La comunicología y su confuso campo de acción

JAIROaLARCO

Autor: Jairo Alarcón Rodas

El problema más grande en la comunicación es la ilusión de que ha tenido lugar.

George Bernard Shaw

Eli de Gortari, en su libro El método del discurso científico, señala que, para observar y comprender la realidad, la ciencia ha procedido a dividirla en campos de estudio que faciliten su comprensión. De ahí que exista una rama que se dedica a la investigación de los fenómenos físicos, otra que corresponde a los químicos, a los sociales, a los biológicos e históricos, desde luego, existe también un campo específico para la comunicación.

Dentro de todas estas ramas del saber científico, es la filosofía la que, con un proceder no experimental sino eminentemente racional especulativo, abordó, en sus inicios, las causas primeras y últimas del todo, lo que dio origen a los grandes sistemas filosóficos, proceder que se ha ido modificando con el correr de los años, sin embargo, amplió el horizonte de la ciencia y de la técnica.

Hay que destacar que la filosofía no lo hace desde una posición arbitraria, al margen de una propuesta lógico-racional pues si procediera de esa manera, en nada se diferenciaría de las arbitrariedades con las que procede el pensamiento mágico-religioso. Así, bajo el supuesto de que todo lo real es racional, como lo racional real, la filosofía procede a develar los secretos de la realidad para los seres humanos pues como decía Heráclito la naturaleza ama el ocultarse.

Siendo la materia prima de toda construcción intelectiva, la realidad, la ciencia metodológicamente la divide en niveles para su comprensión, consistiendo en el de las dimensiones más grandes del universo, las medias y las diminutas o partículas elementales. Cada una con su particular cuerpo de leyes que permiten su análisis y comprensión.  A pesar que el universo es un  todo que interactúa incesantemente.

Puede bajar el artículo completo en versión PDF aquí

De ahí que, en el campo de la física, por ejemplo, se busca insistentemente lograr la gran unificación, siendo una teoría que unificaría tres de las cuatro fuerzas fundamentales en la naturaleza: la fuerza nuclear débil, fuerza nuclear fuerte y la fuerza electromagnética. Todo para reflejar una imagen más certera del universo y favorecer su comprensión e injerencia efectiva. De tal modo que, así como se buscan principios que sean los más generales, también el abordaje de los problemas que se le presentan a los seres humanos se realiza a través de la interdisciplinaridad.

A pesar de que cada aspecto de la realidad es estudiado, para facilitar su comprensión, desde una rama específica del pensamiento, de una ciencia específica, cada vez más se requiere de la interdisciplinaridad para abordar determinados problemas y fenómenos que intrigan a esta. Es así como desde una perspectiva holística, que enfrenta determinados fenómenos de estudio como un todo, empleando y articulando diferentes disciplinas para su comprensión.

Dentro de la filosofía analítica, por ejemplo, Otto Neurath pretendió crear una ciencia unificada que pueda servir exitosamente para cambiar al mundo. En igual forma Karl Otto Apel desde la visión de la filosofía crítica, con su pragmática trascendental, postuló algo similar desde el campo de la lingüística.

Haciendo un poco de historia, fue a través de la construcción de símbolos y de un lenguaje articulado que los seres humanos lograron comunicarse y, al hacerlo, establecieron nexos más sólidos que les permitió enfrentar de una mejor forma las vicisitudes de su circunstancia, pero, también, a partir de su intelecto y de la comunicación, se convirtieron en hacedores de cultura.

El instinto de conservación, de supervivencia los motivó a agudizar su pensamiento, a resolver los problemas que encaraban con una actitud práctica, lo que propició mayor destreza en su función intelectiva. Pero la palabra, constituida como el mecanismo exterior del pensamiento, necesitó comunicarse, es ese movimiento dialéctico entre dar y recibir, a partir de un lenguaje, lo que los hizo entes pensantes y con ello, más tarde, en dominadores del planeta.

Insertos en la realidad cambiante, los seres humanos se desenvuelven en distintos campos de acción de los que son afectos. Así, la primera inquietud que encararon fue pervivir, lo que requirió cubrir sus necesidades básicas, imprescindibles para continuar viviendo. Sobre estas se levantan otras, de las que Platón hace referencia en La República, que son las que diferencia a los humanos de los demás animales de la tierra. De tal suerte que las personas construyen su entorno y este a su vez los afectó, modificando continuamente su actitud. Como resultado, puede limitar sus necesidades o sucumbir en ellas, convirtiéndose en un animal de excesos.

La conformación de sociedades trajo consigo las relaciones de poder, en donde unos lo ejercen y otros se someten a él. La complejidad de la convivencia social, su consolidación, la justicia y equidad, el aparecimiento de la propiedad privada, fueron temas de estudio y reflexión de filósofos de la antigüedad, desde Platón, Aristóteles, Thomas Hobbes, John Locke, hasta Karl Marx, pero fue este último quien planteó una reflexión directa sobre la historia humana, dentro de la sociedad, abordando aspectos tales como la acumulación de capital, la plusvalía, el origen de las clases sociales, la explotación del hombre por el hombre, entre otros.

El reflexionar sobre qué es la existencia humana, su lugar en el mundo y desempeño dentro de la sociedad, ineludiblemente requiere de la comunicación, de ahí su importancia para la materialización del pensamiento humano, de sus ideas, inquietudes, aspiraciones y la difusión de la cultura. La comunicación está presente en toda actividad humana, por medio de esta se hace patente todo lo que le es inherente y lo que es parte de la historia.

Ernst Cassirer, citando al filólogo Friedrich Max Müller, señala que los mitos y el lenguaje surgieron simultáneamente ya que, durante el proceso evolutivo de los seres humanos, en los inicios del pensamiento, las respuestas a las inquietudes e interrogantes que se les presentaban aún no tenían la profundidad que posteriormente desarrollaron, pues la complejidad en sus elucidaciones, es decir, el pensamiento abstracto, recién se estaba formando.

Fueron formas primitivas del pensamiento, las que dieron respuesta a sus interrogantes, los mitos y la religión. El mito es enfermedad del lenguaje señaló el Müller. De ahí que es imposible expresar ideas abstractas en el lenguaje humano si no es valiéndose de metáforas, y no exageramos al decir que todo el diccionario de la religión antigua está compuesto de metáfora. El mito nutrió al lenguaje y este, a su vez, le dio vida al mito a través de la palabra. No obstante, poco a poco se fue robusteciendo el intelecto humano y a partir del asombro, de sus inquietudes, en donde la curiosidad estuvo presente, su pensamiento se desarrolló y con éste también su lenguaje.

Es importante resaltar que el ser humano transforma la realidad a partir de su inteligencia, de sus habilidades, imaginación e inventiva, teje un mundo artificial sobre el natural, lo que fue posible, dado su potencial racional, pues no es un animal consolidado que está hecho para una sola o unas pocas labores, por el contrario, tiene todo un universo de posibilidades por desarrollar, es un ser inacabado. Pero ¿qué sería de todo ese potencial si no pudiera comunicarlo? Hablar, constituirse en un animal parlante fue esencial para cada logro en su escala evolutiva.

¿Qué es entonces la comunicación, cuál es su importancia? A la comunicación se le puede definir, brevemente, como el proceso por medio del cual una persona se pone en contacto con otra a través de un mensaje, y espera que esta última le dé una respuesta, sea una opinión, actividad o conducta. Así como esa, hay diversas definiciones y criterios de lo que es la comunicación y su ámbito de acción.

Pero lo que realmente hace que la comunicación sea compleja, digna de reflexión y estudio, es su relación con las demás ramas del hacer humano, eso es lo que le imprime a su desarrollo nuevos criterios y contenido, a razón de lo nuevo que se vislumbra en la relación dialéctica de los seres humanos con la realidad y sus nuevas exigencias.

En tal sentido, el devenir de la historia sitúa  a la humanidad en un nuevo modelo, en una nueva era y paradigma, en el que la tecnología se apropia paulatinamente de las voluntades humanas, no obstante, no se puede dejar al margen que tal alienación obedece a un plan desarrollado desde la esfera ideológica, que le da vida y continuidad al sistema imperante.

Sociedades en el mundo no tienen el mismo desarrollo que los conduzca a la llamada civilidad, las razones son múltiples, pero se destacan las invasiones, la expoliación, el extractivismo, de modo que hay países pobres y ricos. Los hay quienes padecen con mayor fuerza las asimetrías sociales, carencias, deficiencias de desarrollo humano. Por otra parte, no están al margen de la influencia que ejercen los países más poderosos, ya que no son sociedades herméticas, aisladas de lo que ocurre en el mundo.

Las culturas hegemónicas, de las que hablaba Gramsci, son las que marcan la pauta en el mundo y a partir de ahí, se establece la supremacía del pensamiento, que se evidencia, también, a través de la dependencia tecnológica y, desde luego, la económica que se manifiesta en el mundo. Concentración de conocimiento sobre tecnología e índice de innovación se sitúa en países como Suiza, Suecia, Estados Unidos, observando un sensible crecimiento en la República de China y la India. No obstante, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), el índice de concentración de patentes sitúa a la Republica China, Estados Unidos, Japón y a Corea del Sur en los primeros lugares.

Actualmente, hay un intento por cambiar esa unipolaridad en el mundo; es decir, la hegemonía en el orbe, algunos países se revelan ante el extractivismo colonial, la alienación del pensamiento, ante la imposición de un solo criterio del llamado primer mundo, con el fin de salir de la pobreza y lograr la emancipación. Pero, tal liberación tiene mucho camino por recorrer, obstáculos por sortear pues el enemigo es poderoso.

Marx señalaba que los sistemas económicos requieren, para seguir teniendo vigencia, de todo un arsenal ideológico que acomode las mentes de las personas dentro del engranaje del sistema, es decir, que sean absorbidos, disueltos dentro del modelo imperante, para que, de esa forma, lo acepten como válido, sin cuestionar lo que este les imponga.

El modelo económico capitalista, con sus variantes, en la práctica, establece políticas económicas determinadas a la protección de la propiedad privada, de las libertades individuales, esencialmente el libre mercado. A su vez, despliega todo un caudal de ideas que muestran las bondades del sistema con la finalidad de persuadir a la población, contenido que los medios de comunicación difunden como verdades indiscutibles. No es que la comunicación por sí misma y los medios que utiliza sean los responsables de tal alienación, simplemente constituyen el vehículo para que los mensajes se transmitan.

Son los estrategas de la política los que, obedeciendo órdenes de los sectores poderosos, utilizan la comunicación como instrumento de persuasión y alienación para seguir teniendo vigencia. El contenido de los mensajes está en función de los propósitos que se persigan, la forma, el lenguaje empleado constituye el campo de la comunicación, de tal modo que la comunicación no tiene entre sus funciones crear contenidos específicos, sí lo es cómo lograr el impacto del mensaje, es aquí en donde la comunicología se nutre de otras disciplinas y estas se sirven de los recursos que se emplean en la comunicación.

De hecho, para que un mensaje dentro de la comunicación tenga éxito debe apoyarse en otras disciplinas como, por ejemplo, en la psicología de masas, pero esta, a su vez, estaría a ciegas si no contempla el contexto económico y social en donde se desenvuelve determinado grupo objetivo, lo que la une también a otras ramas del pensamiento.

Las disciplinas se interrelacionan para visualizar con mayor precisión los problemas y, desde luego, evaluar el camino a seguir y su posible solución. La antropología aplicada, siendo la rama de la antropología cultural que tiene por objetivo un posible cambio en la sociedad, no es en sí la que realiza los cambios, sino que tiene por misión la labor exploratoria sobre las resistencias que puede manifestar los miembros de una cultura frente a la posibilidad de un cambio.  

Sin duda, en el trabajo antropológico también surgen temas de la comunicación, dado que dentro de los rasgos identitarios más importantes de una comunidad es su idioma. Barreras idiomáticas se presentan frecuentemente, lo que amerita un enfoque comunicacional profundo. Pero cabe resaltar que son las culturas las que crean un lenguaje para comunicarse, no es el idioma el que determina lo que estas son; el lenguaje, y con él la comunicación que con este se puede establecer, no es más que un rasgo característico del acerbo cultural, quizás uno de los más importantes de la caracterización de las etnias.

Los idiomas, que representan el vehículo, el código lingüístico empleado en la comunicación, requieren de contenido que les da el pensamiento, el hacer humano, ya que no se construyen por sí mismos. Entiéndase que un idioma es sistema de comunicación verbal (lengua oral y gráfica) o gestual (lengua signada), propia de una sociedad humana. En él se recoge no solo una forma de nombrar las cosas sino, también, el medio en que las culturas describen lo que ven, interpretan y hacen. No es algo arbitrario, ya que existen, según Noam Chomsky, una estructura común en los lenguajes que emplean todos los idiomas, que permite su comprensión, recordemos que son creación humana.

Las diversas culturas que han existido en el mundo, que las hay actualmente, tienen un sustrato común y es que son creaciones humanas que se originan a partir de la lectura que realizan las personas sobre lo que ven, de la interpretación que hacen de la realidad y del resultado de la acción humana sobre esta, que a su vez origina las costumbres, las formas de vida, las creencias en sí, la idiosincrasia de los pueblos.

Acerbo cultural que, independientemente de sus rasgos particulares, de su forma de hablar, de sus fonemas, estructuras sintácticas y lingüísticas, tienen similares contenidos de pensamiento, ya que responden a problemas similares, afines a la especie humana, a pesar de las diferencias que pueda haber en la circunstancia y en la forma de reflejar y de nombrar los hechos y los sucesos de la realidad.

El valor que tienen las palabras en la comunicación no está en la palabra misma, la que puede ocultar o mostrar lo que son las cosas, sino en el grado de veracidad y certeza que transmitan. El valor de la palabra en la comunicación consiste en la claridad en la que el pensamiento, al hilvanar las ideas, busca la forma precisa de decirlas, lo que requiere, para el efecto, de herramientas lógicas y lingüísticas, así como de una comprensión semántica de las cosas, el valor de las palabras lo hace su contenido.

Conocer la realidad, saber con mayor propiedad lo que son las cosas, nutre con mayor precisión el contenido que se busca mostrar, difundir y compartir a través de la comunicación. Es decir, pensar y comunicar con objetividad. De ahí que para comunicar las ideas congruentemente, para lograr una comunicación efectiva, se requiere del medio adecuado y de la forma correcta para hacerlo, así como de un receptor que decodifique correctamente los mensajes.

Sin embargo, tener simplemente una idea vaga de la realidad, conjeturar sin emplear el método correspondiente, conduce regularmente a tergiversar las cosas, a falsear la realidad, a reflejarla subjetivamente y a reproducir mentiras y falacias. De ahí que, a mayor ignorancia y desconocimiento de las cosas, mayor grado de imprecisión en la comunicación se logrará.

A pesar de que se busca entendimiento y precisión en la comunicación, puede ocurrir que, con herramientas comunicativas, se busque todo lo contrario, que se constituya en el mecanismo de alienación por el que se pretenda persuadir, a través de mensajes con fuerte carga emocional e ideológica, a la mayor cantidad de personas, con el fin de que respondan a los intereses del sistema o bien, se mantengan al margen de lo que sucede en la realidad social de los pueblos.

La construcción de las ideas en el intelecto, plasmadas a través de símbolos, de palabras articuladas, por medio de un lenguaje determinado, requiere de un sustrato ontológico que la nutra y que, a su vez, refleje lo que este es, que corresponda a lo que hace referencia, para hacer efectiva la comunicación. Es decir, que surja de una adecuada interpretación y estructuración del pensamiento sobre la realidad.

Sin embargo, hay también formas inadecuadas de comprender la realidad, procedimientos incorrectos que dan lugar a equívocos del entendimiento, sean intencionales o no intencionales, que igualmente se comparten a través de la comunicación. Son esos errores y lo que ellos derivan, lo que constituye uno de los objetivos de la lógica formal, en su afán de estructurar adecuadamente el pensamiento.

El filósofo ruso V M Boguslavski ilustra muy bien ese proceso al señalar: Tan pronto como comprendemos que las cosas existen fuera de nosotros, resulta notorio que cuando dos individuos conversan, por ejemplo, acerca del Volga, ni el que habla ni el que escucha poseen en su cabeza el propio Volga. En realidad, el que pronuncia la palabra “Volga” tiene en su mente, en el momento dado, un reflejo de dicho río, Dicha palabra despierta también en la conciencia del que escucha el reflejo del mismo fenómeno. Lo que tienen en su mente ambas personas son conceptos e ideas que corresponden a una realidad, la cual es mutuamente compartida y comprendida medianamente.

Sin embargo, en la comunicación, John Austin distingue el acto locucionario, acto ilocucionario y acto perlocucionario. Llama locucionario al contenido de las oraciones enunciativas. Con los actos locucionarios el hablante expresa estados de cosas; dice algo. Con los actos ilocucionarios el agente realiza una acción diciendo algo. El rol ilocucionario fija el modo que se emplea una oración. Por último, con los actos perlocucionarios el hablante busca causar un efecto sobre el oyente.  Es decir, el acto de decir algo, el significado de los elementos comunicativos y el efecto que produce el mensaje en el receptor.

Es importante establecer el origen del mensaje, su contenido, el medio y, desde luego, quién lo recibe y, a todo esto, ¿cuál es el campo de acción de la comunicación? ¿Se limita exclusivamente al acto de comunicar? Innegablemente la comunicación involucra a otras disciplinas, por lo que su campo de estudio se hace cada vez más difícil distinguir,  restringido únicamente a la transmisión de mensajes y sus elementos.

Básicamente, las ciencias de la comunicación estudian y analizan los fenómenos relacionados con el cómo se transmite un mensaje y la información. La comunicología, para expandir su campo de acción, se constituye en una ciencia de carácter interdisciplinario que estudia los sistemas de comunicación humana y sus medios.  Pero, qué significa eso, la comunicación está presente en todo hacer humano pero su accionar, aún siendo interdisciplinario, tiene determinados límites de acción.

En el campo de la tecnología aplicada a la comunicación, por ejemplo, en dónde radica su campo de acción, estará en el medio en sí, en su impacto o en la forma en la que se estructura el mensaje a través de las nuevas tecnologías. Sin duda, habrá disciplinas que se acreditarán el campo de acción de lo que, a partir del desarrollo de la tecnología, la comunicación está causando, ya sea la filosofía, la sociología, la antropología, la ingeniería, la psicología de masas, la lingüística, la mercadotecnia, la futurología, entre otras.

En consecuencia, acreditarse competencias que van más allá del aspecto comunicativo es allanar campos de disciplinas más generales. Definir la comunicología como el estudio interdisciplinario de cómo los seres humanos utilizan las nuevas tecnologías para comunicarse y cuáles son las consecuencias, constituiría absolutizar la función de esa disciplina, lo que es un proceder inapropiado dado que irrumpe terrenos de otras disciplinas.

Cuál sería entonces el campo de acción de la comunicología, de la comunicación, en cuanto a su pretensión de ser una ciencia o convertirse en una rama auxiliar de la tecnología, de la sociología, de la antropología, de la psicología, en tanto que estas le proporcionen nuevos insumos al estricto y definido campo que constituye la comunicación.

Citas del texto:

Apel, Karl Otto. El problema de la fundamentación última filosófica.

Austin, John. Como hacer cosas con palabras

Boguslavski, VM. Pensamiento y lenguaje.

Cassirer, Ernst. Antropología filosófica.

Chomsky, Noam. Gramática generativa transformacional.

De Gortari, Eli. El método del discurso científico.

Gramsci, Antonio. La hegemonía.

Neurath, Otto. Ciencia unificada y psicología.

Platón, La República.

Se puede descargar el artículo completo en versión PDF aquí

Facebook comentarios