Invadir o no invadir Venezuela; esa es la cuestión
Miguel Ángel Sandoval
Hace mucho tiempo que opte por mantener en mis escritos públicos una postura definida. Se iba a escribir lo que me pareciera pertinente, no lo que fuera políticamente correcto. Es una postura ética, filosófica, política. esta definición viene a cuento pues en los últimos días escuché o leí varias noticias sobre Venezuela y la crisis que existe por los portaaviones, acorazados, y otros barcos de guerra en el mar Caribe. Y lo primero que viene a mi mente es la defensa de la soberanía nacional de ese país. No importa si hay o hubo, acuerdo o desacuerdo con el resultado electoral, o con la manera en que el presidente de ese país aborda los diferentes temas sean nacionales o internacionales.
En otro orden de ideas, parecería un absurdo total, ese intento de justificar la agresión militar debido a que el narcotráfico es la divisa de los países del caribe, especialmente Venezuela. O los EEUU nos creen a todos idiotas, o ellos mismos son unos idiotas, al pretender que, con portaaviones gigantescos, nucleares, además, con acorazados y todo tipo de amenazas militares, se pueda combatir el narcotráfico, para lo cual, lo primero que estaríamos atentos a observar, es la disminución real del consumo de drogas en los EEUU, el combate a los carteles de la droga en ese país, así como el control de venta de armas, que supuestamente, son las que usan los narcos.
Pero quiero abundar sobre una idea central en estos tiempos. De acuerdo con fuentes venezolanas, en los últimos días, hay en EEUU oposición clara a una intervención militar contra el país bolivariano. Y esta postura de la sociedad norteamericana, se puede decir que es la misma que existe en la mayoría de países del continente latinoamericano. Pues no creo que haya nadie en su sano juicio que apoye una intervención en Venezuela porque al gobierno de los EEUU no es agrada la opción política, económica o ideológica que han tomado los gobernantes venezolanos, y que, por imágenes desde Venezuela, parece que son compartidos por una amplia mayoría y por ello cuentan con un respaldo relevante.
Otra cosa son los amigos o enemigos locales que solo repiten lo que dice un día sí y otro también, canales como CNN., o pasquines como el Mercurio de Chile o el Miami Herald. La idea que en el país andino está en debate la dictadura o la democracia es cuento viejo, de camino, chino, o como se le quiera denominar. Lo que está en el fondo de todo es quien controla el petróleo: los EEUU o los BRICS. Y ojo, los BRCS con una postura diferente a la de las corporaciones petroleras que ya conocemos. Texaco, Gulf, Shell o Exxon, etc.
En mi caso, la postura que defiendo, es en contra de cualquier intervención militar en la región, ya tuvimos bastante con lo que ocurrió en 1954. Y en estos tiempos, no queremos nada parecido, menos bombardeos de nueva generación, con misiles y todo tipo de armas de destrucción masiva. Por esa razón parecería que es momento que los demócratas de este país tengan la gallardía de decir no a la intervención militar de los EE.UU. en Venezuela.
Es tiempo de la paz, de la relación armoniosa entre países, entre maneras de ver la vida y los modelos políticos. No se puede pretender que la idea única sea la predominante, ni la idea que los EEUU son hegemónicos y mucho menos aceptar el diktat que venga de Trump. Estamos en un momento crucial para toda la humanidad. No se puede aceptar que la guerra sea la alternativa, menos que la imposición sea el origen de una nueva dependencia de los países pequeños.
Es por ello que parece a todas luces absurdo, que los EEUU pretendan cambiar el rumbo de Venezuela, o que pretendan imponer un nuevo modelo de desarrollo económico o un nuevo modelo político. Eso está fuera de consideración. Lo que en un momento se denominó como la pax americana no puede ser ahora la alternativa en las relaciones entre EE.UU. y los países del continente.
En estos días parece que lo más adecuado es levantar desde nuestro país una amplia campaña por la paz en la región, por el respeto de la soberanía nacional de nuestros países, así como demandar a los EEUU medidas concretas que busque en su interior una explicación al consumo de la droga y a la venta de armas sin controles de ninguna especie. Asimismo, que sus bancos dejen de ser un emporio de lavado de dinero que proviene de acciones ilícitas, hay un largo etcétera. Solo entonces podríamos estar en un clima adecuado para hablar de la paz compartida. Lo contrario es cerrar los ojos a la realidad.
Pero resulta que ahora sabemos que Venezuela tiene sistemas de defensa antiaéreos contra misiles, drones, bombarderos estratégicos, y cuenta además, con misiles que Rusia le ha proporcionado, así como China que proporciona radares, sistemas de misiles, vinculados a satélites. . Por otra parte, en los últimos días sabemos de maniobras de acorazados Rusos en las costas de Venezuela en operaciones conjuntas con los militares bolivarianos. Es de suma importancia para la región. No es causal que ahora se hable del fracaso de la ofensiva de los EEUU. En todo caso, la idea de una invasión a Venezuela es por el momento el sueño de los que viven en el pasado. La realidad es otra y es bueno que la sepamos ver y sobre todo, analizar y valorar. Son tiempos nuevos.
