Lo que Trump no puede impedir, China esta dejando el dólar

U.S. President Trump Visits China

BEIJING, CHINA - NOVEMBER 9: Chinese President Xi Jinping and U.S. President Donald Trump attend a welcoming ceremony November 9, 2017 in Beijing, China. Trump is on a 10-day trip to Asia. (Photo by Thomas Peter-Pool/Getty Images)

Pepe Escobar, analista geopolítico


La ASEAN es una entidad geopolítica bastante delicada: cortés, amable y consensual, pero que al mismo tiempo siempre privilegia su “centralidad”. El conjunto de los once países del Sudeste Asiático (Timor Oriental es el nuevo miembro) son actores globales muy serios, con un PIB de 3,8 billones de dólares y en constante aumento.  

A nivel personal, cuando decidí mudarme de Occidente a Asia, en 1994, elegí el Sudeste Asiático: en aquel entonces era imprescindible seguir a los “tigres asiáticos”, o bandada de gansos, con el Gran Ganso —China— volando justo detrás.  

Kishore Mahbubani, exembajador de Singapur ante la ONU y decano de la Escuela de Políticas Públicas Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur, ha sido durante años el principal analista de la ASEAN, incluido en su libro de referencia The ASEAN Miracle. Nunca hubo un milagro: se trató de trabajo duro y de una combinación de inteligencia geopolítica y geoeconómica.  

Como presidente de la ASEAN en 2025, el primer ministro malasio Anwar Ibrahim —uno de los diplomáticos más capaces del planeta— tuvo un trabajo muy difícil: conducir una cumbre fluida, equilibrada y productiva en Kuala Lumpur, proyectando la célebre unidad de la ASEAN, al tiempo que avanzaba significativamente en el comercio y la cooperación tanto dentro de la ASEAN como con sus socios externos.  

Y lo logró, sorteando con éxito el “blitzkrieg” arancelario de Trump.  

Como era previsible, los medios occidentales se centraron de manera obsesiva en un solo tema: Trump en Asia. El circo mediático no podía ser más predecible, pero Anwar lo dejó fluir. Trump presidió el tambaleante acuerdo entre Tailandia y Camboya, oficialmente conocido como los Acuerdos de Paz de Kuala Lumpur, que llaman a la desmilitarización de la extremadamente tensa frontera tailandesa-camboyana, ampliando un alto el fuego alcanzado en julio y mediado por Malasia, no por Estados Unidos.  

El problema fronterizo de décadas entre estos dos vecinos de la ASEAN es prácticamente insoluble: se centra en diferentes interpretaciones de mapas de la era colonial y en cómo y dónde resolver todo. Tailandia no reconoce la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), preferida por Camboya. Tailandia quiere un acuerdo bilateral a través de una Comisión Conjunta de Frontera.  

Astutas formas de “diversificarse” de China  

Trump vino y se fue, pero el núcleo del asunto sigue siendo lo que está “cocinándose” entre la ASEAN y China, el principal socio comercial del grupo: el comercio bilateral alcanzó el año pasado los 771 000 millones de dólares.  

Tanto China como la ASEAN son actores clave en la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el mayor bloque comercial del planeta, que cubre el 30 % del PIB mundial. Anwar organizó una cumbre del RCEP el día anterior a la firma de una actualización del acuerdo de libre comercio, con énfasis en la economía digital y verde.  

No es de extrañar que, para Pekín, la ASEAN sea de máxima importancia. El “blitzkrieg” arancelario de Trump se dirigía esencialmente a ambos.  

En la 28.ª cumbre ASEAN + 3, parte de las reuniones de Kuala Lumpur, el primer ministro chino Li Qiang insistió en la necesidad de reforzar la alineación de las estrategias de desarrollo, a medida que la cooperación entre ASEAN, China, Japón y Corea del Sur continúa profundizándose en las cadenas industriales y de suministro. Pekín volvió a recalcar la necesidad de “proteger el sistema de comercio multilateral”.  

Rusia también tuvo una presencia clave en Kuala Lumpur, como parte de la Cumbre de Asia Oriental. El viceprimer ministro Alexéi Overchuk destacó la creciente asociación de Moscú con la ASEAN en materia de tecnología nuclear, logística y comercio. No es casual que en cada foro en Rusia, el presidente Putin subraye que las regiones de más rápido crecimiento del mundo hoy son África y el Sudeste Asiático. De ahí la centralidad de la ASEAN en el “giro hacia Asia” de Rusia.  

En los pasillos de Kuala Lumpur, tanto en discusiones bilaterales como multilaterales, el tema principal era, por supuesto, el berrinche arancelario de Trump y sus efectos profundamente perturbadores en las cadenas de suministro. Pero, como observó un empresario tailandés, también quedó claro que las pequeñas y medianas empresas de la ASEAN están comenzando a reorganizarse.  

El sector textil en toda la región fue duramente castigado. El “blitzkrieg” de Trump impuso un 19 % de aranceles a casi todas las exportaciones de Malasia a EE. UU., una de las tasas más bajas de la ASEAN (similar a Tailandia, Indonesia y Camboya). Pero para Laos y Myanmar fue mucho peor: 40 %.  A eso se sumó la obsesión estadounidense con el “transbordo”, es decir, el desvío de productos hechos en China a través de la ASEAN, también sujetos a aranceles.  

Una de las soluciones para muchos fabricantes es  la política de “diversificarse” de China. Es una propuesta complicada, bien explicada en un análisis sobre el auge de Vietnam, que espera crecer un impresionante 10 % el próximo año.  

Muchas empresas chinas y extranjeras ya se habían trasladado a Vietnam antes del tsunami arancelario, lo cual es previsible: Vietnam tiene una fuerza laboral joven, muy motivada, educada y trabajadora, y está cerca de China en corredores de conectividad, cultura, costumbres e incluso institucionalmente.  

Los números cuentan una historia fascinante: China exporta más de 150 000 millones de dólares al año a Vietnam e importa 97 000 millones. Eso significa que la capacidad de China para absorber productos vietnamitas equivale ya al 82 % del mercado estadounidense, y las importaciones desde Vietnam siguen creciendo. Vietnam no hará nada que pueda enemistarlo con China.  

Además, China ya tiene un superávit comercial de casi 60 000 millones de dólares con Vietnam, mientras sus costos laborales siguen siendo más bajos que en EE. UU., la UE y Japón. Las exportaciones chinas a Vietnam son principalmente bienes de alta calidad y bajo costo, muchos de los cuales se procesan en Vietnam antes de exportarse a EE. UU. y la UE.  

La cadena de suministro china es, por tanto, el factor clave en el superávit comercial de Vietnam con Occidente. En resumen, para Hanói, el mercado chino es mucho más esencial que el estadounidense.  

Todos a bordo del tren de alta velocidad de la “yuanización”  

Y eso nos lleva al tema fundamental, debatido discretamente pero con entusiasmo en Kuala Lumpur y más allá: el renovado impulso hacia la “yuanización” del planeta.  

Todos —ASEAN + 3, RCEP— son plenamente conscientes que el Banco Popular de China ha anunciado la conexión total de su sistema digital de liquidación transfronteriza en yuanes con los 11 países de la ASEAN y seis naciones de Asia Occidental, eludiendo discretamente al dólar estadounidense.  

Paciencia estratégica, en efecto. De hecho, el CIPS, el Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos de China, podría pronto ofrecer servicios de liquidación a la mayor parte del Sur Global.  

CIPS ya ha procesado 52 billones de yuanes (unos 7 billones de dólares) en transacciones, superando al torpe sistema SWIFT en varios corredores estratégicos. Por ejemplo, el 95 % del comercio entre Rusia y China —y en aumento— se liquida ya en sus propias monedas.  

Claro que hay problemas: el yuan digital aún no es una solución completa, ya que no tiene suficiente liquidez y rara vez está disponible fuera de Hong Kong.  

Sin embargo, muchos actores que buscan escapar de las amenazas y tsunamis arancelarios empezarán a prestar atención. Las liquidaciones en yuan digital tardan solo 7 u 8 segundos, y además permiten el seguimiento de transacciones y la aplicación automática de leyes contra el blanqueo de dinero. Compárese con el arcaico SWIFT, donde los retrasos de hasta cinco días son casi la norma.  

El año pasado, el volumen de liquidaciones en yuan entre seis países de la ASEAN, incluidos Malasia, Singapur y Tailandia, alcanzó 5,8 billones de yuanes, un 120 % más que en 2021.  

El yuan digital fue clave en proyectos de las Nuevas Rutas de la Seda / Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) en la ASEAN, como el ferrocarril de alta velocidad China-Laos y el Yakarta-Bandung, combinados con el sistema de navegación Beidou y tecnologías de comunicación cuántica. Esa es la Ruta de la Seda Digital China en acción, con el yuan digital funcionando como su principal herramienta estratégica.  

En resumen, China ya está creando un circuito de pagos en yuanes por todo el Sudeste Asiático, y al mismo tiempo reconfigura su sistema financiero para comerciar globalmente sin pasar por el dólar estadounidense.  
No es de extrañar que el “Imperio del Caos” esté perdiendo la cabeza.

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