Dieron su Golpecito de Estado
Fernando Cajas
Ya dieron su golpecito de estado. No tuvieron tiempo de armar algo coherente y juntaron estupidez tras estupidez para concluir con una estupidez: Un golpe de estado dado por idiotas jurídicos, incapaces de amar una sola oración no digamos un argumento lógico sustentado con evidencia. Los fiscales del Ministerio Público de Guatemala hoy 8 de diciembre del 2023 dieron una catedra del deterioro mental y ético del sistema de justicia guatemalteco porque no solamente hablaron tonterías, ridiculeces, burradas, decimos en Guatemala, sino que reconstruyen el derecho electoral a la luz de la usurpación del Tribunal Supremo Electoral. Para ellos ni hay lógica, no hay evidencia, no hay ley, solamente hay una consigna: No podemos dejar que Arévalo tome posesión como presidente porque tenemos un llamado divino.
Esto tiene nombre y apellido, se llama Golpe y se apellida de Estado, es un Golpe de Estado. Es el producto de la ausencia de liderazgos constructivos, no por dejadez, sino por diseño. Luego de la revolución de octubre de 1944 la contra revolución fue fatal. Si bien se formaron académicos guatemaltecos en la Universidad Nacional, cuando estos lideraban, o fueron asesinados o tuvieron que irse al exilio. La guerra civil, el levantamiento armado producto de la reacción pendular de 1954, cuando Estados Unidos facilitó otro golpe de estado, esa vez por la paranoia anti comunista que dominaba entonces a Washington. Ese error lo tuvimos que pagar los guatemaltecos de a pie porque mientras los dueños de la finca afianzaban sus empresas, la muerte asechaba en todas las familias guatemaltecas.
Somos seres históricos y aunque quisiéramos olvidar el pasado este es capaz de imprimir una huella profunda y como no, si la lección era que participar políticamente significaba muerte, asesinato, terror para quien participaba y para su familia. Cuántas madres, padres, hermanos, tías, debieron recorrer las morgues para reconocer a sus hijos e hijas, sobrinas, familiares no solamente asesinados sino torturados o desparecidos para dejar la lección clara: No participar. El objetivo de los asesinatos, los secuestros y del genocidio era la sumisión, no la democracia, no la participación. Eso explica, parcialmente, como toda explicación; por qué la población guatemalteca ha vivido una transformación democrática relativamente modesta.
Hasta hace poco habíamos tenido elecciones transparentes y había cierta independencia entre los poderes, esto es, entre el Legislativo, el Judicial y el Ejecutivo. El tribunal electoral fue supremo. El cambio con el tribunal electoral parece haberse dado desde que el Tribunal Supremo Electoral se dio a la tarea de eliminar pre candidatos, tal como Thelma Aldana en la elección anterior y Thelma Cabrera, Carlos Pineda, Roberto Arzú en la presente obedeciendo ordenes superiores. Esos poderes, el Pacto de Corruptos, no vieron venir a Bernardo Arévalo, si no lo hubiera eliminado el mismo tribunal electoral que ahora se hecha baños de pureza.
La decadencia institucional, no solamente del tribunal electoral, sino en general de las instituciones guatemaltecas es el producto de la política interna, que fue capturada por politiqueros y por una ley de partidos políticos que se asegura que queden los que tienen arreglos con grupos obscuros. También se aseguran el poder judicial a través de las mismas instituciones que presiden las comisiones de postulación para las altas cortes, las universidades, en particular la universidad pública. Junto a eso, la última década ha sido la del decaimiento de la democracia a nivel mundial. Con líderes que se reflejan como Trump y la recién vitoria de Milei, ante un sistema económico dominado totalmente por el discurso y práctica neoliberal en el contexto de una participación política que se da desde las redes sociales, que pretenden, que fingen, que dejan la ilusión de participar, sin hacer realmente nada en la vida social de carne y hueso.
La ausencia de liderazgos constructivos se siembra, se hace en familias autoritarias, escuelas, desde párvulos a la universidad, repetitivas, que no permiten la participación genuina. O sea, no solamente ya traemos una larga historia autoritaria precolombina, colonial, liberal, democrática pero autoritaria, guerrillera, pero autoritaria y no digamos nuestra historia militar. La escuela, genérica, esto es todos los sistemas escolares han sido autoritarios, repetitivos y reproductores de una historia social falsa, escrita por el poder. Hasta ahora empezamos a liberarnos de esa escuela repetitiva, autoritaria y las nuevas ciencias del aprendizaje nos sacan del oscurantismo medieval en que la familia y la escuela nos han mantenido por siglos.
La democracia llega primero como discurso y ahora como práctica. ¿Estamos listos los guatemaltecos a tener una sociedad verdaderamente democrática? Hoy con todo el cinismo del mundo un grupito de golpistas que se llaman fiscales decidió no aceptar los resultados de la elección nuestra, la nuestra, la que nos pertenece, borrando todo, todo. ¿Lo vamos a permitir? ¿Vamos a salir a defender a nuestra democracia? Yo estoy seguro que hay, que habemos guatemaltecos y guatemaltecas que peleamos, que trabajamos, que moriremos por un mejor país. Vamos Guatemala o es ahora o no será nunca.
