Rachazar un premio Nobel

Miguel Angel Sandoval
No parece que despotricar en contra de esa institución de los premios Nobel sea lo mas conveniente, adecuado, o como se quiera denominar. Durante años esa distinción, homenaje o como se le llame, es motivo de discusión mundial por el alcance que tienen los mismos. Se puede estar de acuerdo con el otorgamiento de estos reconocimientos, pero una cosa es quienes lo reciben y otra la institución que los otorga. En todo hay posibilidades. Y por supuesto que siempre quedan los críticos y las insatisfacciones.
Pero hay algo que merecería ser motivo de reflexión. Es el caso de dos personajes que en su momento rechazaron ese homenaje o distinción. Uno en el campo de la paz y otro en el terreno de la literatura. Es algo que debería motivar un poco de discusión en nuestros medios, pero no parece que, en estos momentos, que llamaría fundantes, por la emergencia de un mundo con nuevos parámetros y multipolar, esta discusión no tiene mucha relevancia o no ocupa muchos espacios.
Sin embargo, miles de activistas de las mejores causas en el mundo sueñan con un Nobel de la paz, de la misma manera que miles de escritores anhelan el galardón en ese ámbito. Un nobel de literatura es la mas alta aspiración. Y esto no se puede quitar de las reflexiones de los millones de escritores. Así como de los millones de activistas el de la paz. Siempre habrá criticas por haber dejado fuera a alguien que si lo merecía. Tanto en el Nobel de la paz, como en el Nobel de literatura.
Sin embargo, hay en la historia del siglo XX dos personajes que brillan con luz propia, que, con reconocimiento del Nobel o sin él, su impronta en la vida de sus países es imborrable, y tienen en común que rechazaron estos galardones. Le Duc Tho, que rechazó el de la paz antes de compartirlo con su acérrimo rival en las negociaciones de paz, Henry Kissinger, para finalizar la guerra de Vietnam en 1975. En la época afirmó que, sin que la paz en Vietnam estuviera consolidada, él no podía aceptar un galardón de tal naturaleza.
Lo cierto del caso es que la guerra de vietnam, que los EEUU llevaron a cabo con miles y miles de soldados, bombardeos inmisericordes sobre la población civil, con los célebres bombarderos B-52 entre otros, fue una de las mayores expresiones de guerra imperialista en contra de un país que quedaba a 10,000 millas de distancia, en donde usaron el pretexto de lucha por la democracia y cometieron toda clase de violaciones al derecho humanitario y en contra de la población civil. Ello como se hizo saber en la época, no podía ser borrado con el otorgamiento de un Nobel entre el agresor y el agredido. Fue la mas grande derrota militar de los EEUU.
Otro, Jean Paul Sartre, que hizo lo propio en renunciar al Nobel en la literatura, por razones de orden ético. En su pensamiento la crítica a las instituciones del capitalismo era tan fuerte que no quería ser parte del sistema que criticaba. Fue ferviente crítico del colonialismo de Francia y por ello apoyó de manera comprometida a los independentistas de Argelia y acompaño otros procesos de lucha anticolonial y revolucionaria. Otras razones se invocaron, pero lo sustantivo es que renuncio al Nobel de literatura que se le había otorgado. Y ello fue motivo de un escándalo en los medios literarios. Sartre renuncio a lo que todos aspiraban.
En otras palabras, salvo Le Duc Tho, que rechazo el premio Nobel de la paz con razones harto claras y que ese rechazo lo engrandeció, y Jean Paul Sartre que sigue siendo un referente como el mayor filósofo francés del siglo XX, son como se afirma, casos únicos en este terreno, que renunciaron a los galardones Nobel. Creo que nadie puede acusarlos o denostarlos por su decisión.
Pasa lo contrario con el resto de premios otorgados tanto por la paz como en la literatura. No todos los casos generaron consenso ni todos los casos fueron merecidos, de acuerdo con la visión que hay en relación con estos galardones en el mundo. Y existen casos de personajes que luego de recibir ese galardón no hicieron nada para mantener el prestigio del mismo y derraparon por senderos ajenos al espíritu del Nobel. Y hubo también, escritores que luego del galardón no fueron capaces de continuar con obras creativas. Es el terreno abierto a la discusión. Y hubo galardonados que, sin el error en el otorgamiento, no hubiesen salido del anonimato. Así las cosas.
El hecho es que se continuará con esa especie de liturgia anual en el otorgamiento de estos galardones, con las apuestas de candidatos y candidatas, y luego la discusión, aún si se hace en medio de la mas aguda controversia. Nunca apoyé o festeje ese galardón a Obama, y no lo hago ahora en el caso de Machado de Venezuela. Apoye el de Nelson Mandela o el de Luther King. Y la historia continúa.