Cómo verificar las fuentes de información

JAIRO3

Autor: Jairo Alarcón Rodas

El mundo ha perdido muchos valores, especialmente los de la comunicación, la memoria. A veces nuestros propios pueblos pierden su memoria histórica y no tienen toda la culpa, pues las editoriales no publican sus libros y los medios de comunicaciones crean solo fantasías de intrigas, de odios, de rencores o, simplemente, silencio.

Rigoberta Menchú

El criterio es la cualidad, que pueden desarrollar los seres humanos, de juzgar con propiedad las cosas, es decir, decidir cuándo y por qué accionar. Para ello se requiere tener una lectura lo más certera posible sobre la realidad, de ahí que sea el conocimiento el que le dé potestad a las personas de lo otro y lo propio. De ser el conocimiento arbitrario, y, con ello, no existiera un criterio de verdad, no habría posibilidad de adentrarse en la comprensión de las cosas y tomar el control de estas.

La realidad se refleja ante la presencia humana y no es múltiple en su origen, los hechos que acaecen son únicos e irrepetibles en la bastedad del universo y es a eso a lo que se enfrenta el sujeto que la percibe, bosquejando, a través de su intelecto, una imagen de esta, pudiendo ser acertada o equivocada, precisa o imprecisa, superficial o profunda. Las interpretaciones que efectúan las personas son las que crean una variedad de opiniones, que pudiendo enriquecer la lectura sobre las cosas, ampliar su noción sobre estas, también la pueden falsear. De ahí que resulte imperioso, en todo proceso de conocimiento, la aplicación del principio de verificabilidad.

Dado que es el conocimiento el que posibilita a las personas el ponerse en contacto con un objeto con cierto grado de certidumbre, las opiniones que puedan verterse no lo son necesariamente, pues para ello deberán contar con el carácter probatorio que incluye el criterio de verdad, entendido, en este caso, como la correspondencia del objeto de conocimiento con los datos de conciencia.

A esta clásica noción de verdad, Alfred Tarski la reforzó con su definición de la verdad, a partir de lo que constituye el criterio de satisfacción. Así, una oración es verdadera si es satisfecha por todos los objetos, falsa si no es satisfecha por ninguno. La concepción semántica de la verdad de Tarski, por consiguiente, debe entenderse como una correspondencia entre las oraciones y la realidad en la que no se debe producir contradicción alguna.

La realidad se manifiesta y le es propio la coherencia, o como Bunge dijera: La realidad sería incomprensible si los sucesos no tuvieran efectos, y si por lo menos alguno de ellos no tuviese causas, dicho de otra forma, el sujeto que conoce se enfrenta a un cosmos no a un caos y es precisamente eso lo que posibilita su comprensión, adentrarse en sus secretos, pues, de lo contrario, sería imposible tomar contacto sobre ella. De ahí que se espere una lectura objetiva sobre las cosas, ya que, a pesar de que haya distintos puntos de vista, estos con sus particulares puntos de vista la deben reflejar como lo que es, no falsearla.

En ese sistema de efectos y causas, se sumerge la conciencia humana en su afán de comprender el cosmos, pero qué señala la física clásica al respecto, esta asume que todos los eventos están causados por otros anteriores y que dicha causalidad es expresable en términos de leyes de la naturaleza lo que permite no estar conociendo y reconociendo continuamente las cosas, los hechos, los procesos y adentrarse en el futuro con cierto control.

Falsear la realidad significa agregar, invisibilizar o distorsionar una parte o el todo de lo que son los hechos o las cosas que le corresponden. La ignorancia es el principal obstáculo para comprender el entorno, a lo que se le suma el desinterés, pero también existe la intencionalidad en la que a propósito se traslada una información errada sobre los hechos con el fin de engañar para obtener un beneficio de ello.

El no contar con las herramientas ni el método correspondiente, así como una actitud crítica para aprender adecuadamente las cosas, sitúan a las personas, como lo estimara Karel Kosik, con una actitud práctica, en la que despliega una actividad que persigue la realización de sus fines e intereses dentro de un conjunto de relaciones sociales. De ahí que a la mayoría de las personas no les interesa comprender la realidad, sino simplemente orientarse en el mundo para obtener un beneficio particular. Ese tipo de accionar corresponde a la racionalidad instrumental en la que un individuo busca adaptarse al medio para satisfacer sus necesidades.

Así, el conocimiento puede ser directo o por referencia, y es en este último en donde el ejercicio periodístico se desempeña, básicamente a través de la recolección, síntesis, procesamiento y publicación de datos de carácter actual. De tal modo que, al presentar la información, se crea un vínculo entre informante e informado, pero cómo saber si la información que se presenta corresponde a los hechos y no ha sido adulterada o falseada. La información puede adquirir el carácter ideológico, de manera que contribuya al fortalecimiento de la falsa conciencia, al fortalecimiento de la realidad fetichizada que pretendan hacer creer como verdadera, los sectores hegemónicos.

Es importante aclarar que no es lo mismo presenciar un hecho que obtener la información a partir de una segunda fuente, por lo que se hace necesario, en toda referencia, la verificabilidad de la fuente o al menos contrastar la información con más fuentes. De igual forma, hay que tener presente que quien maneja la información ostenta el poder y ese tipo de información puede ser manipulada al extremo de convertir la verdad en mentira y viceversa.

Es por lo que se debe poner más atención al contenido de la información que al informante, por lo regular se pretende desacreditar a la persona que hace referencia sobre un hecho o una información, incurriendo en lo que constituye la falacia Ad hominem tanto ofensivo como circunstancial. Que una persona haya sido un mentiroso o haya estado involucrado en un acto de corrupción no necesariamente significa que lo que diga no tiene valor alguno, que es por naturaleza falso.

De igual forma, porque una persona posea muchos grados académicos, títulos universitarios, no significa que, por eso, lo que diga adquiere el carácter de inobjetable. En este caso, el razonamiento incorrecto o falaz consiste en aceptar una declaración como válida, anteponiendo el prestigio o renombre de quien la dijo a las evidencias que pueda sustentar en su discurso. Por consiguiente, el grado de validez de un argumento lo determinará la claridad que este tenga, su atinencia lógica.

Lo importante, por lo tanto, es que se le ponga atención a los argumentos que se planteen, es decir, a lo que se dice, su estructura lógica, que no incurra en contradicción alguna y no necesariamente a quién lo dice. Para ello se debe fortalecer el aspecto crítico del receptor, de la persona que reciba la información, incentivar su inquietud investigadora, reflexiva, lo que le dará la potestad para distinguir los juicios de valor de los juicios de razón, lo objetivo de lo subjetivo.

La era de la cibernética, ligada a las tecnologías de la Información y de la comunicación, ponen al alcance de la humanidad mucha información, sin embargo, a su vez establece una disparidad entre esta riqueza de datos y el criterio con el que las personas pueden hacer un uso adecuado de lo disponible, ensanchando el margen del engaño y alienación de los habitantes del planeta.

 Y es que, cómo dijo Umberto Eco, estamos viviendo realidades virtuales. Conocemos el mundo a través de la televisión, que muchas veces no lo representa tal como es, sino que lo reconstruye o incluso lo construye. Lo que vemos es cada vez más remedos de la realidad disponibles a través no solo de las transmisiones televisivas sino, también, de los ciberespacios, del Internet y las redes sociales. Así, ajenos a la realidad, creyendo en hechos artificialmente impuestos, el engaño hace presa de la mayoría, tomando el control de su voluntad y sin que se den cuenta.

Verificar las fuentes de información, el contenido de lo que digan las agencias noticiosas, resulta ser un ejercicio productivo para aquellos que, desde una posición escéptica, examinan con criterio todo planteamiento que se diga a través de los medios de comunicación, antes de aceptarlos.

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