La posición de China, 80 años después

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Mynor Martínez

Mucho se habla de los acontecimientos en China durante la última semana y que he podido de ver de cerca, gracias a una visita que estoy experimentando durante cuatro meses en el Lejano Oriente.

Primero, se observó el impacto que tuvo la 25º Cumbre de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), donde participaron alrededor de 20 líderes principalmente de Asía y Medio Oriente, quienes firmaron la declaración de Taijin, con una serie de avances en cooperación y desarrollo entre países de la región.

Luego, se vivió el despliegue de actividades alrededor de la conmemoración del 80 aniversario de la victoria de la guerra de resistencia del pueblo chino contra la agresión japonesa y la guerra mundial antifascista.

En estos días pude presenciar diversas actividades previas y conocer la remodelación del museo dedicado a este período de la historia china, así mismo fui testigo de la conmemoración el pasado 3 de septiembre, presenciando el desfile militar y observando en internet la noche de gala, ambas actividades realizadas en la ciudad de Beijing. 

En las dos ocasiones, tanto en la Cumbre de la OCS, como en la Conmemoración, el presidente chino, Xi Jinping, aprovecho para emitir una serie de discursos con mensajes dirigidos al mundo, lo cual hicieron eco en el occidente, al mismo tiempo que se dio muestra del músculo político, económico y militar con que cuenta el país.

Pero para entender a la China de hoy, hay que conocer en resumen la historia detrás de este pueblo milenario, principalmente en los últimos 200 años y así establecer cómo ha eclosionado, al punto de convertirse en el país que está compitiendo por el liderazgo mundial.

Hasta hace no más de dos siglos, China era una región casi autártica, o sea que no se relacionaba con el resto mundo, pero con la llegada de los ingleses, portugueses y holandeses, la experiencia de abrirse trajo una decadencia, debido a la invasion cultural y social que venían en las embarcaciones extranjeras.

Y así se vivió el “Siglo de la Vergüenza” como le denominan en China, a ese tiempo que se experimentó a manos de la delincuencia y el tráfico del opio, que incluso da nombre a dos guerras que les tocó luchar, para evitar que su población sucumbiera ante la narcodependencia.

Entrado el siglo XX, comenzó la noche obscura de su historia reciente, con la invasión por parte de tropas japonesas, que durante 14 años generaron una catástrofe a nivel de derechos humanos, con más de 35 millones de víctimas mortales de la población china.

No siendo suficiente, todavía pasó un quinquenio más de guerras internas para poder establecer un sistema de gobierno, con lo cual se instaura el modelo comunista que hoy continúa en pie, pero con características chinas. Sin embargo, el camino no fue fácil para el nuevo régimen encabezado por Mao, quien tuvo que afrontar una de las mayores hambrunas de la historia y el ascedio por la Guerra Fría que vivía el mundo en ese momento.

No fue sino hasta 1978, bajo el liderazgo de Deng Xiaoping, quien aplicando la política de La Reforma y la Apertura, comenzó el milagro económico, que ha permitido que casi medio siglo después China esté en la posición que hoy se encuentra.

Lo que se vivió durante la última semana, se puede catalogar como un parte aguas para la historia. Un punto de inflexión entre el pasado y el futuro, no solo para China, sino para el mundo. Hoy existe un nuevo tablero geopolítico, con una propuesta de nueva gobernanza multipolar y todos los países lo saben, lo cual trae consigo sus fricciones.

No haré un análisis del desfile militar al cual asistí, porque no soy partidario de las armas. Entiendo la necesidad de China de presentar la fortaleza bélica para atenuar cualquier amenaza, alimentado por la experiencia de ochenta años  atrás, pero también entiendo la responsabilidad que implica tener en las manos el botón rojo.

Espero que esas piezas nunca tengan que ser utilizadas más allá de un desfile, porque una de esas bombas es capaz de causar en un día, la muerte que se generó en 14 años, en cualquiera de los bandos. La humanidad debe trascender y el mensaje de paz que manifestó el Presidente Xi en esta conmemoración, es el que debe prevalecer en la memoria de la humanidad.

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