Chatbots y privacidad: el riesgo de compartir nuestra vida con la IA
 
                Por Gabriela Rodríguez Madariaga
La creciente dependencia de la inteligencia artificial (IA) en nuestra vida cotidiana plantea interrogantes sobre la privacidad y la ética.
En el último mes Elon Musk el dueño de X (anteriormente Twitter) ha tuiteado por lo menos 40 veces mensajes insistiendo en usar “Grok” la nueva inteligencia artificial de su compañía, con 504 millones de visualizaciones en total. En las cuales insta a sus seguidores a subir gran cantidad de información como documentos e imágenes, de todo ámbito incluso información sensible y datos médicos, nos invitan a utilizar el modo de voz y utilizar la app como un motor de búsqueda, aunque no lo sea y ¿esto para qué?
Bueno, si utilizas las herramientas de inteligencia artificial sabes que debes de “entrenarlas” para que pueda dar mejores resultados y más asociados a lo que estemos trabajando, pero de eso a compartir información sensible y personal existe un gran vacío en la ética tecnológica. Pues la política de privacidad de los motores de Inteligencia Artificial desaconseja compartir datos personales y médicos, ya que los mismos pueden ser reproducidos en futuras respuestas de los chats.
Gracias a los usuarios que han hecho caso omiso a estas políticas de privacidad o a los que creen que “de igual forma nos tienen controlados, qué más da compartir nuestra información” solamente hacemos crecer una base de datos de manera descontrolada, creado problemas dentro de los mismos usuarios.
Existen usuarios que recurren a los chatbots como sustitutos a especialistas buscando consejos o diagnósticos médicos, si bien la rapidez de las herramientas digitales son atractivas, carecen de empatía, comprensión y ética para abordar temas de salud humana, los usuarios podrían recibir diagnósticos erróneos o aún peor, retrasar la búsqueda de ayuda profesional.
El uso de datos personales para entrenar modelos de IA plantea preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de la información. Aunque compartir datos con chatbots puede mejorar su funcionalidad, es crucial que los usuarios sean conscientes de los riesgos asociados y tomen decisiones informadas sobre la información que deciden compartir.
 

 
                     
                       
                       
                       
                      