Qué se puede esperar en las próximas elecciones
 
                Autor: Jairo Alarcón Rodas
La corrupción de los gobiernos comienza casi siempre por la de sus normas y principios
Montesquieu
El 25 de junio están programadas las elecciones en Guatemala, en la que se elegirán autoridades gubernamentales tales como diputados, alcaldes, presidente y vicepresidente del país, pero cuando las instituciones se encuentran dirigidas por personas deshonestas, es claro que no responden al establecimiento de un Estado de Derecho ni les interesa el bienestar de su población y eso es lo que ocurre con las instituciones que en vez de brindar justicia y transparencia en las acciones públicas hacen todo lo contrario. Ante ese escenario ¿qué se puede esperar del evento eleccionario que se avecina?
De un Estado usurpado por las mafias, que bajo el cobijo de un sistema perverso, que a través de sus funcionarios gubernamentales, cínicamente critica a gobiernos dictatoriales, que alardean de defender la soberanía pero cuando les conviene se comportan de forma entreguista con el imperio del norte, que se jactan de democráticos sin saber su significado, que imponen mordaza y restringen las libertades individuales a aquellos que les resultan molestos, que actúan con toda impunidad e hipocresía, que persiguen, criminalizan a todo aquel que no esté de acuerdo con sus disposiciones, con las decisiones que enriquecen a unos pocos y sumen en la miseria a muchos más, con gobiernos de ese tipo no se puede esperar nada bueno.
Con un tribunal supremo electoral que decide arbitraria y espuriamente quién puede participar en la contienda y, abusando de su autoridad, excluye a todos aquellos que no le conviene a los intereses de los que por siempre se han aprovechado de las condiciones de impunidad en las que se encuentra el país y la ignorancia de sus habitantes. Miseria, ignorancia, corrupción son los denominadores comunes de una sociedad en crisis que atrapa en sus fauces a muchos guatemaltecos, los que no alcanzan a comprender cómo escapar de su situación y se acomodan.
Clanes familiares, políticos deshonestos que han mostrado con claridad cuál ha sido su papel durante muchos años al hacer de este país una vergüenza ante la comunidad internacional. Haciendo uso de la demagogia se refugian en discursos populistas, haciendo de la mentira un medio para conseguir aviesos objetivos. Un expresidente, responsable directo de la debacle del país, prometiendo aquello que fueron incapaces de cumplir durante su mandato y es que ante un pueblo ajeno a lo que es la política, adormecidos por una cultura mitologizante, los discursos persuasivos tienen mayor impacto.
La población debe preguntarse el porqué de la violencia e inseguridad del país, por qué tanto guatemalteco busca migrar a países que les ofrezcan una oportunidad para su bienestar; es acaso por la ineptitud y corrupción de sus gobernantes. Preguntarse qué impacto han tenido las medidas correctivas para que las cosas cambien, hasta la fecha tales medidas no han resuelto el problema esencial del país, la miseria.
El guatemalteco debe saber que el origen de los problemas sociales, que aquejan desde hace mucho tiempo a este país, tiene su raíz en las desigualdades sociales y en la falta de oportunidades para sus habitantes y eso amerita enfocarse en las estructuras sociales, en la base económica y en las medidas preventivas para que esos problemas no surjan, pero, sobre todo, identificar a quiénes han sido los causantes de tales males.
Si existieran fuentes de trabajo con una digna remuneración, la migración se detendría y con ello los riesgos que eso deriva, pero, también, la criminalidad decrecería, pues gran parte de la delincuencia se debe a la falta de oportunidades para el desarrollo de muchas personas, fuentes de trabajo y un empleo digno. Es más, si imperara la justicia en Guatemala, la impunidad desaparecería, los privilegios se terminarían, lo que lamentablemente está lejos de ser una realidad en el país. Lo cierto es que la justicia está cooptada por siniestros personajes que sirven a los intereses del crimen organizado y, sin duda, se benefician económicamente con ello, es por lo que persiguen a todos aquellos que los desafíen, que denuncian sus actos de corrupción.
Así es que, una candidata con impedimento constitucional, otra que ha hecho lo impensable para llegar a la presidencia de la República, un expresidente aliado de la corrupción, personas con dudosa reputación, conflicto de intereses, contratistas del Estado, clanes familiares, diputados que han demostrado su ineficiencia y deshonestidad fueron aprobados e inscritos como candidatos por el tribunal supremo electoral, para participar en las elecciones de junio del presente año en el país.
Algunos otros políticos, los menos, con la idea de cambiar el rumbo de este país, asqueados de tanta corrupción, con nuevas inquietudes, se aprestan también a participar en la contienda electoral, a pesar de las adversidades, a pesar de que las reglas del juego las establece un sistema de funcionarios coaligados con el crimen organizado. Sin embargo, algo hay que hacer para cambiar el rumbo del país.
Decidir por quién votar, a quién elegir para gobernar por 4 años a este país es una responsabilidad ineludible de todo guatemalteco, es un compromiso moral, el dilema es: o seguir votando por los mismos corruptos que han gobernado por mucho tiempo y que han conducido a Guatemala a la debacle en la que actualmente se encuentra o ser partícipes del cambio, para ello es necesario conocer a quién se va a elegir, cuál ha sido su trayectoria, cuáles son sus propuestas, su plan de trabajo, su hoja de vida. El país no puede seguir en las mimas condiciones, merece una oportunidad para salir del atraso, de la miseria e inseguridad. Y aunque suene trillado, solo el pueblo salva al pueblo,pero para ello debe despertar de su largo letargo.
La responsabilidad de elegir a funcionarios corruptos recae directamente en aquellos que los eligieron. Dice un dicho que pretende dar respuesta a las desgracias de las naciones, cada pueblo tiene el gobierno que se merece, pero ¿será que los niños desnutridos de este país merecen la condición inhumana en la que se encuentran? Un voto responsable puede cambiar los largos períodos oscuros que se viven en el país, es el momento de hacerlo.
 

 
                     
                       
                       
                       
                      