De filigrana diplomática y política

Miguel Ángel Sandoval
Hace unas pocas semanas escribí una columna sobre un eventual Cónclave debido a la salud del Papa Francisco. Infelizmente, no hubo que esperar mucho. El Cónclave luego del deceso de Francisco tuvo lugar y su resultado es ahora motivo de análisis, de preocupaciones, incluso de opiniones disparatadas. Veamos.
Lo primero que resalta al observador que no es experto en los usos y costumbres del Vaticano, es que se escogió a un personaje casi mandado a hacer a la medida. Hijo de europeos, nacido en EEUU, que vivió la mayor parte de su vida en Perú, que se nacionalizó peruano, que domina los idiomas inglés y español como idiomas maternos, que sabe de las culturas norteamericana y peruana, al tiempo que en su casa tiene las influencias del pensamiento europeo: en resumen: arquetipo del migrante de esta época.
Se trata del primer Papa Estadounidense, de raíces europeas, que al mismo tiempo es latinoamericano y que da lugar a que se festeje en Perú como propio. Es a todas las luces algo para la reflexión. A ello suma el dato no menor de ser un Papa joven, que tiene en su futuro, salvo los imponderables, un papado largo bajo el signo de la continuidad con el legado de Francisco.
Ya con estos datos se puede inferir que estamos ante una postura muy fina y muy elaborada del Vaticano, pues los Cardenales eligieron a un personaje que, por sus características, representa o expresa, uno de los mayores desafíos de la sociedad global en la actualidad: las migraciones por la mayor diversidad de causas. Sean de orden económico, por la violencia, por las guerras.
Además, se trata de alguien que debería continuar con la veta de pensamiento y acciones del Papa Francisco, tanto en su visión sobre los más débiles y desamparados o, en otros términos, en su apuesta por la justicia social, lo que debería marcar la continuidad y tratar así de llenar el vacío que deja Francisco, como en relación con las reformas indispensables de la institución eclesial, en ese universo de unos 1,400 millones de católicos en el mundo.
Son de menor calado las voces que acusan al nuevo Papa por razones ligadas a casos de pederastia no castigada, aunque es necesario apuntar que se trata de ataques de integrantes de una organización ultra radical, que en su momento fue disuelta por Francisco. O en otros aspectos, es pertinente saber que la ultraderecha norteamericana se encuentra de duelo por la elección de León XIV considerado progresista y renovador. Más allá de las declaraciones protocolares, no se entendería de la misa la mitad, pretendiendo que el nuevo Papa es cercano o peor aún, un prospecto trumpista.
Pero en el contexto actual, junto con las migraciones que solo el perfil personal del nuevo Papa evoca, su primer discurso tuvo un énfasis en el agudo tema de la paz mundial., y ello merece una reflexión adicional. A nadie escapa que en los últimos tiempos hemos vivido como sociedad global, al borde de una tercera guerra mundial, con características nucleares. En pocas palabras, el apocalipsis ha estado entre nosotros como una posibilidad, no de las escrituras sino de la demencia brutal que parece se adueña de buena parte de los líderes mundiales.
Es por ello una buena noticia que el primer discurso de León XIV, haya puesto el énfasis en la paz mundial, en un llamado a una paz desarmada y desarmante, lo que es un claro llamado a contrarrestar tendencias guerreristas que se observan en muchos lugares, sin mencionar el conflicto India-Paquistán, o los esfuerzos demenciales para aumentar el gasto militar en Europa aun a costa del estado de bienestar. Ello sin mencionar la brutalidad genocida en Gaza, o los aprestos bélicos en otros lugares del mundo.
En otros términos, los Cardenales católicos vienen de dar una demostración que, junto con las cosas puramente espirituales, entienden de los temas más cruciales de la geopolítica actual. Se trata de la elección del sucesor de San Pedro, en una clara expresión de filigrana diplomática y política, en estos tiempos convulsos.
