Las coincidencias políticas y sus razones

Miguel Angel Sandoval
Es tiempo de definiciones en algunos temas. Especialmente ahora que los enemigos de la democracia disparan con fuego granado en contra del gobierno electo con amplia mayoría electoral, regla básica de la democracia, y no los inventos espurios de gentuza que pretende negar el hecho fundacional del gobierno actual, lo que concede la mas absoluta legitimidad y representatividad. Y la misma, no puede estar sujeta a caprichos de advenedizos, sean del MP o de la CC y otras instancias o siglas que hoy por hoy no reflejan los intereses mayoritarios de la ciudadanía de este país. Por eso hace falta definiciones claras.
Opte por apoyar al gobierno de Bernardo Arévalo y Semilla, porque me pareció que, en una coyuntura de largo plazo, que arranca con el triunfo de Arévalo, el 25 de junio y culmina el 20 de agosto, tras derrotar en las urnas a los herederos de la contra insurgencia, al continuismo oficialista y a los restos del anticomunismo elemental de algunos sectores enquistados alrededor de la funda terror y similares, el país está o se encontraba ante un vuelco de ribetes históricos.
Ello a sabiendas que iba a ser muy difícil gobernar, pues la agenda de cambios necesarios era difícil de procesar para las elites conservadores de este país y era de esperar una oposición férrea. Con argumentos o sin ellos, violentado la ley o solo retorciéndola como decía el general genocida. Y eso es lo que estamos. observando. Y gobernar jun país con instituciones cooptadas, y con intereses de pequeños grupos dominantes desde siempre, no es cosa fácil, ni nada que se pueda llevar a cabo sin movimientos telúricos. Pensar que solo con el resultado de las urnas se iba a poder gobernar es elemental candidez. Pretender que gobernar sería posible con las fuerzas de las elites intactas, era al menos ingenuidad. Ahí nos encontramos.
En uno de mis artículos publicados en “Esperando la primavera” advertía que venían tiempos recios, parafraseando el título de la novela de Vargas Llosa. Creo que lo planteado era algo que se caía de la mata, pues no se podía esperar comportamientos democráticos de grupos completos que estaban acostumbrados a poner y quitar presidentes, a usar el presupuesto nacional como su caja chica y otros defectos más. Por ello la oposición a un gobierno que habla otro lenguaje. En eso estamos ahora.
Pero mi apoyo tenía razones de mayor peso. Y la gran razón es que Arévalo y su partido habían hecho una apuesta que decía que los Acuerdos de Paz eran parte de su visión y programa. Y por ello mi apoyo decidido. Hace apenas unos días el discurso que pronunció en la ONU volvió sobre los Acuerdos de Paz y fue más explícito aún. Con ello subrayo que mi compromiso con el actual gobierno tiene en su base un proceso histórico, una base concreta. Es por eso que por lo dicho en la ONU ratifique mi apuesta Y ello a pesar que como analista observo que se comete errores, que hay ausencias, vacíos, pero que, en sentido general, la apuesta es por un mejor ´país y sin corrupción, con justicia y con plenos derechos para las mayorías.
Y no podía ser de otra manera pues como negociador de la paz desde el primer momento, y signatario de la mayoría de los acuerdos, no podía dejar de apoyar esa amplia y clara coincidencia, que tiene contenidos necesarios e indispensables. Y me refiero por lo menos, a unas 5 reformas que planteadas desde 1996, fueron engavetadas por los gobiernos que siguieron o solo simularon apoyarlos, pero en ese proceso le limaron los dientes y las uñas a los compromisos de la paz, que justo es decirlo, tenían todo el apoyo de la comunidad internacional, iniciando con la ONU. Ni hablar de los apoyos internos que en su momento se expresaron en un consenso nacional sin equívocos.
Esos compromisos claros y pendientes son la reforma educativa, la reforma política incluyendo de la ley electoral y de partidos políticos, la reforma judicial tan necesaria y urgente como lo vemos ahora, los derechos de los pueblos indígenas cuya importancia podemos valorar luego del levantamiento nacional que defendió la democracia ante la incredulidad de tirios y troyanos, una reforma tributaria globalmente progresiva que por ahora no está planteada pero que sigue siendo una herramienta que eventualmente, la sociedad guatemalteca tendrá que valorar, así como una serie de reformas constitucionales, delimitadas, concretas. Esos pendientes y muchos más, son la esencia de los Acuerdos de Paz y cuando Arévalo los retoma, pues apoyar a este gobierno es un asunto muy claro y en esa ruta me encuentro.
Pero no quiero dejar pasar la ocasión de señalar las razones concretas que dificultan la acción de gobierno. 1) el nombramiento del presidente del Bantrab por otro sin las calidades necesarias, el que ocupaba el puesto y que es respaldado por la CC en franca oposición al presidente. 2) el apoyo de la CSJ a la no publicación de un pacto colectivo con el magisterio cómo es la postura del Mineduc. 3) si lo anterior no fuera suficiente, vemos la negativa de alcaldes a impulsar plantas de tratamiento de aguas y el presumible apoyo a esa oposición por la CC. Y no me refiero al rol del MP ampliamente conocido incluyendo el rechazo nacional que se expresa de múltiples maneras.
Podría agregar que tiene en el congreso una oposición que encabezan, no hay que olvidar esto: los integrantes de las listas Engel y Magnistki. Por ello al ver a personajes como Allan, o Felipillo, y otros tantos, como la delegada de la contrainsurgencia, una señora que fue cancillera del payaso sin gracia, pues queda claro que se trata de quienes pelean por sus migajas grandes o pequeñas, pero nada que ver con los intereses nacionales, o con las aspiraciones de los desposeídos. Esa es la cruda realidad.
Esas son las razones para oponerse a la acción del gobierno. No es el miedo o la inocencia de lo que puede existir algunas personas. Pero eso no es lo central. La oposición es concreta y en la actualidad se gobierna contra viento y marea.
Como decía un viejo amigo, el papel aguanta con todo y la lengua no tiene hueso. Se impone una profunda reflexión. Pero, sobre todo, una amplia movilización social para defender las políticas de cambio que impulsa este gobierno o que debe de impulsar, pero ello solo lo podrá hacer e impulsar si tiene el apoyo social, movilizado, convencido que nuestro país tiene una enorme oportunidad de superar a los corruptos, y a los integrantes de todas las llistas de la ignominia.