De la crisis a la migración: cómo el cambio climático afecta al Corredor Seco de Guatemala
Adri Salido @adrisalidozarco
El Corredor Seco de Guatemala, que abarca unos 1.600 kilómetros a lo largo de los departamentos del este y sur del país, está sumido en una crisis climática sin precedentes. Esta vasta región, hogar de más de diez millones de personas, está siendo gravemente afectada por fenómenos meteorológicos extremos. La prolongada sequía, las lluvias erráticas y el aumento de las temperaturas ponen en riesgo la viabilidad de la agricultura, sustento principal para muchas familias. La pérdida constante de cultivos está desatando una crisis alimentaria que amenaza la supervivencia de comunidades enteras.
La desnutrición crónica en niños menores de cinco años alcanza el 46,5% este año, según el Informe Anual de UNICEF, un claro indicador de la creciente gravedad de la situación. Los agricultores, que dependen de las lluvias estacionales para producir maíz y frijoles, alimentos básicos en la dieta guatemalteca, están viendo cómo sus cosechas fallan año tras año. La escasez de alimentos ya es una constante, lo que agrava el ciclo de pobreza que afecta a gran parte de la población rural.
El cambio climático y su impacto en la crisis
Debido al cambio climático, la agricultura se ha visto gravemente afectada por sequías más prolongadas y frecuentes, lo que ha disminuido tanto la cantidad como la calidad de los cultivos según el reporte de la UNEP de 2023. Cuando las lluvias finalmente llegan, suelen ser torrenciales, provocando la erosión del suelo y la destrucción de infraestructuras, lo que retrasa aún más la recuperación de las comunidades. Fenómenos como El Niño, cada vez más comunes, agravan la situación y aumentan la vulnerabilidad climática de la región.
“Durante la sequía, los cultivos como maíz y frijoles no crecen, y tengo que caminar hasta muy lejos para buscar agua en manantiales, aunque no siempre es suficiente. Debo asegurarme de recoger solo agua limpia, ya que muchas corrientes están contaminadas por los pesticidas que se usan en los campos. En el pasado, podíamos obtener agua de varios arroyos, pero ahora, con la contaminación y la escasez, es más difícil encontrar agua potable”, advierte Hilda Ávalos, vecina de la comunidad de El Talquesal.
A su vez, estos desastres climáticos están estrechamente relacionados con la crisis migratoria en Guatemala. Según un informe de Oxfam International, muchas familias se ven obligadas a abandonar sus hogares y tierras en busca de mejores condiciones, tanto dentro de Guatemala como en el extranjero, especialmente en Estados Unidos. La migración se ha convertido en una vía de escape frente a la pobreza y las cada vez más duras condiciones climáticas.
Migración impulsada por el declive económico y ambiental
La escasez de oportunidades económicas en el Corredor Seco es otro de los factores principales que impulsa la migración. La agricultura, que ha sido la base económica de la región, ya no puede sustentar a las familias debido a la degradación del suelo y las fluctuaciones climáticas impredecibles. La situación se agrava por la falta de infraestructura adecuada y el acceso limitado a servicios esenciales como agua potable y educación.
“La carretera hacia la comunidad está en muy mal estado y, cuando llueve fuerte, a menudo se vuelve intransitable. Por eso, ir a la ciudad para hacer compras básicas o visitar el hospital puede tomarnos muchas horas”, explica Alicia Súchite, residente de la comunidad de El Talquesal.
La inseguridad y la violencia, alimentadas por la desesperanza generada por la pobreza persistente, se están volviendo un problema crónico. Según el informe de WFP de 2022, este ciclo de pobreza y desesperación está impulsando un aumento en el robo, la extorsión y otras actividades ilegales, poniendo a las comunidades más vulnerables en mayor peligro.
Frente al aumento de la pobreza y la escasez de oportunidades, numerosos guatemaltecos, en su mayoría jóvenes, consideran la migración hacia Estados Unidos como una de las pocas alternativas para mejorar su futuro. A pesar de los riesgos y la incertidumbre que conlleva el viaje, sigue siendo una opción para quienes buscan desesperadamente escapar de condiciones extremas.
Intervenciones de ONG
Varias ONG están abordando la crisis en el Corredor Seco mediante esfuerzos centrados en la resiliencia climática, la diversificación económica y la asistencia humanitaria. Están promoviendo prácticas agrícolas sostenibles, como cultivos resistentes a la sequía y técnicas de conservación del agua, así como la implementación de sistemas de captación de agua de lluvia y la rehabilitación de fuentes de agua existentes.
Un ejemplo es el proyecto Árbol de Lluvia de Acción contra el Hambre, que utiliza un sistema de reforestación desarrollado por la Universidad de Jaén para captar y almacenar agua de lluvia, la cual se libera cuando el suelo está seco. Implementado en comunidades como El Talquesal, en la región de Chiquimula, que forma parte del Corredor Seco, este sistema ha mejorado la producción de yuca en un 16%. Además, el proyecto fomenta la diversificación de cultivos, controla plagas y promueve la reforestación mediante viveros locales.
La asistencia alimentaria es otra intervención crucial en la región, con la distribución de alimentos a las familias más vulnerables para mitigar los efectos inmediatos de la malnutrición. Además, las ONG están promoviendo la diversificación de medios de vida, incentivando la creación de oportunidades económicas fuera del sector agrícola, como el comercio y los pequeños negocios, con el fin de reducir la dependencia de la agricultura.
“Aunque no hay datos recientes sobre la desnutrición en adultos, en las comunidades se pueden observar a hombres y mujeres de baja estatura, muy delgados o con palidez. Es posible que hayan sufrido desnutrición en su infancia y que las secuelas persistan. Además, su alimentación es limitada, poco variada y escasa, ya que suelen priorizar la alimentación de las niñas y niños del hogar. Esto sugiere que la desnutrición es un ciclo que parece no tener fin, ya que una madre desnutrida tiende a tener hijos desnutridos. Por eso, es crucial abordar de manera integral las necesidades de las familias, como se procura en Acción Contra el Hambre”, afirma Jackeline Hernández, nutricionista de Acción Contra el Hambre.
El Centro de Recuperación Nutricional en Jocotán se convierte en un faro de esperanza
En el Corredor Seco de Guatemala, el Centro de Recuperación Nutricional (CRN) en Jocotán es crucial en la lucha contra la desnutrición. Proporciona tratamiento integral a niños y familias afectadas por la grave inseguridad alimentaria en la región. El CRN ofrece alimentos terapéuticos como Incaparina, atención médica especializada para enfermedades relacionadas con la malnutrición, capacitación en prácticas de alimentación saludable y apoyo psicológico para enfrentar el impacto emocional de la crisis alimentaria.
Sin embargo, el CRN enfrenta desafíos significativos, como la falta de recursos, equipo médico y personal capacitado. La ubicación remota y las malas condiciones de las carreteras dificultan el acceso de las familias a los servicios del centro, aumentando su vulnerabilidad.
A pesar de estos retos, el CRN sigue siendo un rayo de esperanza en el Corredor Seco. Su trabajo, en colaboración con organizaciones humanitarias y el gobierno local, es crucial para ofrecer un futuro más saludable a las comunidades afectadas por la desnutrición y la inseguridad alimentaria.
Caminar hacia un futuro sostenible
A pesar de los inmensos desafíos, los esfuerzos para fortalecer la resiliencia de las comunidades del Corredor Seco continúan avanzando. Las ONG, en colaboración con el gobierno guatemalteco y organismos internacionales, están trabajando en planes a largo plazo que buscan no solo la asistencia inmediata, sino también la creación de un entorno más sostenible y próspero.
Programas de desarrollo que combinan la educación, el acceso a tecnologías agrícolas modernas y la mejora en la infraestructura comunitaria son esenciales para proporcionar a estas comunidades las herramientas necesarias para enfrentar el cambio climático. A largo plazo, estos esfuerzos podrían reducir la presión migratoria, mejorando las condiciones de vida locales y creando nuevas oportunidades para que las personas permanezcan en sus comunidades de origen.
El impacto del cambio climático en el Corredor Seco de Guatemala ha provocado una crisis profunda que afecta a millones de personas. La combinación de sequías, pobreza y falta de infraestructura ha llevado a un aumento en la migración, pero las intervenciones de ONGs y la comunidad internacional ofrecen una esperanza de recuperación. La clave para enfrentar esta crisis reside en la resiliencia climática, el desarrollo económico sostenible y la creación de oportunidades que permitan a las comunidades prosperar en su propio país.
Fuente El Salto