De héroe a villano: Cómo Ucrania perdió la partida frente a Trump

Mario

Mario Rodríguez

El espectáculo “diplomático” protagonizado por Trump y Zelensky parece sacado de un reality show, de esos programas que el presidente Trump sabía dirigir a la perfección.

Una negociación en vivo a nivel nacional que salió mal, fatal para Zelensky y quizás también para Trump, quien no logró obtener el acuerdo de acceso a tierras raras por parte de Ucrania.

Es posible que los detalles del acuerdo no representaran una transacción comercial rentable, y por eso se prefirió crear las condiciones para frenar dicha firma, confrontando directamente a Zelensky. De eso hablan los medios europeos y algunos estadounidenses: una emboscada preparada para forzar una claudicación sin garantías de ningún tipo.

Previamente, Trump recibió a Macron y a Starmer. Ambos intentaron convencer al presidente de continuar con el apoyo militar a Ucrania y mantener el conflicto bélico antes de firmar cualquier acuerdo con Rusia. Sin embargo, ninguno de los dos logró su objetivo, más allá de llevarse una humillación.

Lo único que consiguieron fue que Trump accediera a recibir a Zelensky. Así, Marco Rubio organizó el encuentro para firmar el acuerdo de tierras raras a cambio de garantías de seguridad que Estados Unidos no estaba dispuesto a otorgar. Normalmente, estos documentos son revisados por equipos técnicos, luego reciben el aval de los funcionarios de más alto nivel y, finalmente, en un acto más protocolario que sustancial, los presidentes firman el acuerdo y hablan de los buenos tiempos por venir. Pero esta vez no fue así.

En realidad, pudo haber existido un intento ucraniano de comprometer a Trump en la continuidad de la guerra, aceptando firmar un acuerdo sobre minerales a cambio del compromiso de apoyar y financiar al ejército ucraniano. Sin embargo, en este juego con los estadounidenses, a Zelensky le salió el tiro por la culata.

Lo único que se logró fueron las palabras de Trump: «He determinado que el presidente Zelensky no está preparado para la paz. Ha faltado al respeto a los Estados Unidos».

De inmediato, el tema se convirtió en el centro de discusión a nivel mundial, dejando en evidencia quiénes abogan por la paz y quiénes prefieren continuar la guerra con falsas acusaciones que no se sostienen. Por ejemplo, muchos dignatarios europeos replicaron de inmediato su apoyo a la continuidad de la ayuda a Ucrania, criticando la actitud del mandatario estadounidense.

Zelensky se presentó como el matón del pueblo, tratando de imponer su visión y llegando al extremo de insultar al vicepresidente llamándolo “perra” en ruso. Sin embargo, ahora se le está presentando como una víctima de una emboscada, como un héroe que defendió a su país, olvidando los 40 minutos previos en los que Trump se vio continuamente perturbado por las interrupciones y la gesticulación irrespetuosa de Zelensky. Hasta que el vice presidente JD Vance se hartó y lo cuestionó sobre el reclutamiento, preguntándole si realmente creía que su ejército no tenía problemas. Y ahí en adelante todo se descontroló.

Para algunos, Trump y Vance han jugado sus cartas magistralmente y han obtenido un resultado tangible. Ahora, a Kiev solo le queda aceptar las condiciones que le impone Washington o enfrentarse a Rusia completamente solo, lo que lo llevará a una derrota inevitable. Posteriormente, Trump negociará con Moscú los términos de dicha claudicación. En todo caso, el único derrotado ha sido Ucrania.

Para la élite política y militar ucraniana, esta guerra es existencial. Por eso se comportan de manera agresiva; la corrupción imperante también los hace más ambiciosos, lo que los convierte en un peligro para sus aliados. Por ello, en una negociación, en las que ellos han sido excluidos, su máximo interés es garantizar sus intereses, conservar al menos cierta posición de poder, cierto liderazgo dentro del nuevo Estado ucraniano y mantener las ventajas económicas que tanto Estados Unidos como la Unión Europea les han proporcionado, sin importar las necesidades del pueblo.

La dirigencia militar ha intentado por todos los medios extender la guerra, incluso considerando la posibilidad de generar un conflicto nuclear. Sin embargo, el argumento de la paz a través de la guerra que presentan Kiev, Londres, París y la Unión Europea no se sostiene. Tampoco Estados Unidos cayó en la trampa de los neoconservadores, quienes buscaban garantizar la ayuda militar sin la cual Ucrania no podría continuar la guerra.

Creo que este fue el fin de Zelensky. Por mucho que pueda continuar al frente del gobierno, otros actores tomarán las decisiones. También creo que fue el fin de los neoconservadores que incluye a neoliberales, globalistas y atlantistas belicistas que pululan en las instancias más altas del poder mundial. Ahora solo queda el imperialismo moribundo, que busca retomar el control y asegurar su hegemonía. Y para eso están Trump y los magnates tecnológicos.

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