Pequeños y medianos empresarios uníos, lo único que podéis perder son vuestras cadenas

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Carlos Oliva Muralles

Después de este polémico enunciado, pasamos a explicarnos.

Frecuentemente, se les dice a los medianos y pequeños empresarios que su enemigo es el Estado que les cobra impuestos y que se deben unir contra él. Me permito recordar algunas ideas que espero puedan hacerles considerar lo antes dicho.

Como muchos saben pero a veces olvidan, el principal enemigo del pequeño y mediano empresario son los grandes empresarios (no el Estado), no solo por la economía de escala, sino por los privilegios históricos con el Estado y, claro, los gobiernos de turno.

Recordemos que el Estado es una macroinstitución que, como toda institución, es una respuesta a una necesidad social y/o política, en un tiempo y espacio determinado, real o imaginaria. Así, en la mayoría de los países occidentales, los Estados fungen como facilitadores o actores imparciales, que pueden arbitrar y armonizar las relaciones sociales, económicas y políticas, es decir, para mejorar la vida de toda la sociedad.

El mercado también es una institución, que es previa al sistema donde el capital regula la economía de los países occidentales; dogma previo, es el recordar lo que repiten hasta la saciedad, «todo, todo, todo debe pasar por el mercado» (una forma de ver al mercado como religión).

Los problemas que eso trae consigo ya se habrán intuido: ¿Es válido poner dentro del mercado al Estado? ¿Es conveniente y ético que se pueda comprar un árbitro? La respuesta es no. No es conveniente para ninguno, salvo para quienes creen que pueden comprarlo.

No puede justificarse que el mayor postor compre al Estado, que unas cuantas familias sientan y crean que este Estado es su propiedad, su patrimonio. Que puedan eliminar a la competencia de todos los niveles; utilizar actores, instituciones y quienes hacen y aplican las leyes, es decir, todo el sistema; que puedan manejar impuestos, evadirlos y eludirlos, crear persecuciones desde la Superintendencia de Administración Tributaria ─SAT─ a quienes quieran y cuando quieran; chantajear, manejar las tasas de interés, tasas de cambio, etcétera.

Por eso quienes creemos que el Estado debe permanecer independiente del mercado, es decir que las mismas normas se apliquen a todos los actores económicos, políticos y sociales por igual; también creemos que los pequeños y medianos empresarios debieran tratar de independizarse y ver que tienen la oportunidad de cambiar la correlación del poder monopólico sobre el Estado que tienen unos cuantos grandes empresarios y posibilitar que las reglas del juego sean claras y que protejan a todas y no solo a algunas empresas.

Probablemente, sus padres o abuelos les indicaron lo indigno que es tratar de ganar haciendo trampas o ganar a toda costa y por cualquier medio; suponemos también que a sus hijos les indicarán lo indigno que sería en algún deporte ganar teniendo los árbitros y la liga comprados, así como la cancha inclinada a su favor.

Cualquier padre sabe que no se les puede dar lo mismo a todos los hijos e hijas, en especial si tuviesen alguna limitante o con necesidades especiales. Por eso tiene sentido aquello «De cada quien según su aporte, y a cada quien según sus necesidad».

Esta es una oportunidad de hacer lo correcto y democratizar las condiciones de competencia. Es importante que participen de forma simétrica todos los actores involucrados actualmente, por lo que es necesario involucrarse en el proceso eleccionario que contribuya a ponerle fin a la captura del Estado, la corrupción generalizada en que vivimos, y crear las condiciones para la paz tan necesaria.

Las circunstancias políticas del momento en Guatemala (25 de junio-20 de agosto 2023) ofrecen esa oportunidad de hacer lo correcto.

Hacer un país, más justo y más humano, comprometido con todas las formas de vida, es responsabilidad del conjunto de las personas que habitamos este espacio.

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