Viviendo la experiencia de Babel
 
                Mynor Martínez
En el trayecto de mi viajé hacia China tuve la oportunidad de recorrer París durante dos días, aprovechando la oportunidad que me daban las 27 horas de escala.
De esa cuenta, me hospedé en un hotel céntrico que nos permitió recorrer el Río Sena hasta llegar a la magestuosa Torre Eiffel.Esta fue mi primer encuentro con la señora que representa a la ciudad de las Luces.
Mi sensación fue de asombro, no es lo mismo que te lo cuenten a verla en persona. A ello debo agregar que tuve la dicha de hacerlo en la temporada de verano, con un clima agradable y un cielo despejado
De esa cuenta, la cuidad estaba abarrotada de visitantes de innumerables lugares del mundo, aquel lugar era un fiambre de idiomas los que escuchaba hablar en medio de aquella multitud.
Esa experiencia me llevó a la reflexión de que aquella se convertía en la Torre de Babel, la que se describe como la ciudad de la cual se supone fue confundida por Dios con diferentes lenguas para disparar a las personas que intentan alcanzar el cielo con su construcción.
Está metáfora que experimenté tiene algunas paradojas. Lo bonito de aquella situacion fue la vivencia de la diversidad en todo su esplendor, característica primordial del liberalismo francés.
Pero al observar de cerca la situación me di cuenta que aquella mezcla de idiomas y culturas también tiene su parte sombría. Porque no todos estaban reunidos ahí para divertirse y disfrutar del fin de semana.
Muchas de aquellas culturas llegaban como parte de una migración forzada por las situaciones sociales, políticas y económicas que acechan sus países.
Personas de diversas situaciones buscaban oportunidades de trabajo, pero muchas otras también llegaban a delinquir. Y es que no fue que me lo contaran, lo viví. Debajo de la Torre Eiffel fuí testigo de como arrebataron una bolsa.
Y no me meto a describir a los ladrones porque no deseo aquí estigmatizar a nadie, pero si puedo decir que eso y la innumerable cantidad de pintas en toda la ciudad, me hizo reflexionar sobre una realidad que hoy es una de las más crudas, tanto en Europa como en América, la migración.
No quiero entrar en polémica política, porque lo mío en este espacio es describir el fenómeno cultural. Lo cierto es que, al igual que en Babel, una migración desbordada provoca más desunión y problemas de relación entre quienes conviven con ella.
Me pregunto si no sería bueno que la Europa vacía en sus áreas rurales, fueran escenarios de centros de producción y desarrollo para aprovechar esas comunidades que se acumulan en las ciudades y no salen de su pobreza en toda regla
No sé trata de cerrar las fronteras a lo Trump, sino de preparar los espacios para ubicar a comunidad es enteras que llegan en busca de mejores oportunidades. Porque no sirve estar en la mejor ciudad pero vivir en las peores condiciones.

 
                     
                       
                       
                       
                       
                       
                       
                      