Lo lógico y lo real

JAIROaLARCO

Autor: Jairo Alarcón Rodas

¿Cuál de las dos maneras de conocer podría ser más correcta y exacta? ¿La de conocer la imagen a partir de ella misma, si ésta está bien representada y así también la esencia de la que es imagen? ¿O conocer a partir de la verdad si la imagen de ellas está convenientemente trabajada?

Platón

Aristóteles, el gran sistematizador de la lógica formal, siguiendo con los planteamientos de pensadores más antiguos como los de Parménides y Platón, entre otros, señalaba que lo real es susceptible de ser comprendido a través del pensamiento y que el pensar se conforma en el intelecto por medio de estructuras formales lógicas. La forma garantiza la correspondencia entre el concepto y la sustancia y, por lo tanto, la verdad del conocimiento y la racionalidad del ser. De modo que es a partir de la lógica que se estructura correctamente el pensamiento a través del reflejo de la realidad en la conciencia, siendo esa su importancia. 

Como consecuencia, trasladar el universo concreto al abstracto fehacientemente es posible mediante el pensamiento lógico, pues éste descarta todo aquello que corresponde a los juicios de valor, a lo que comúnmente se quiere ver en las cosas pero que no poseen, ya que sencillamente describe lo que es la realidad. Y así, el universo pensado resulta ser muy distinto al real, es decir, arbitrario, si no se obedecen las reglas y principios lógicos. Sin embargo, con la mente no solo se puede reflejar la realidad de forma objetiva sino, también, crear modelos ficticios de esta.

Karel Kosik decía, el mundo que se revela al hombre en la práctica fetichizada, en el traficar y manipular, no es el mundo real, aunque tenga la consistencia y la validez de este mundo, sino que es el mundo de la apariencia. En tal sentido, es en la forma en la que se elaboran los juicios, los razonamientos, las interpretaciones de la información que recibe el intelecto, por parte de los sentidos, en donde surgen las equivocaciones, los errores de apreciación por parte del sujeto. 

La forma en que la realidad es descrita y comunicada es por medio de símbolos, de palabras, de conceptos que se unen para concretar una idea, un juicio, un razonamiento. Sin embargo, las personas pueden estructurar correctamente su pensamiento o hacerlo equivocadamente, derivando con ello los errores del pensamiento que causan problemas en la comunicación. 

No obstante, ser y verdad se hallan en relación recíproca, señala Aristóteles, y en esta relación el fundamento es la realidad y la realidad no es tal porque la afirmación que la concierne sea verdadera, sino que la afirmación es verdadera porque la realidad es tal, como ella la expresa. De ahí que la realidad marca la pauta de lo que será el pensamiento, cabe entonces proceder correctamente en su lectura.

Pero hay que destacar que los problemas en la interpretación de la realidad no se dan en las palabras, sino es en la relación que se establece entre estas, en su correspondencia, la que determina los juicios en los que surgen dificultades de atinencia y de ambigüedad. El error que frecuentemente se comete, obedece a una relación psicológica y no lógica entre el antecedente y el consecuente. 

Etimológicamente la palabra lógica deriva del término griego Λογικός logikós, que a su vez deriva de λόγος logos ‘razón, palabra, discurso’, por lo que la lógica es el estudio de los métodos y los principios usados para distinguir el razonamiento correcto del incorrecto. Si eso es así, no pueden existir diversas lógicas, al menos, a razón del sujeto que las utilice. Si eso fuera posible, existirían distintos caminos para tener una lectura objetiva sobre las cosas y cada quién obtendría una concepción satisfactoria sobre lo real, lo que redundaría en un relativismo y sus implicaciones epistemológicas.

En el poema de Parménides se encuentran criterios importantes en los que se señala que son una misma cosa el ser que el pensar, de lo que se infiere que es a través del pensamiento que se puede conocer y comprender la realidad. Es decir, nada escapa al intelecto o todo es susceptible de poderse conocer por medio de este. Pero el intelecto precisa de reglas establecidas para comprender las cosas, su procedimiento no puede ser arbitrario.

Por lo tanto, si los seres humanos cometen errores, si viven equivocadamente y aceptan como válidas las concepciones mágico-religiosas, los criterios absurdos y engaños que escapan a los hechos reales, ¿en qué realidad viven? Con seguridad puede decirse que no atienden a los preceptos objetivos de la realidad, sino que viven en las sombras, como enunciaría Platón al señalar que todo se debe a nuestra naturaleza y su condición específica, afectada por la educación y la incultura.

Sin embargo, es el pensar, en cuanto a los contenidos que son reales, aquellos que requieren para su aprehensión de una forma ordenada y precisa de interpretación, de un procedimiento que descarte las suposiciones y agregados que comúnmente se les adjudican a las cosas subjetivamente, ya que los sujetos son muy dados a mezclar aspectos valorativos, a realizar conjeturas erróneas, a través de procedimientos equivocados, en la interpretación de la información que obtienen proveniente de los sentidos, dado el desconocimiento que tienen de la necesidad de un ordenamiento lógico de sus ideas, los que han determinado los avances de la humanidad. 

Se entiende, por lo tanto, por lógica formal al estudio de las leyes y reglas que garantizan un pensamiento correcto, cuyo contenido lo constituye el reflejo de la propia realidad, de ahí se desprende que hay pensamientos incorrectos, los que, consecuentemente, no conducen a la comprensión de la realidad, más bien la distorsionan. A pesar de ello, hay que distinguir lo que es la realidad en sí, de lo que constituye la información sobre ésta, construida y aceptada en la mente de las personas.

Por tal razón, desde el principio de identidad, que señala: Lo que es, es, y es imposible que no sea. Lo que no es, necesariamente tiene que no ser, seguido del principio de no contradicción, en el que no es posible que una misma cosa sea y no sea a un mismo tiempo y lugar y el de tercer excluido que indica que, o se es o no se es, pero no existe una tercera opción, lo lógico se hace presente a partir de las constantes que se manifiestan en la realidad, bajo el supuesto de que la realidad es un orden y no un caos.

De tal modo que el pensamiento lógico descarta aquellos criterios que puedan ser objeto de cuestionamiento formal, dada la subjetividad con la que procede comúnmente la gente al elaborar los juicios sobre la realidad. De ahí que, a través del pensamiento lógico, es permisible comprender el mecanismo interior sobre el que descansan los hechos que dan vida a las estructuras mentales, necesarias para el conocimiento, verificación, comprensión y socialización de la realidad. 

El pensamiento deductivo, que va de lo general a lo particular, en el que si las premisas son verdaderas, la conclusión es igualmente verdadera, no puede surgir arbitrariamente, sino a través de generalidades que se construyen a partir de hechos atómicos los que, bajo ciertas condiciones y circunstancias, se comportan en determinada forma; esa es la construcción que deben realizar las personas, que le da vida a las reglas del pensamiento, a las leyes y a los axiomas y lo que permite al investigador no solo comprender los fenómenos sino, también, las causas que los afectan.

Describir la realidad desde la perspectiva de lo que es, amerita un lenguaje que elimine todo tipo de suposiciones, valoraciones y juicios arbitrarios. Dicho de otra manera, de un lenguaje emotivamente neutro, que se centre en el aspecto declarativo o referencial de las cosas, es decir, del pensamiento lógico, del que derivan los juicios y razonamientos con precisión, el que recoge de la realidad los aspectos formales que no causan contradicción y dan lugar a su invalidez. 

Pero  ¿será que lo formalmente lógico es la forma en la que se desarrolla el pensamiento humano? Hay aspectos valorativos, emotivos, directivos que escapan a tal criterio, pero no por ello dejan de ser importantes para las personas. ¿Será que todo lo racional, en tanto que es lógico, es real como lo real es lógico-racional? Dicho de otra forma, únicamente es a través de un lenguaje racional que se puede describir lo que es la realidad o, al menos, aproximarse a ella. La lógica atiende a las formas, el contenido no resulta ser importante, por lo tanto, pueden existir juicios lógicos que son válidos, pero no necesariamente verdaderos.

Existe una diferencia entre lo real y lo lógico, entre lo ontológico y lo gnoseológico. Lo real le da vida tanto a lo gnoseológico como a la forma correcta de estructuración del pensamiento. Lo real sustenta todo contenido de conciencia, al menos, en principio. 

Pero, a partir de la presencia humana y de su intelecto, lo ideal surge y, con ello, también los aspectos valorativos y también lo irreal cobra sentido, recordemos que Hume indicaba que todo el poder creativo de la mente, las operaciones del pensamiento, se reducen a mezclar, trasponer, aumentar, disminuir, combinar, separar, dividir las ideas simples originando con ello, las ideas compuestas, en donde la imaginación produce las quimeras o el error. Es decir que, a partir de ahí, surgen los errores, las equivocaciones, las mentiras. 

De tal modo que, en el encuentro con las cosas, los sujetos pueden extraer conclusiones equivocadas sobre la información que les provea los sentidos. No es que en la realidad existan errores, sencillamente estos son producto de conclusiones equivocadas a las que el sujeto llega, al margen del ejercicio del pensamiento lógico-racional. 

Por esa razón es que el ser humano no solo actúa conforme a la lectura correcta de su pensamiento lógico, sino que lo hace también instintivamente, a partir de los juicios precipitados, motivado por intereses creados o por sus limitaciones cognitivas. Por tal razón, su accionar oscila entre aciertos y equivocaciones, las que dan por resultado una forma determinada de ver y juzgar las cosas, originando con ello una realidad confusa y la distorsión del mundo en el que vive.

En conclusión, en la realidad se desarrollan hechos y acciones humanas que son interpretadas con ligereza y arbitrariedad, constituyendo el cúmulo de opiniones que escapan a la rigurosidad que emplea el pensamiento lógico para discernir lo que son las cosas o, lo que es lo mismo, muchas veces los juicios vertidos no concuerdan con una interpretación lógica, más bien son meras opiniones inciertas. 

Así, mucho del entendimiento humano no corresponde a una lectura correcta de la realidad, es más bien el resultado de una apreciación subjetiva. De ahí que pedirle, por ejemplo, a un político guatemalteco que actúe coherentemente, de conformidad con el pensamiento racional, es muy difícil, dado que sus intereses personales son antepuestos y su actitud pragmática, que responde a los fines utilitarios que lo benefician, prevalece.  

Consecuentemente, por ejemplo, un silogismo categórico que diga, todos los políticos guatemaltecos son corruptos, Allan Rodríguez es político guatemalteco, por lo tanto, Allan Rodríguez es corrupto, es un silogismo válido. No obstante que, para la lógica inductiva, no se debería generalizar de esa forma ya que para ello se tendría que demostrar, en cada uno de los casos,  que los políticos guatemaltecos lo son. Objeción que originó el planteamiento que dio vida al Nuevo Órganon de Francis Bacon y a la crítica que le hizo éste a la lógica de Aristóteles.

De ahí que los límites de la lógica formal están demarcados por las leyes que rigen el pensamiento en su afán de comprender la realidad. No obstante, el pensamiento humano es más que esquemas lógicos formales, siendo precisamente esa su grandeza, ir más allá de esos límites, a eso llama Edgar Morin, el pensamiento complejo. A pesar de ello, pretender obtener una interpretación coherente de la realidad, al margen de una adecuada estructuración del pensamiento, sería escoger el camino incorrecto.  

Y así, a una estructuración inadecuada de la realidad, no le puede corresponder un accionar correcto y eso es importante tomarlo en cuenta. Las acciones humanas corresponden a una determinada forma de pensamiento. Se piensa y luego se actúa, aunque existan algunas acciones espontáneas y muchas veces se actúe sin pensar, lo que responden a impulsos instintivos y emotivos. A pesar de ello, el pensamiento está presente para bien o para mal en todo accionar humano.

Coloquialmente se utiliza la palabra lógicamente para señalar que eso o aquello debe ser de determinada forma y no de otra, para darle más fuerza o énfasis a lo que se dice y esa es una de las formas en las que puede ser empleado ese término, sin embargo, muchas veces no se tiene cuidado en observar, contemplar que exista coherencia de lo que se está diciendo con los hechos en sí, que no exista contradicción alguna, que den lugar a generalizaciones inapropiadas y, por lo tanto, se incurra en falacias que desacrediten tales argumentos.

También, se piensa que cada persona tiene su propia lógica, la que le sirve para comprender las cosas y las circunstancias, entendiendo este término como el procedimiento empleado a partir de un criterio subjetivo para…, lo que es inapropiado ya que no puede existir muchas lógicas formales, es decir, lecturas distintas de recoger la información sobre la realidad y de trasladarlas o compartirlas correctamente, si así fuera, la objetividad perdería sentido y el entendimiento entre los diversos criterios sería imposible dada la atomización de la subjetividad.

La convención, para entender la realidad, es el pensamiento lógico-racional, es este el método que más frutos satisfactorios le ha proporcionado a la humanidad para su desarrollo, por lo que sencillamente se hace necesario tomarlo en cuenta.

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