al actual gobierno de Venezuela, pretenden disfrazar de pacíficas. La quema de urnas electorales, el vandalismo por parte de los sectores desafectos, dicen todo lo contrario y ante tales acciones el gobierno tiene que actuar.

El triunfo de Nicolás Maduro en Venezuela, declarado por el Centro Nacional Electoral CNE, ha desatado el odio en la oposición, que consideraba sería la triunfadora en los comicios pasados, y eso está siendo aprovechado por parte de aquellos que en el exterior, en Estados Unidos y, también, por algunos en el interior,  para desestabilizar al país, crear un clima de terror, lograr su intervención extranjera  y, así, agenciarse de las riquezas de ese país y volver al funesto pasado.

El ataque que está recibiendo la izquierda venezolana en el poder es muestra clara de lo que son capaces de hacer los neocolonialistas para seguir, continuar o retomar la expoliación de todas aquellas naciones que consideran su patio trasero, sus reservas económicas.  Significa también los retos que deberán sortear los países dignos que deseen y pongan en marcha un cambio social que redunde en beneficios para la población, bajo los principios de justicia e igualdad.

Basta ya de tanta desinformación y abuso por parte de los medios de comunicación, pero sentirse cómodos con las mentiras, no corroborar los hechos, no constatar la información, representa ser cómplice de las circunstancias y, desde luego,  un crimen a la honestidad y dignidad humana.

Se tiene el derecho de objetar cualquier resultado eleccionario, pero si se tienen las pruebas de que se ha cometido fraude y son legítimas. Pero como dijo Malcolm X, si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido, eso es lo que está sucediendo en el mundo y particularmente en Venezuela.

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