Ser revolucionario
 
                Autor: Jairo Alarcón Rodas
La revolución no es algo fijo de una ideología, ni algo de una década en particular. Es un proceso perpetuo incrustado en el espíritu humano.
Abbie Hoffman
Decía Ernesto Guevara, la revolución no es una manzana que cae cuando está podrida. La tienes que hacer caer, de tal modo que la revolución es una forma acelerada de propiciar los cambios y, como dijera Iósif Stalin, no se puede hacer una revolución con guantes de seda. Los hechos no se repiten, la realidad no se estanca, aunque sea imperceptible la transformación de los fenómenos tanto físicos como sociales, cambian.
Sin embargo, en la realidad social, hay momentos en la historia que las condiciones materiales de sus miembros parecen no variar, se encuentran en un aparente letargo que ameritan de un impulso para que se dé el cambio. Proceso que describe muy bien el materialismo histórico con el surgimiento y desaparición de los distintos modos de producción que ha habido.
Todo cambia, nada permanece, así se manifiesta la realidad en la que no hay nada eterno, exceptuando la misma eternidad. El cambio es producto del encuentro y resultado entre contrarios, ya que, en lo homogéneo, en donde todo es igual, no existe alteración alguna, no hay oposición, todo es estable.
Así, desde el pensamiento de Heráclito, se entiende a la dialéctica como transformación, devenir, cambio por medio de contrarios. Sin embargo, Marx, en el materialismo histórico, señala que hay contradicciones que se resuelven por vía pacífica y otras, en cambio, por la violenta, son estas las que transforman esencialmente las cosas, las que determinan los cambios radicales, las que se producen a partir de una revolución.
A lo largo del trayecto que ha recorrido la humanidad, han existido momentos cruciales que dieron vida a nuevas eras, a nuevos periodos, a nuevos modos de producción, a nuevos paradigmas que han establecido peculiaridades de cada momento. Como resultado de tales irrupciones, lo viejo fue sustituido y sobre sus cimientos emergió lo nuevo, que se evidencia por un cambio de las condiciones materiales, de la forma de pensar de los pueblos.
Sin embargo, en un escenario de contradicciones, es notoria la presencia de personas que impulsan el cambio y otras que se resisten a él. De modo que muchos se oponen a las transformaciones, retardan al máximo los momentos de quiebre, de ruptura y pelean, luchan por continuar en las mismas condiciones, se oponen a que lo nuevo emerja, siendo estos los reaccionarios. A pesar de ello, la fuerza de los más se impone y, por medio de las luchas revolucionarias, realizan los cambios que dan vida a los nuevos períodos que marcan la historia.
La lucha entre los que desean el cambio y los que se oponen a él se patentiza, actualmente, en las contradicciones que hay entre aquellos que lucran deshonestamente dentro del capitalismo a expensas de la explotación laboral de los trabajadores y los que venden su fuerza de trabajo bajo condiciones de miseria y explotación. A unos solo les importa el lucro, obtener el máximo de ganancias posible, a los otros obtener un salario digno.
En Guatemala, la contradicción se da entre una minoría que cuenta con todos los recursos económicos, medios de producción y los obreros y campesinos asalariados. Y, más recientemente, enfrenta a los que, al servicio de la oligarquía empresarial corrupta, han convertido al país en un antro de perversión y de crimen por medio de políticos deshonestos y aquellos que se niegan a aceptar tal situación, enarbolando la bandera de la justicia y la equidad.
Son insatisfechos sociales, los que conscientes de la crisis que se vive en el país, que desafortunadamente son los menos, los que incansablemente luchan en contra de la corrupción, los que tienen un objetivo claro de lo que se requiere para que el país salga del letargo en el que lo han sumido y del atraso en el que se encuentra. Saben que la corrupción es el resultado de condiciones materiales injustas y que la lucha es para lograr un estado en donde impere la justicia y la equidad para el bienestar de todos.
Sin embargo, hay otros que, cómodamente al frente de sus aparatos electrónicos, de sus computadoras, a través de las redes, manifiestan su desacuerdo con el sistema. Pero se olvidan de que toda transformación social efectiva solo se logra por medio de la praxis revolucionaria, a saber, se obtiene a partir de la participación efectiva de la población. Es decir, con la presencia consciente y organizada del pueblo, pues solo así, las luchas por alcanzar cambios sustanciales en la sociedad obtendrán resultados satisfactorios.
Para lograr los cambios, para ser un auténtico revolucionario, se debe comprender, como lo indicara Lenin, que no hay teoría revolucionaria sin práctica revolucionaria y viceversa. En tal sentido, no es suficiente con tener la voluntad de participar, hay que leer, educarse, entender la realidad social del país, comprender las contradicciones que existen para poder accionar congruentemente, participar activamente para construir un país diferente.
Pero, en una sociedad como la de Guatemala, sumamente compleja, marcada por la invasión y el colonialismo español, por el poder hegemónico de los criollos, por crueles dictaduras militares que implantaron una cultura del terror y de un periodo posbélico en el que la firma de los acuerdos de paz muy poco ha servido para la reconstrucción del país, los avances sociales han sido mínimos.
Dentro de esos antecedentes históricos, esta generación fue educada a la sombra del miedo, del terror y el silencio, por parte de una generación anterior que sí vivió el terror de los años de guerra. Hannah Arendt decía: El terror extraordinariamente sangriento de la fase inicial de la dominación totalitaria sirve, desde luego, al propósito exclusivo de derrotar a los adversarios y de hacer imposible toda oposición ulterior. Y en Guatemala, el terror infundado tuvo el efecto de inhibir la participación de la población y, con ello, la posibilidad de una revolución que transforme al país se hace cada vez más remota.
Adormecidos, sumidos en distractores que les provee el sistema, cada vez más individualistas, egoístas, regidos por un Estado decadente, en el que gobiernos, con la excepción de los de la Primavera Democrática, no han producido cambio sustancial alguno en el país y, por el contrario, han agudizado la crisis social que se vive en Guatemala, con alarmantes índices de pobreza, ignorancia y corrupción, esta generación tiene muy pocos argumentos para el cambio.
Pedir a una generación acomodada, distraída, que se convierta en un actor político relevante, con pensamiento revolucionario es exigirles algo que las anteriores no lograron, pero si intentaron. Sin embargo, no todo está perdido, hay algunos atisbos de rebeldía que deben ser aprovechados, no sin antes proveerlos de las bases teóricas imprescindibles para conformar a un actor político y revolucionario en su encuentro con la historia, pues como señaló Thomas Paine: Tenemos en nuestro poder comenzar de nuevo el mundo.
Ser revolucionario no es ser incendiario, sino saber plenamente el objetivo que se persigue, ser una mezcla de voluntad y criterio, de teoría y praxis. Muchas revoluciones han fracasado, en unos casos, porque se carece de voluntad y en otros, de criterio. Ser factores de cambio comienza con la autocrítica, lo que posibilita descubrir las debilidades y potencialidades que se tienen para, posteriormente, suplir las carencias.
En su discurso pronunciado, antes de dejar la presidencia de Guatemala, Jacobo Árbenz dijo: Algún día serán vencidas las fuerzas oscurantistas que hoy oprimen al mundo atrasado y colonial. Lamentablemente ese escenario aún persiste en el mundo, por lo que, para lograr la victoria, hay que prepararse para el cambio y no solo ser partícipe de los nuevos escenarios que vendrán, sino tomar conciencia y el control de estos.
Resistencias habrán, pero mientras mejor esté preparado el espíritu revolucionario de los individuos que lucha por un sistema diferente, justo y democrático, la victoria será incuestionable.
 

 
                     
                       
                       
                       
                      