Un premio a la ineptitud

Mario

Mario Rodríguez Acosta

La peor ministra de educación en años, recibe un premio a la excelencia laboral por el mismo gobierno que la mantienen en el cargo cuando todo el sistema educativo público se destruye, lo que al final constituye un reconocimiento, quizás el más cínico de los reconocimientos del actual mandatario, a una labor mediocre.

Pero hay que ser justos y reconocer que el sistema educativo se abandonó a su suerte desde el momento que la reforma educativa asumió los postulados neo liberales y se mantuvo a lo largo de los años con un discurso grandilocuente de calidad educativa que nunca se logró, ni se logrará.

Al meter al mercado a decidir y orientar la institucionalidad pública educativo solo se logró la segmentación educativa que tanto favorece a los negocios que pudieron segmentar a las familias de acuerdo a la capacidad de pago de los padres, sin que eso haya significado una mejora educativa, ni de la escuela pública, ni de la escuela privada.

Los actores e instituciones que han orientado la política educativa por años, vinculados al mercado de la educación, siguen sin dimensionar el daño irreversible al sistema, que al final también terminará afectando el negocio educativo.

La ministra asumió un ministerio que gestionaba con soltura la gobernabilidad del sistema a través del pacto colectivo con el sindicato de trabajadores. Pero las responsabilidades educativas le quedaron grandes. Es más que evidente que la actual ministra ha sepultado el ya deteriorado sistema educativo por su incapacidad manifiesta en la función.

Al manifiesto deterioro de la infraestructura escolar, se suman los malos resultados de los alumnos en las diferentes pruebas estandarizadas que el ministerio implementa y lo peor, el mayor retroceso cognitivo para los estudiantes en décadas, por el pésimo manejo de la educación durante la pandemia, tiempo en el cuál no se hizo mayor cosa.

Durante años, el presupuesto casi en su totalidad se ha utilizado para el pago de salarios a los maestros, mientras que cada vez más, el ministerio se hace más dependiente de la cooperación internacional para el desarrollo de los programas complementarios. Así que, con mayor presupuesto, ha sido incapaz para mejorar lo básico en infraestructura, formación docente y desarrollo de programas de apoyo.

Dos años después del cierre, el ministerio tiene que gestionar un préstamo urgente para poder cubrir un déficit de 400 mil escritorios, con los alumnos ya instalados en las escuelas. No es eso el colmo de la improvisación.

Su única prioridad durante su gestión ha sido la contratación del seguro médico privado, que no es más que tele medicina, justo durante la temporada que los niños y niñas estaban ausentes de las aulas y que las familias más pobres, a lo que supuestamente va orientado el seguro, no cuentan con accesos tecnológicos para acceder a la consulta. En lugar de fortalecer la salud y la educación pública, se desvían recursos para negocios privados.

Quizás la gestión de la ministra no sea tan mala, como se piensa, en el sentido que en su totalidad el actual gobierno ha sido tan permisivo con la corrupción y la mediocridad de sus funcionarios, que la destrucción de lo que queda de la educación pública muestra los efectos de la captura del estado y catastrófica situación en que se encuentra la institucionalidad.

Claro que la ineptitud y negligencia de la que hace gala la ministra, está a la altura del papel de todo este gobierno en su conjunto. De qué otra forma se explica el reconocimiento recibido.

Fuente: https://ciidgt.org/catarsis/un-premio-a-la-ineptitud/

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