Armas silenciosas para guerras tranquilas
 
                Mynor René Martínez
Hace un tiempo encontré en internet un dossier marcado como “clasificado”, bajo el título “Armas silenciosas para guerras tranquilas”. Este documento, supuestamente hallado en una fotocopiadora reemplazada de la oficina de un oficial norteamericano, contenía dicha información por accidente.
Su redacción data de finales de la década de 1970. En ese material se relata como cierta élite mundial confabula una conspiración para dominar al mundo y para ello utilizaría todos los medios posibles para manipular a las masas, entre estos, los mensajes en medios de comunicación, el uso de figuras públicas (hoy influencers), el control de las cadenas de suministros, la concentración de la producción, la manipulación de las legislaciones, entre otras cosas más.
¡Vaya que todo ello era solo una ficción!
Han pasado casi 50 años desde la supuesta redacción de aquel tratado maquiavélico de control mundial y lejos de desvanecerse en el tiempo, parece que se van cumpliendo sus designios. En plena sociedad de la información, aquellas maniobras mencionadas en el dossier son cada vez más sofisticadas, convirtiendo esas en armas cada vez más silenciosas, que generan guerras cada vez menos percibidas.
El conflicto es algo intrínseco en el ser humano, es parte de la dialéctica de la naturaleza, algo que no podremos evitar. Su origen generalmente es la fricción de intereses y manipulación del poder, que llevadas al extremo se traducen en guerras.
El escritor ruso León Tolstói en su libro Guerra y Paz, menciona que “La guerra se parece a un incendio en el que nadie puede prever lo que va a quemarse, ni en qué dirección se extenderá”. En el contexto mundial de la segunda década del siglo XXI, con la guerra proxy que se desarrolla en Ucrania y otros conflictos mundiales, las llamas están llegando en diversas formas.
Hoy los bloques ideológicos de países de occidente y los del bloque emergente impregnan una narrativa por la dominación del comercio y la geopolítica, con el uso de armas tecnológicas, económicas y mediáticas cada vez más sofisticadas.
En el transcurso de la historia las modalidades para abordar el dominio político y económico ha evolucionado, pasando de acciones violentas a estrategias más sutiles. En las conocidas como guerras híbridas, el uso armas no convencionales van ocupando un lugar a la par de las armas bélicas.
Las nuevas amenazas en este conflicto de intereses están ligadas a temas como, la guerra comercial, la influencia cultural, la ingeniería social y financiera, las Fake news y mensajes en redes sociales, el peligro biológico y la incursión de las drogas sintéticas, entre otros.
Los conflictos sociales, políticos e ideológicos de hoy son de carácter global y toman diversos matices de acuerdo a cada región y país. La hiperconectividad es tan compleja que el aleteo de una mariposa en cualquier lugar del mundo genera un huracán en el otro lado del planeta (parafraseando a la Teoría del Caos).
El ciudadano global de esta época está inmerso y afectado por esos conflictos, aunque no esté consciente de ello, pero los efectos se comienzan a sentir en la economía local y en los contextos políticos de cada país.
Guatemala no es la excepción, hoy vivimos una serie de conflictos aparentemente aislados, pero que sin sentirlo tiene mucha influencia externa. Por ejemplo, el precios de los combustibles afectados por la guerra en Ucrania, el conflicto ideológico entre social- liberales contra los conservadores o la controversia de las vacunas con el Covid-19 que tuvo tantos matices de manipulación y corrupción.
En la próxima entrega de esta columna haré referencia de los nuevos “métodos sutiles” que son utilizados para hacernos partícipes de estas guerras híbridas silenciosas y las armas no convencionales que son utilizadas en la actualidad para doblegar gobiernos, países y poblaciones.
Gracias a PúblicoGt por el espacio que me brinda, espero compartir con los lectores de muchas reflexiones y un sano debate.
Mynor René Martínez
Docente universitario, capacitador, empresario y promotor cultural.
Apasionado de la comunicación, la semiología y las ciencias cognitivas.
Con experiencia en medios y tecnologías de la comunicación humana.
 

 
                     
                       
                       
                       
                      