Participación ciudadana: clave para un gobierno transparente
 
                Luis Roberto Ixcot
En Guatemala, nuestra democracia no solo se mide en las urnas. La participación activa de los ciudadanos en la fiscalización de los funcionarios y “dignatarios” públicos es una herramienta esencial para garantizar un gobierno transparente y responsable. Cuando las personas asumen su papel y miden el poder otorgado a los trabajadores públicos, se fortalece el estado de derecho y se construye una sociedad más justa.
Fiscalizar no significa confrontar sin fundamento, sino exigir cuentas claras y un cumplimiento adecuado de las responsabilidades públicas. Es un acto de responsabilidad ciudadana que permite prevenir abusos de poder y la corrupción que tanto afecta al país. En un contexto donde los recursos son limitados, se impacta de forma directa la calidad de vida de los guatemaltecos con el mal manejo de los fondos públicos.
La participación ciudadana inicia con la información. Conocer cómo se manejan los recursos públicos y cuáles son las acciones de los funcionarios electos, permite a los ciudadanos tomar decisiones informadas y actuar de manera consciente. En una época donde la información está al alcance de un clic, no hay excusas para mantener la indiferencia que tanto daño nos ha ocasionado como país desde hace décadas. Una sociedad bien informada no solo es más crítica, también es menos propensa a ser víctima de engaños.
En Guatemala, existen mecanismos legales que permiten a los ciudadanos fiscalizar el actuar de los funcionarios. El acceso a la información pública es uno de ellos. Mediante solicitudes a las instituciones gubernamentales, cualquier persona puede conocer cómo se está utilizando el presupuesto nacional o cuáles son los proyectos en ejecución. Así mismo, se establece de forma constitucional el derecho a la Libertad de Expresión, misma que nos permite la facilidad de cuestionar a nuestros funcionarios o “dignatarios” (como algunos deciden llamarse).
Otra herramienta importante es la participación en los espacios de consulta y auditoría social. Los consejos de desarrollo y las mesas de trabajo son plataformas donde los ciudadanos podemos expresar nuestras inquietudes y monitorear las acciones de sus autoridades locales. Participar en estos espacios no solo fortalece la democracia, también permite que las comunidades tengan voz en la toma de decisiones. Y por supuesto, no podemos dejar de lado las herramientas tecnológicas como Guatecompras, donde podemos visualizar esos procesos donde el dinero público, también se maneja.
Criticar a los funcionarios públicos es un derecho, pero es igual de importante actuar para promover cambios. Organizarse en grupos comunitarios, colaborar con organizaciones de la sociedad civil y participar en campañas de sensibilización son formas efectivas de fomentar la fiscalización. Es común escuchar que la corrupción es un problema arraigado y difícil de erradicar. Sin embargo, cada acción cuenta. Denunciar irregularidades, exigir transparencia y apoyar iniciativas que promuevan la rendición de cuentas son pasos fundamentales para construir un país más justo.
La responsabilidad de todos
Fiscalizar no es una tarea exclusiva de los organismos de control. Cada ciudadano tiene el poder y el deber de contribuir a la vigilancia del sistema público. Desde cuestionar las acciones de las autoridades hasta participar en actividades de monitoreo, todas las acciones suman.
Es fundamental que los jóvenes, como el futuro del país, asuman un rol activo en este proceso. La educación cívica debe ser un pilar para formar generaciones más conscientes y comprometidas con la transparencia. Además, usar las redes sociales puede ser una herramienta poderosa para promover la fiscalización de manera responsable y aunque nadie duda en la actualidad del poder de las redes sociales y la “viralización” de contenidos, siempre es mejor dar el paso a la verdadera acción ciudadana.
Lograr un gobierno transparente requiere un cambio de actitud en la sociedad. Es necesario dejar atrás la indiferencia y asumir un rol más activo. La participación ciudadana no solo mejora la gestión pública, también fortalece el sentido de pertenencia y empoderamiento de la población.
El reto para el 2025 es claro: construir una Guatemala donde la fiscalización sea una práctica común y efectiva. Cada ciudadano tiene en sus manos la posibilidad de ser un agente de cambio. La transparencia no es solo un ideal, es una necesidad para el desarrollo del país. Hoy más que nunca, es tiempo de actuar y hacer valer el poder de la participación ciudadana.
 

 
                     
                       
                       
                       
                      