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Por Fernando Cajas

«diciembre me gustó pa que te vayas, que sea tu cruel adiós, mi navidad. No quiero comenzar el año nuevo, con este mismo amor, que me hace tanto mal» reza la canción mexicana Amarga Navidad de José Alfredo Jiménez que describe en parte este sentimiento de querer empezar de nuevo, de querer quitarnos las cadenas que nos atan, de querer liberarnos de los pesos que nos hunden, los castigos que nos arrastran, así nos sentimos con el cruel Pacto de Corruptos, el peor de los castigos para Guatemala.

                Empezamos diciembre en medio de la incertidumbre socialmente construida, manipulada e impuesta por el Pacto de Corruptos. El Tribunal Supremo Electoral ya certificó que Bernardo Arévalo y Karin Herrera son el presidente y la vicepresidente electos. No hay marcha atrás. Lo único que puede cambiar este resultado es un golpe de estado, un descarado golpe de estado, que es lo que vienen dando en cámara lenta el Pacto de Corruptos. Empezaron con su ridículo plan de golpe de estado construyendo una narrativa falsa, falsa, lo hicieron con una serie de mentiras, casos falsos, de los cuales, de los diez, no se hace uno bueno. Al final logran atracar a los magistrados del tribunal electoral construyéndoles un raquítico caso de disque sobrevaloración en la compra de un equipo y corriendo van a quitarles la inmunidad pagando a cada diputado un millón, gachos.

                Cada caso era hecho a la medida de su falsa narrativa. Hubo ingenuos que compraron que el TREP era el causante del fraude. Hubo ingenuos que compraron el caso de la Universidad de San Carlos, USAC: Botín Político, digno de un guion de los Tres Huitecos. De los diez casos falsos se quedaron con dos, TREP y USAC Botín Político. El primero un invento de una supuesta sobre valoración que no tenía siquiera una auditoría de la Contraloría, nada, no había nada, pero aún sin nada pagaron a los diputados para que le quitaran la inmunidad a los magistrados del tribunal electoral, borraron del mapa al tribunal electoral, en eso que es supremo.

                Si bien el movimiento de octubre 2023 fue ejemplar por el liderazgo de los 48 Cantones, la magnitud de este golpe de estado requiere más que el digno ejemplo de los grupos indígenas en resistencia. En Guatemala vivimos diferentes grupos, diferentes comunidades, habitamos diferentes territorios y aunque en octubre emergieron algunos movimientos urbanos, fueron pocos comparados con lo que se necesita para esta protesta final que nos enfrentará al Pacto de Corruptos, a sus secuaces, a sus falsos netcenteros, a sus sirvientes. Nuestra lucha requiere más, mucho más que paros aislados, que protesta de una que otra comunidad. Nuestra lucha para salvar la frágil democracia que nos da esperanza requiere que nos posicionemos y que participemos, de la forma en que sea, pero que participemos y detengamos este golpe de estado en cámara lenta, que por más lento que sea, lo tienen que dar en diciembre.

                Defendamos la democracia que tenemos porque es nuestra única visa a una sociedad justa. No hay otro camino. O es ahora o no será nunca Guatemala.

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