La historia es concreta

Zurdo

Miguel Angel Sandoval 

Pasaron muchos años para que se entendiera que Neruda o Guillen, al escribir poemas en favor de Stalin, solo reflejaban la idea que existía entre los intelectuales de la época. El apoyo a Stalin no era por estar comprados sino por estar convencidos. Incluso intelectuales de esa talla se equivocaron. Ahora, hay gentes que con la mejor buena voluntad no son capaces de ver las medidas dictatoriales del gobierno de Ortega/Murillo. Antes las noticias no fluían con rapidez de ahora. Hoy la información circula todos los días, a cada momento.  

 Aunque haya quienes antepongan el dogma y apoyen la expatriación de muchos luchadores por la dictadura. Y a falta de argumentos, se expliquen todo por la profesión de fe: antiimperialista o nada. En verdad es muy bajo argumento. Antes fue por la existencia del primer estado socialista, hoy por la existencia del antiimperialismo. En los dos casos eso no dice nada, no explica nada. Hoy vamos hacia un mundo multipolar, y ello comporta la existencia de alianzas de corte múltiple. Y no hay en ello antiimperialismo como el factor dominante.  

Hay en ello una suerte de empobrecimiento del discurso de las izquierdas, de los progresistas, de los demócratas. No se puede vía el silencio, convalidar la barbarie de la dictadura de Ortega/Murillo, ese engendro bicéfalo. Ello vale para quienes enarbolan banderas tan disimiles como el antimperialismo, el ecologismo, la democracia, la revolución y lo que tenga algún tipo de relación con las causas que buscan el bienestar de las mayorías. En libertad, agrego. 

Al hablar del silencio cómplice, parece que es momento para interpelar la conciencia de las organizaciones progresistas o de izquierda en nuestro país y en el continente. El silencio y ausencia de condena a los despropósitos de la dictadura nicaragüense es el apoyo a la barbarie. ¿En aras de que pregunto? ¿Es posible hacer silencio cuando hay violaciones sistemáticas y progresivas a los DDHH de los nicaragüenses?  

Es tiempo de definir posturas políticas, ideológicas, culturales. No se puede convalidar las violaciones a todos los derechos y la impunidad que los acompaña. El silencio es complicidad. Solo les recuerdo el poema: “No preguntes por quién doblan las campanas, están doblando por ti”  

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