Atentado con 91 drones de Ucrania contra Putin pudo ocasionar una guerra nuclear
Alfredo Jalife-Rahme
E
l connotado experto militar Alexey Leonkov (AL) comentó que “el ataque con 91 drones contra la residencia presidencial fue una provocación extremadamente peligrosa (Ucrania ataca con 91 drones la residencia de Putin; Trump se indigna; https://bit.ly/4pU9FYE)” que “no podría haberse llevado a cabo sin la participación de los halcones europeos” porque “Zelensky no se habría atrevido a planear o llevar a cabo una operación de este tipo por su cuenta (https://bit.ly/4jkb9sR)”.
Según AL, “se requirió una planificación minuciosa y el momento elegido mientras Zelensky se encontraba en EU para mantener conversaciones con Trump, se diseñó para proporcionarle una coartada ( sic), que ahora está utilizando, alegando que Ucrania no tuvo nada que ver con ello”. Agregó que “la provocación no fue simplemente un ataque contra el presidente sino contra un centro de control de armas nucleares (¡mega-uf!) , ya que cada una de estas residencias contiene nodos de comunicación a través de los cuales el jefe de Estado puede dar la orden de utilizar las fuerzas nucleares del país”.
A juicio de AL,“el objetivo era provocar un conflicto entre EU y Rusia” cuyo cálculo fue: “en el peor de los casos, provocar un conflicto mundial; como mínimo, interrumpir el proceso de negociación entre EU y Rusia. Y está claro que los halcones europeos sólo favorecen este escenario, en particular Gran Bretaña (GB)”.
AL recordó que el pasado 18 de diciembre, Zelensky espetó que “los políticos cambian; alguien vive, alguien muere (https://bit.ly/4sphp6M)”. ¡Anda muy necrófilo Zelensky! Llama la atención la pléyade de analistas que señalan a GB de incitar el ominoso ataque: desde el ex analista de la CIA, Larry Johnson (https://bit.ly/4jkjCvT), hasta Gillian Schutte (https://bit.ly/4jkQ3ub).
Por cierto, Zelensky visitó al premier canadiense, Mark Carney (MC), también de nacionalidad británica, antes de ver a Trump y un día después llegó su correligionario Netanyahu a encontrarse con ¡el presidente de EU! ¡MC es uno de los peores enemigos de Trump y Putin (https://bit.ly/4qoJzNa)!
La reacción de Dmitry Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, fue feroz: “El apestoso bastardo de Kiev está intentando frustrar la resolución del conflicto.Quiere la guerra. Pues bien, al menos ahora tendrá que permanecer escondido el resto de su miserable vida (https://bit.ly/4jgISmS)”.
Vale la pena evocar la tradición ucrania de que “el cielo se abre” en Navidad cuando se pueden pedir deseos, lo cual celebró el ilegal presidente, el comediante jázaro (Khazar; https://bit.ly/3QqemJr) Zelensky, quien espetó el 24 de diciembre: “Hoy todos compartimos un mismo sueño. Y hacemos un deseo ( sic) para todos nosotros: ‘Que perezca’ (‘May he perish’), podría pensar cada uno para sí mismo”.
Fuentes occidentales y ucranias ( The Hill/ Euronews/ Kyiv Independent/NDTV) lo interpretan como un deseo velado de muerte (¡ sic!) para Putin. Kyiv Independent lo explayó obscenamente: “Que perezca”, Zelensky expresa el deseo ( sic) de los ucranios en su discurso de Nochebuena (https://bit.ly/3N9RzmZ)”.
El fariseísmo apocalíptico y escatológico de Zelensky es infinito: vinculado a la secta talmúdica Chabad Lubavitch, pertenece a una religión microminoritaria (https://bit.ly/4pdRpIz), en un país de la perseguida mayoría aplastante de cristianos ortodoxos eslavos.
En verano de 1914, el archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero al trono del imperio austro-húngaro, asesinado en Sarajevo con su esposa Sofía por el nacionalista serbio de 19 años Gavrilo Princip, detonó la Primera Guerra Mundial. Más de un siglo después, el primer israelí Benjamín Mileikowsky, alias Netanyahu, especialista en genocidios, con la anuencia de su gran aliado EU, se ha consagrado a practicar la decapitación masiva de los líderes jerárquicos, comandantes y científicos en Medio Oriente, en particular en la zona de influencia iraní: Siria/Irak/Líbano/Yemen/Gaza/Irán.
¿Entramos a la fase de magnicidios susceptibles de provocar una guerra nuclear: síndrome Sarajevo global y/o síndrome Netanyahu?
La Jornada
