Unilateralismo Trump, declive del dólar y la complicidad silenciosa: Análisis crítico del mercantilismo del siglo XXITrump comercio

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Luis Armando Ruiz Morales *


Un análisis técnico de las justificaciones comerciales de la administración Trump revela que la imposición de aranceles se basó en el argumento de corregir prácticas comerciales desleales y explotadoras que, supuestamente, perjudicaban a los estadounidenses, habíamos “saqueado, violado por naciones cercanas”. Sin embargo, a manera de ejemplo, esta postura omite examinar los factores estructurales clave que determinan los salarios y las condiciones laborales, los términos contractuales en los procesos de “libre mercado” y el poder de negociación del capital transnacional —encarnado en las élites empresariales[1]—, especialmente el de las grandes corporaciones que operan en regímenes cuasi democráticos y que, año tras año, definen el futuro global en función de sus intereses.

Desde la óptica del derecho comercial internacional y los principios de la globalización, resulta problemática la interpretación mercantilista que subyace a estas medidas. La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha visto limitada, u observa para otro lado, su capacidad arbitral frente a esta política unilateral estadounidense. Si bien Estados Unidos no ha formalizado su retiro del organismo, en la práctica ha operado mediante mecanismos extra institucionales, imponiendo sanciones sin acatar plenamente los procedimientos multilaterales y a la vez, la OMC no se pronuncia categóricamente sobre estos hechos políticos que envuelven, discriminan y marginan a los países pobres (hoy de medio desarrollo). Este escenario ha generado una asimetría notable: mientras la mayoría de los 164 miembros de la OMC han mantenido una posición cautelosa (subordinada y miedosa), China ha sido el único actor que ha respondido sistemáticamente mediante la interposición de disputas formales ante el organismo. Situación que deberían aprovechar el resto del mundo para secundar y acompañar dicha demanda. La situación refleja tanto las tensiones en el sistema de gobernanza comercial como la creciente marginalización de los mecanismos multilaterales ante el unilateralismo de las grandes potencias. Por ello Trump tiene razón, “que le besen el culo”.

Desde una perspectiva jurídica, Estados Unidos ha adoptado una postura selectiva respecto a los compromisos internacionales, priorizando su soberanía nacional sobre el multilateralismo en múltiples ocasiones, de allí que el importe un pepino las Naciones Unidas. Este enfoque se remonta a decisiones históricas y se extiende hasta la era contemporánea, en los cuales se puede apreciar: Tratado de Versalles (1919); Protocolo de Kioto (2001) firmado en 1997; los más recientes: Acuerdo de París (2017–2020); JCPOA. Acuerdo Nuclear con Irán (2018); Tratado Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF 2019); OMS (2020): Notificación de retiro durante la pandemia; revertido en 2021; Tratado de Cielos Abiertos (2020): Culpando a Rusia de incumplimientos, pero en realidad se preparaban EEUU, OTAN y Ucrania para la guerra contra su propia población y luego contra Rusia; Pacto Mundial para la Migración (2018), Consejo de DD.HH. de la ONU (2018) acusado de sesgo antiisraelí, pero en realidad son ellos dirigiendo los responsables; UNESCO (2011–2018): Retiro definitivo; y estos casos ambiguos, TLCAN (2020): Renegociado como TMEC, sin abandono total (véase Claudia Sheinbaum) y la OTAN, bajo amenazas si no pagan sus servicios de defensa (privatización de los ejercito al servicio del empresariado armamentista gringo, entre otros).

Además, la percepción actual sobre la productividad de Estados Unidos, difundida mediante narrativas digitales (incluyendo cadenas de memes de influencers chinos) y asimilada por el conocimiento colectivo multinacional, revela contradicciones fundamentales en el modelo económico promovido durante la administración estadounidense. A mejor comentario sobre el asunto, me permito identificar tres desequilibrios críticos:  la Sostenibilidad de la deuda externa, más del 120% del PIB evidencia un patrón insostenible; agravado por políticas fiscales expansivas sin mecanismos de compensación productiva, en beneficio del sector privado; la Erosión del poder adquisitivo del dólar en Asia y contundente respaldo de los países Brics; la pérdida progresiva de participación en reservas internacionales (de 71% en 2000 a ~58% en 2023, según el FMI) y el avance de acuerdos bilaterales en monedas locales (ej. petroyuan chino, el Rublo Ruso, uso de monedas locales, Irán) reflejan una disminución estructural de la hegemonía dólar-centrico[2] y las presiones geopolíticas de bloqueo que son políticamente hablando, sanciones unilaterales (ej. contra China y Rusia) han generado efectos contraproducentes, acelerando la creación de sistemas alternativos (CIPS, SPFS) que reducen la efectividad del poder coercitivo tradicional de los estadounidenses. Todo ello acompañado de la queja del vicepresidente Vance sobre la desindustrialización selectiva y su interpretación del papel del resto del mundo se observa en el estancamiento manufacturero (-0.3% en mismo periodo) sugiere una economía bifurcada. La inutilidad de la innovación tecnológica Rusia, China Versus la norte americana a dejado al desnudo el atraso y con ello, el atraso del patio trasero. Y por último, la distribución de la riqueza y las tasas de pobreza desnudan el estancamiento salarial que vive la población con tasa de crecimiento salarial real del 0.2% y de las corporaciones del 34% (S&P 500, 2020-2023).

Mientras tanto en Guatemala, los centros de pensamiento económico guatemaltecos[3] (tanques del pensamiento) evidencian una preocupante inacción crítica, caracterizada por: su silencio cómplice ante los desequilibrios estructurales del país y del mundo[4]; una reproducción acrítica de modelos neoliberales importados sin adaptación al contexto local (copy-paste); y la ausencia de propuestas alternativas para un desarrollo inclusivo. Esta pasividad intelectual perpetúa políticas económicas reactivas, limita la capacidad endógena de solución y profundiza las asimetrías del sistema, consolidando un modelo dependiente y desarticulado de las necesidades nacionales de cambio.

Queda pendiente el análisis sobre la correlación positiva entre este fenómeno y los gobiernos nacionalistas, en contraste con la correlación observada durante el periodo trumpista con gobiernos dependientes y oportunistas (los que le besan el culo).


* Quiero aclarar que no soy experto en ningún tema en particular. Solo me considero un observador atento, un buen escuchador y alguien que se informa a través de diversas fuentes, como Sputnik, RT, CNN, la BBC, The New York Times, Diego Ruzzarín, Daniel Estulin, Alfredo Jalife, Scott Ritter, Jeffrey Sachs, así como de debates y conversaciones cotidianas de amigos.

[1] Asimismo, estas élites libran una contienda estratégica por el control absoluto de los recursos naturales y humanos. Paralelamente, emergen otros grupos de poder que, tras décadas de dependencia, comienzan a trascender su zona de confort geopolítico y económico.

[2] del autor

[3] principalmente los institutos de investigación de la universidad de san Carlos, con personal bien remunerado y todas sus prestaciones. Acondicionados con un rector y un CSU espurio, corrompido y fraudulento. Ahora las “empresas o ongs” dedicadas a investigación deben esperar la orientación de que pueden o no escribir. Cuidarse de usar las palabras correctas para que no los correteen.

[4] Aunque él pollero, de la elite guatemalteca -chapina-, solo se dedica solo a detractar con odio manifiesto a Maduro. No hay más.

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