Europa y su servilismo a Estados Unidos

JAIROaLARCO

Autor: Jairo Alarcón Rodas

En política, compartir los odios es la base de la amistad.

Alexander Tocqueville

Defendiendo consignas impuestas por gobiernos estadounidenses, Europa obedece lo que desde ahí se le ordene. Esa ha sido la forma tradicional de su proceder, en el que, bajo el cobijo de la OTAN, entidad que se constituye como un gobierno paralelo que dirige desde Bruselas la política exterior de todos sus miembros exceptuando, claro está, la de Estados Unidos, patentiza su hegemonía en el mundo.

Pese a considerarse democracias, “ejemplo para los demás países del mundo”, no les ha impedido despojar a las naciones africanas, a los territorios que han sido sus colonias y a los países en los que han invertido y tienen intereses económicos a través de sus industrias extractivas, explotarlos sin ningún escrúpulo.

Por aparte, les exigen a otros países que se comporten democráticamente, pero, curiosamente, ellos no lo han hecho a través de su política internacional. Llaman dictaduras y dictadores a todos los regímenes y gobernantes que no comparten su criterio, en la forma de dirigir sus estados y, también, a aquellos, que consideran una amenaza para su seguridad e intereses económicos. En fin, exigen al resto de naciones del planeta que cumplan con todo aquello que consideran lo correcto, a razón de las disposiciones emanadas desde Washington.

Ahora, Europa se enfrenta a un nuevo desafío: o continuar dentro de la órbita estadounidense y lo que eso representa o construir su propio destino, sin embargo, los problemas internos de cada país europeo, la crisis migratoria, la guerra en la que se han involucraron en apoyo a Ucrania, plantea un escenario con muchos problemas por resolver.

Por aparte, la exaltación de los nacionalismos, que peligrosamente inclinan a los países europeos a la derechización extrema de sus sociedades y de sus respectivos gobiernos, constituye un peligro para el mundo, convirtiéndose en uno más agudo para la estabilidad y la paz para la humanidad.

En la Conferencia de Seguridad de München, Alemania, recientemente el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, fue muy claro al decir que la amenaza que sufre Europa, actualmente, su crisis, no viene del exterior, no es producto de la amenaza de otras potencias, el riesgo y el peligro, según la administración Trump, está en los mismos países europeos, en sus gobiernos, en sus políticas gubernamentales, en cómo han dirigido sus destinos.

Al margen de los intereses pragmáticos en el mundo, por parte de los gobernantes estadounidenses, lo que no los hace tener amigos sino circunstancialmente socios, más bien cómplices, lo dicho en esa ocasión por su actual vicepresidente no está alejado de la verdad y lo penosos del caso es que los propios europeos no se han dado cuenta de ello.

Estará lejos de la realidad lo dicho por Vance, al margen de las intenciones de su discurso, lo que está claro es que la nueva administración de Estados Unidos, no está de acuerdo con la política internacional que impulsa la Unión Europea. «La amenaza que más me preocupa respecto de Europa no es Rusia, no es China, no es ningún otro actor externo. Lo que me preocupa es la amenaza desde dentro, el retroceso de Europa en algunos de sus valores más fundamentales, valores compartidos con Estados Unidos» dijo Vance.

RTVE noticias publicó recientemente una entrevista realizada al presidente alemán, Frank-Walter Steinmaier, quien al ser consultado sobre la guerra entre Rusia y Ucrania dijo: “La nueva administración estadounidense tiene una visión del mundo muy diferente a la nuestra. Una que no toma en cuenta las reglas establecidas, la asociación y la confianza establecida. No podemos cambiar eso. Tenemos que aceptarlo y lidiar con ello”, ha admitido. Lo que en palabras sencillas significa que, a pesar de no concordar con la administración, Europa tendrá que hacer lo que desde ese país se le diga.

Se dice que la agenda Woke dirige los actuales destinos de Europa, es la que impulsa la comunidad europea, pero ¿en qué consiste, qué es lo que buscan con ello? Teóricamente, que sean respetados los derechos de las minorías, en sociedades, sin embargo, la exclusión de los grupos minoritarios tiene un componente irracional que permite ver que sin importar las diferencias todas las personas son seres humanos y tal criterio no se puede exigir en sociedades en las que la mayor parte de la población no tiene recursos para vivir dignamente ni servicios de salud ni una educación que les permita su desarrollo intelectivo.

El respeto debería ser para todo ser humano, en tanto que es ser humano; las preferencias, apetencias e inclinaciones de cada individuo o grupo deberían estar reguladas por las leyes de cada Estado, con el fin de preservar el orden y el bienestar de la colectividad, por lo que no se debe beneficiar a un grupo, sector o individuo, en detrimento del conglomerado social y de su estabilidad.

La «Agenda Woke» hace referencia a un conjunto de ideas y propuestas centradas en la justicia social, la igualdad de género, los derechos LGBTQ+, la equidad racial y la protección medioambiental. Sin embargo, no abordan, o dejan por un lado, las causas reales de esos flagelos, que resulta ser la asimetría económica y social, las condiciones materiales de los pueblos, la miseria que, dentro del capitalismo, determinan que un grupo de personas lo tenga todo y otras, que luchan denodadamente por sobrevivir, tienen muy poco.

Así, por ejemplo, la Comisión Europea censura hoy a Hungría por especificar en su Constitución que el matrimonio es una unión «entre un hombre y una mujer», añadir que «la madre es una mujer y el padre es un hombre» y por prohibir que se hable sobre orientación sexual en escuelas y medios de comunicación, respetando el derecho que corresponde a las familias a decidir la educación de sus hijos. Por aparte, que se promueva las identidades de género y orientaciones sexuales diversas en determinadas formas de comunicación y educación pública.

Po ello, la Unión Europea, a través de Bruselas, amenazó  a Hungría de suspenderla del programa Erasmus,  que promueve el intercambio de estudiantes europeos, lo que impediría que los estudiantes universitarios húngaros participaran en dichos intercambios, a no ser que realicen cambios en su constitución.

Es claro que las reformas legislativas impulsadas por el presidente Viktor Orbán, a pesar de contar con el apoyo de la gran mayoría de los húngaros, no coinciden con las de la comunidad europea y ese es precisamente el problema. Lo curioso del caso es que unas medidas que cuentan con el apoyo popular de los húngaros es cuestionado por las tomadas por la comunidad europea. Así, el gobierno húngaro es considerado de extrema derecha, a pesar de que los demás países de la comunidad europea están lejos de ser de izquierda económica.

De tal modo que lo que diferencia a la izquierda de la derecha, en Europa y en algunos países de América Latina, es aceptar los criterios que impulsa la nueva agenda Woke, no obstante que pasan por alto las crisis que padecen las sociedades a causa de la ineficiente repartición de la riqueza y la falta de oportunidades de desarrollo para todos, más aún, continúan promoviendo el establecimiento de habitantes de primera categoría, pues lo importante es defender y promover los derechos particulares o individuales, no así el acceso a la riqueza.

Dentro de ese contexto, a Europa no le interesa la paz en Ucrania, insisten en continuar con la guerra, de un conflicto que a todas luces surgió por intereses económicos. Solo basta recordar lo ocurrido en la llamada Revolución Naranja de 2013, los acontecimientos y cómo estuvo involucrado el gobierno de Estados Unidos en el derrocamiento del presidente de Ucrania, Viktor Yanukóvich, lo que llevó al ascenso a Volodímir Zelenski, para saber que las acciones de Rusia y la respuesta de la OTAN tiene otra explicación. Cuando los intereses económicos están de por medio, las muertes de seres humanos tienen un valor secundario.

Donald Trump promete, a su llegada al poder, terminar con la guerra de Ucrania pues, como un magnate comerciante, solo le interesa lo económico y Estados Unidos ya ha invertido mucho en esa guerra y en ese país, por lo que quiere ser recompensado. Se reúne con Vladimir Putin para concertar la paz, sin la presencia de la comunidad europea y sin la presencia del presidente Volodímir Zelenski, lo que molesta a Europa y deja en mala situación al presidente ucraniano. Posteriormente, lo cita a la Casa Blanca para firmar un acuerdo sobre el usufructo de las tierras raras de Ucrania y acordar la paz y el fin del conflicto.

Lo que parecía ser el inicio del fin de la guerra se convirtió en un fiasco. La prensa europea interpreta la reunión entre Trump y Zelenski como una emboscada, algunos consideran que el presidente de Ucrania no se doblegó y salió avante de la reunión, lo cierto es que fue echado de la Casa Blanca y humillado, pues como dice el dicho, en donde manda capitán, no manda marinero y por mucho que refunfuñe, la Unión Europea, al final hará lo que el gobierno de Estados Unidos le diga.

El día de ayer, martes 4 de marzo del presente año, BBC News Mundo, en su titular publica: Zelensky dice que está listo para trabajar en un acuerdo de paz con Rusia bajo el «fuerte liderazgo» de Trump, tras el «lamentable» choque en la Casa Blanca. Qué dirán sobre eso el presidente de Francia Emmanuel Macron y el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, firmes opositores a las negociaciones de paz impulsadas desde Washington, sin palabras…

Lo cierto es que Europa está en decadencia, su dependencia de Estados Unidos, su política belicista de doble racero, la falta de liderazgo, la visión antidemocrática que tienen sobre el mundo, la ha conducido a la situación en la que se encuentra y como lo señala CIDOB, Centro De Investigación en relaciones internacionales, con sede en Barcelona: El marco de la política exterior europea se ha venido abajo conceptualmente, y será difícil volver a ponerlo en su sitio. Es más, Europa ha perdido credibilidad ante el mundo, pues liderazgo no han tenido desde hace mucho tiempo.

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