La economía de Estados Unidos crece, pero la incertidumbre perdura

Mario

Mario Rodríguez

A pesar del crecimiento económico de Estados Unidos, la confianza de los consumidores sigue siendo frágil. Las medidas implementadas por Donald Trump, o quizás precisamente por ellas, no han logrado disipar la incertidumbre. La caída en las inversiones y las exportaciones sugiere una desaceleración significativa en la mayor economía del mundo. Esto es lo que se desprende de los datos publicados por la Oficina de Comercio de los Estados Unidos, correspondientes al último trimestre de 2024, un periodo que refleja, en gran medida, la herencia económica de la administración de Joe Biden.

Uno de los desafíos más apremiantes de la economía estadounidense en la actualidad es el constante aumento de los precios. La inflación ha superado las estimaciones de las autoridades, un problema que se ha visto exacerbado por las amenazas de imponer aranceles a países socios como México y Canadá, así como a rivales directos como China y la Unión Europea. Los consumidores anticipan un incremento adicional en los precios una vez que estas medidas se implementen y los países afectados reaccionen a las políticas proteccionistas de Trump.

En este contexto, adquiere especial relevancia la iniciativa DOGE, liderada por Elon Musk, que busca fomentar los ahorros públicos mediante un recorte de impuestos con el objetivo de estimular la inversión. Sin embargo, el éxito de esta medida depende en gran medida de las negociaciones con potencias como China y Rusia, las cuales podrían influir en el flujo de inversión extranjera hacia Estados Unidos y revertir la tendencia de desindustrialización del país. Para lograrlo, será necesario complementar estas acciones con una fuerte inversión pública en infraestructura. No obstante, este paquete fiscal debe ser discutido y aprobado por el Congreso, lo que añade un grado de incertidumbre adicional.

Por otro lado, el impulso de las exportaciones estadounidenses depende en gran medida de los bienes militares y del gasto público. Según los datos disponibles, el gasto federal en defensa se ha triplicado en los últimos años, lo que representa un incentivo para mantener, o al menos preservar, los conflictos bélicos en curso como una forma de sostener la economía.

Las grandes corporaciones tecnológicas, pilar fundamental tanto en el gobierno de Trump como en el capitalismo de plataforma que lo sustenta, han anunciado inversiones en chips, componentes y desarrollo de inteligencia artificial. Sin embargo, el reciente episodio con la IA china DeepSeek ha generado dudas entre los inversionistas, quienes posponen sus decisiones hasta que el panorama sea más claro y estable.

En resumen, el último informe sugiere que la economía de Estados Unidos enfrenta más desafíos que soluciones en su camino hacia la estabilidad. Todo depende de cómo los mercados interpreten las percepciones actuales y de los resultados de los enfrentamientos comerciales con otras potencias económicas. Además, en los próximos meses, el mercado laboral podría verse afectado por una ola de despidos en las administraciones federales. Los recortes públicos impactan directamente en el consumo privado. Según el Departamento de Trabajo, en febrero de 2025 se presentaron 242 mil solicitudes de desempleo, la cifra más alta registrada en los últimos años, y se espera que este número continúe en aumento.

La proyección de crecimiento para 2025 es del 2.3%, un porcentaje que refleja tanto el potencial de la economía estadounidense como los riesgos que enfrenta en un entorno global cada vez más incierto.

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