Aires de fascismo o de una corriente aún peor en el mundo
 
                Autor: Jairo Alarcón Rodas
Estados Unidos volverá a considerarse una nación en crecimiento: una nación que aumenta su riqueza, expande su territorio, construye sus ciudades, eleva sus expectativas y lleva su bandera a nuevos y hermosos horizontes.
Y perseguiremos nuestro destino manifiesto hacia las estrellas, lanzando astronautas estadounidenses para plantar las barras y estrellas en el planeta Marte.
Donald Trump
Alfred Rosemberg, creador del manual que dio vida al social nacionalismo en Alemania, al nazismo, entre los argumentos vertidos señaló, no es casualidad que el código moral judío (Talmud, Schulchan Aruch ) eleve la estafa a perpetrarse en el no judío, a directriz de la moral racial judía. No es tampoco casualidad que el portador de la noción del honor sea un ser esbelto, alto de ojos claros. Por lo que es clara la posición racista del autor, el que, a partir de las características de los judíos, de sus rasgos físicos, de sus raíces étnicas, los caracterizaba en inferiores, lo que sirvió al régimen nazi para justificar la limpieza étnica que realizaron, constituyendo uno de los mayores oprobios que pudo engendrar la humanidad.
Planteamientos que muestran un sentimiento racial exacerbado y enfermizo, en el que se caracteriza y se estigmatiza a las personas a partir de su procedencia, apariencia física, por sus raíces étnicas. Quiénes son los buenos y los malos, los dignos y los indignos, los humanos y las bestias. Y todo, para justificar la barbarie cometida en contra de estos grupos y demostrar la supremacía alemana.
El sentimiento de pertenencia, unido a la desesperación y angustia, derivada por alguna situación económica que se considera injusta, puede llevar a las personas, que así se sientan, a que su malestar aflore y, con ello, que sus emociones tomen el control de su razón y a partir de ahí, a ser seducidos por consignas ultranacionalistas y a realizar las acciones más insospechadas y siniestras posibles.
Decía Joseph Goebbels en su quinto principio de la propaganda nazi, referente a la vulgarización: “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa por convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental por realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”. Fue así como sedujeron a varios sectores del pueblo alemán y los condujeron a una guerra de la cual nuevamente fueron derrotados no sin causar millones de muertes.
Pero la Europa colonialista no se queda atrás y con ínfulas de superioridad y desprecio a los demás grupos étnicos, causó muerte, destrucción e incluso exterminio de aquellos que consideraba inferiores. Por aparte, los conquistadores españoles, en lo que hoy es América, los colonizadores portugueses y franceses en África, las hordas de Leopoldo II, en se continente, vieron al otro como seres infrahumanos que debían ser “domesticados”, explotados, esclavizados. Aspectos que continúan en el imaginario de muchos europeos y también en el de sus descendientes en América.
Continentes empobrecidos, pueblos conquistados y colonizados sufren ahora las condiciones adversas para su desarrollo y pervivencia de su población. La pobreza crea condiciones aciagas y, con ellas, toda una serie de flagelos como la desigualdad, la falta de oportunidad para todos, la miseria, el hambre y la corrupción.
En condiciones adversas y a falta de oportunidades, no hay otra salida que migrar y algunos lo hacen con un fuerte sentimiento de conservación de su atavismo cultural, de sus costumbres y tradiciones y se siguen comportando como si estuvieran en sus países de origen, lo que choca, muchas veces, con la idiosincrasia de los habitantes del país al que han emigrado, eso crea un ambiente de hostilidad y de exaltación de nacionalismos, de sentimiento de territorialidad e inconformismo por parte de los que se sienten desplazados por los migrantes, lo que aprovechan sectores de extrema derecha para impulsar sus consignas raciales, sus nacionalismos trasnochados, que desembocan en acciones etnocéntricas y xenófobas.
El color de la piel todavía prevalece en el mundo y se extiende y fortalece a partir de los grupos de extrema derecha, para los que persiste el criterio de razas superiores e inferiores y que el mundo debe ser dirigido por personas de piel blanca.
Así, Estados Unidos, baluarte del capitalismo, se ha constituido en guía del mundo occidental, garante de las libertades individuales y, no solo eso, en el gendarme del planeta. Es claro que la diferencia de criterio entre republicanos y demócratas no es tan distinta como lo aparenta ser, los criterios que llevaron a Bill Clinton, Barack Obama y Joe Biden a invadir territorios y asesinar a líderes de países que consideraron sus enemigos y otrora fueron sus socios, no dista mucho de los empleados por Ronald Reagan, George Bush padre e hijo y Donald Trump.
Esencialmente, ambos partidos comparten el mismo criterio de que Estados Unidos es el pueblo elegido, encargado de regir los destinos del mundo, de velar por las democracias y dirigir la política de todos los Estados del llamado mundo libre.
Basta con revisar la historia y reflexionar sobre la doctrina de El destino manifiesto, que fue un concepto del siglo XIX que sostenía que Estados Unidos estaba destinado a expandir su territorio, llevando la democracia y sus valores a otras partes del mundo, lo que les sirvió para expandir sus dominios, apropiarse de territorios y convertirse en el país hegemónico que actualmente es, pues como dijo John L., O´Sullivan: Ninguna nación tiene el derecho de expulsar a otra, si no es por un designio especial del cielo como el que tuvieron los israelitas, a menos que los nativos obraran injustamente con ella. En este caso tendrán derecho a librar, legalmente un aguerra con ellos y someterlos.
Así, más recientemente, se han podido escuchar expresiones con tinte expansionista y hegemónico, tanto por parte de los militantes republicanos como de los demócratas de Estados Unidos, en sus más altos funcionarios, pues su visión del mundo es tener el control del planeta: las diferencias entre uno y otro lo establece el cómo ejercen ese control.
Cabe mencionar algunas de las expresiones y declaraciones, tanto por parte de demócratas como por los republicanos, todos funcionarios de gobiernos pasados de la “democracia” estadounidense, las que reafirman las intenciones de esos gobiernos las cuales, cabe recalcar, son las de mantener la hegemonía de Estados Unidos en el mundo.
Colin Powell, Secretario de Estado en la gestión de George Bush hijo, en la sede de Las Naciones Unidas no tuvo empacho en afirmar que Irak era una amenaza para el mundo al tener armas de destrucción masiva, hecho que fue desmentido por los propios enviados de esa institución.
“Llegamos, lo vimos y él murió», fueron las palabras textuales que pronunció la Secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, al enterarse de la muerte del coronel Muamar Gadafi. Curiosamente, en entrevista concedida a CBS News, el periodista de la cadena le preguntó si la muerte de Gadafi tenía algo que ver con su visita sorpresa para mostrar su apoyo al pueblo libio. «No», respondió ella, antes de poner los ojos en blanco y decir «Estoy segura de que sí» con una risita.
Posteriormente, en entrevista concedida a la BBC, Hillary Clinton, dijo que se debería realizar una investigación completa sobre la muerte del exlíder Muamar Gadafi. Tales declaraciones son muestra de la hipocresía, en su más alta expresión, que acostumbran asumir los secretarios de estados del país en referencia.
Hay que recordar, también, lo dicho por Anthony Blinken, cuando dijo, si no eres parte de la mesa entonces eres parte del menú, los grandes países siempre se comerán a las pequeñas naciones, expresión que refleja el sentir de los gobernantes de turno de ese país imperialista. Anteriormente, Henri Kissinger, Secretario de Estado de Ronald Reagan expresó: La política internacional es el arte de equilibrar la moral con los intereses nacionales o lo que es lo mismo, lo que corresponda a los intereses de Estados Unidos debe ser la moral que impere, no importando las consecuencias, y así lo han estado haciendo.
La política exterior de Estados Unidos se ha sustentado y sostenido por la mentira y la amenaza, ajustándola a sus intereses sin reparar en el daño ni las consecuencias que ello trae para el mundo y el de sus habitantes.
Con la arrogancia que lo caracteriza, Donald Trump pretende anexar Canadá como el 51 Estado, comprar Groenlandia, obtener las “tierras raras” de Ucrania a cambio de lo que se les ha dado, convertir la Franja de Gaza en un resort para medio oriente, desplazando a la comunidad palestina a Egipto y Jordania, pretensiones que no distan de las pretendidas por los presidentes demócratas, solo que el republicano no tiene escrúpulos ni empacho en decirlas.
Un nuevo engendro ha surgido dentro del capitalismo y se cierne por el mundo y personajes como Donald Trump y Elon Musk, entre otros, constituyen su encarnación. La lucha frontal es contra los migrantes a los cuales acechan y, sus seguidores, a los que ha logrado convencer, estadounidenses blancos, pero también migrantes latinos, quienes se sienten diferentes a los nuevos migrantes, algunos por ser igualmente de piel más blanca, hablar con propiedad el inglés, otros por verse amenazados en sus empleos, aplauden tal persecución.
Con relación a eso, Emilio Gentile, experto en el tema sobre el tema de Fascismo, en entrevista concedida a la BBC de Londres indicó: Lo que existe hoy es el peligro de una democracia que, en nombre de la soberanía popular, puede asumir características racistas, antisemitas y xenófobas. De modo que surge una modalidad democrática, del ejercicio del poder, paradójicamente, con tintes antidemocráticos.
Ahora, la nueva administración de Estados Unidos, centra su interés en extender su territorio, apropiarse de los recursos naturales de otras naciones y continuar la política de amenazas e imposición a los demás países, pues hay que hacer de esa nación nuevamente la más poderosa.
 

 
                     
                       
                       
                       
                      