En Venezuela, ganó y perdió la democracia

A muchas personas no les gusta la democracia venezolana. Estas personas están tan acostumbrados a llamar dictadura a toda nación que contradiga los parámetros gringos sobre democracia y participación, por eso cuando el candidato que apoyan no gana en las urnas, denuncian fraude, intentan golpes de estado y promueven sanciones, incluyendo el llamado para una intervención militar.
Todo en aras de restituir, según ellos, la libertad, la democracia e instaurar su propia dictadura, como sucede ahora mismo en Perú.
Menuda democracia electoral la que apoyan, que siempre que ellos ganen, está bien, pero si pierden, es fraude. Y si el golpe de Estado se hace en contra de la izquierda, debe apoyarse.
A las personas que les gusta esa democracia, tipo Estados Unidos, que no se les olvide el daño que causo la intervención gringa de 1954 en Guatemala, truncando uno de los primeros ensayos democráticos del continente.
Por eso no es de extrañar que la derecha fascista del continente al unísono proteste contra el triunfo popular de Venezuela. Ellos van en contra del pueblo que cuestione y vulnere los privilegios del capital.
Y se entiende con Bernardo Arévalo, cuyo gobierno y poder se encuentra con respiración asistida y en la unidad de cuidados intensivos sostenido por Estados Unidos. Pero no se entiende y es un total despropósito el discurso de Gabriel Boric, el chileno adoptó la posición mas intervencionista de todos.
Una cosa es clara, los resultados muestran con claridad la continuidad del proyecto chavista, al mismo tiempo que desnudan la fragmentación aún vigente en la sociedad venezolana. El nuevo y más urgente reto de Nicolas Maduro en la presidencia es parar el desgaste que sufre la opción bolivariana y mejorar las condiciones de vida de su población. Eso garantiza el proyecto democrático iniciado por Hugo Chávez Frías.