Los efectos de la realidad virtual

JAIRO3

Autor: Jairo Alarcón Rodas

Si el conocimiento puede crear problemas, no es con la ignorancia que podemos resolverlos.

Isaac Asimov

En 1965, Alvin Toffler acuñó el término “shock del futuro”, para referirse a la desastrosa tensión y desorientación que provoca en los individuos, obligarles a un cambio excesivo en un lapso de tiempo demasiado breve. Han pasado casi 60 años y el escenario que hoy se presenta con los múltiples avances tecnológicos, con el desarrollo de la inteligencia artificial, constituye un reto para la humanidad que pone en riesgo la estabilidad humana.

Paralelamente al desarrollo tecnológico sin precedentes, un mayor porcentaje de personas en el mundo se alejan de la búsqueda de la comprensión de la realidad, cada vez piensan menos y se mueven más por impulsos emotivos, prácticos, casi instintivos. Así, cada vez más el pensamiento crítico queda en desuso, ya que la educación domesticadora, la misma que impone contenidos y reproduce individuos técnicos, es lo que genera, para un mundo capitalista en donde lo que importa es obreros para producir riqueza.

El mundo cambia tecnológicamente, pero la mente y el comportamiento humano siguen en la ruta de un accionar práctico y utilitario, al margen de lo que sucede en la realidad, de lo que sucede delante de sus ojos y lo que ello implica, pues simplemente no les importa. Y así, una gran mayoría vive el día a día en función de su subsistir y poco les interesa problematizar su relación con el mundo ni de lo que implica su accionar de cara con la realidad, ya que solo esperan sacarle el mayor provecho a partir del mínimo esfuerzo.

Les resulta más cómodo seguir las directrices que les impone el sistema que esforzarse por construirlo a partir de su esfuerzo y comprensión. Por otra parte, cada vez más las circunstancias en las que se vive, determinan que el pensar constituya un lujo al que pocos pueden aspirar.

Hoy la información circula con más cobertura e inmediatez como resultado del grado de desarrollo tecnológico en las comunicaciones. Ahora la información está a disposición de más personas, sin embargo, a más información que transmiten los medios, más cantidad de contenido falso se difunde indiscriminadamente, por lo que se hace difícil distinguir la verdad de la mentira, la realidad de la ficción, máxime en aquellos que el pensamiento crítico les es ajeno.

¿Estaremos viviendo cada vez más dentro de una mascarada cibernética? ¿Será esa la nueva caverna en la que continuarán prisioneros los seres humanos? Y lo más preocupante, será que los pocos que se den cuenta del engaño preferirán aceptar tales criterios, con el fin de no ser excluidos o, incluso, de ser perseguidos y aniquilados por el sistema.

La realidad se presenta ante los ojos de multitudes de individuos, pero ¿qué tantos de estos perciben la realidad apropiadamente, la conocen? Cuantos tendrán el criterio suficiente para no caer en las redes de la confusión, la mentira y el engaño, pocos quizás, ya que en los actuales momentos es más importante actuar que pensar.

A los sectores dominantes les interesa fortalecer la subjetividad, la diversidad de criterios sobre la concepción de la realidad, del mundo, que no haya consenso entre la diversidad. De ahí que, para el capitalismo, cada uno puede pensar lo que quiera sobre las cosas, es parte del ejercicio del ejercicio de su libertad individual, es su derecho inalienable.

Sin embargo, a pesar de ello, a las personas se les uniforma dentro de valores egoístas, individualistas, se les incentiva una conducta consumista, propia del interés del capitalismo. En fin, se les impone un criterio, una visión del mundo, cierto tipo de valores, instalados silenciosamente y sin ninguna resistencia en la mente de muchas personas. Pues se ha formado un proceder dócil, acrítico, propios de la alienación.

De ahí que se defienda la libertad de criterio, pero en todos aquellos aspectos que no pongan en peligro el juicio y proceder del sector hegemónico, que no discuta la visión de libertad, de justicia, de democracia, entre otras que promueven; pensar de forma distinta es considerado terrorismo.

Es sabido el sesgo con el que determinados sectores difunden la información, el aspecto ideologizado que la élite dominante le imprime a tal contenido, que pudiendo ser material de información, de concientización y, por consiguiente, medio de liberación, constituye un mecanismo de alienación de las masas, ya que el que tiene el control de la información, tiene el poder.

Paradójicamente, lo que pudiera servir como material formativo y con ello otorgar la posibilidad de que las personas tengan una idea más clara y precisa sobre el mundo, sobre su contexto y la circunstancia en la que viven, se convierte en cadenas que esclavizan, que los aprisionan y no les permite que se despierte inquietud reflexiva y de conocimiento.

Liberarse de ello representa no continuar con el yugo que les imponen. Despertar les impediría, a las oligarquías dominantes, continuar con el control de esas vidas y lo que eso representa para sus intereses. Creando confusión, fomentando dudas e ignorancia, no se está al tanto de los acontecimientos. Y así, mientras más distraído está un pueblo más fácil se les puede engañar, manipular y dirigir sus vidas.

Cada vez es más difícil diferenciar lo real de lo ficticio por el guion que imponen los medios de comunicación, con el apoyo de mecanismos tecnológicos cada vez más sofisticados como lo es la inteligencia artificial, difícil es distinguir las verdades de las mentiras. Más ahora que la inteligencia artificial puede crear y recrear imágenes de situaciones, simular circunstancias, implantar hechos, fabricar hologramas que será muy difícil distinguir de la realidad en sí.

Cómo se podrá dar cuenta una persona común si lo que se le presenta por los medios, por una voz autorizada, corresponde o no a la realidad, si lo que se difunde son hechos que han sucedido o son producto de la virtualidad, cuando la mayor parte de las personas adolecen de una escasa visión crítica. Realidad aumentada, hologramas, manipulación de imágenes, invisibilidad de la verdad, cada vez más complica la posibilidad de que el ojo crítico pueda diferenciar lo real de la ficción, ¿cómo será entonces la situación de aquellos que lejos están de una formación reflexiva?

Al parecer, el encuentro con la realidad duele, ya que las contradicciones existenciales a las que se enfrentan las personas, en sociedades en donde lo humano tiene poco valor y, consecuentemente, las oportunidades no están a disposición de todos y un grupo muy pequeño, los privilegiados, acumulan riqueza a expensas de la explotación y el esfuerzo de otros, causa frustración, desengaño, angustia, dolor. Ante esa oscura circunstancia, evadir tal situación constituye una artificial esperanza.

¿Por qué será que las personas creen más en mundos de fantasía, en mitos y religión, en escenarios ficticios que en la realidad? Es más, la evaden a partir del consumo de etílicos, drogas y demás estupefacientes. El consumo de bebidas alcohólicas en el mundo es sumamente alto, en 2023, por ejemplo, solo en litros de cervezas se consumieron globalmente aproximadamente 125.000 millones. Así, en el mundo, el consumo de alcohol causa 3 millones de muertes al año, según la Organización Mundial, si a eso se le suma el consumo de drogas y estupefacientes el problema se agudiza aún más.

Por qué son tan exitosos los evasores de la realidad. Los problemas existenciales, las rutinas, el diario vivir, las contradicciones y frustraciones, así como no estar preparados mentalmente para enfrentar toda una serie de problemas existenciales conducen a los distractores, a los evasores de la realidad y, en algunos casos, son inducidos por el mismo sistema.

Por otra parte, los patrones culturales y de crianza, unidos al reforzamiento de credos, valores religiosos, tradiciones, en los que el dogmatismo está presente, fomentan la idea de que es mucho más relevante pensar en una existencia en el reino de Dios que luchar por una vida digna en este mundo.

Decía Karl Marx, la religión aporta satisfacciones imaginarias o fantásticas que desvían cualquier esfuerzo racional por encontrar satisfacciones reales. Adormece las mentes, lo que no permite tener claridad en los pensamientos y, desde luego, eso repercute negativamente en las acciones y así: La creencia de la vida celestial es la creencia en la inutilidad e insignificancia de esta vida, sentencia Ludwig Feuerbach, con ello se pierde el interés en desentrañar los secretos de la realidad, en buscar su conocimiento.

Como consecuencia, la formación que tenga cada persona, los valores que haya adquirido y su desarrollo cognitivo, modelará su conducta, ya sea como individuos dóciles o críticos y reflexivos. Es claro que, en la mayor parte del mundo, impera la religiosidad y, para algunos, constituye una esperanza, un aliciente a sus desdichas y carencias, al vacío existencial que les provoca sus vidas dentro de una circunstancia que no les es favorable.

Por eso, unos acuden a templos, se involucran en sectas, siguen a gurús y, por otra parte, otros consumen drogas y alcohol, asisten a los nuevos circos para distraerse, a los nuevos centros que adormecen conciencias, se inhiben de la realidad, pues para ellos la sobriedad es sinónimo de malestar, de angustia e inquietud.

La realidad virtual se impone, ya no es producto de la ciencia ficción y, junto a la dependencia al internet, a las redes sociales, a los teléfonos inteligentes, no solo facilita la adicción a esos mecanismos de alienación, pues entre estos y la sólida realidad objetiva, con sus retos y obligaciones, es más fácil sucumbir ante sus dominios que vivir una existencia cargada de desafíos y adversidades, que requieren de un esfuerzo intelectivo, de una formación crítica y reflexiva para ser resueltos.

Toffler sostuvo que a menos que el hombre aprenda rápidamente a dominar el ritmo del cambio en sus asuntos personales, y también en la sociedad en general, se verán condenados a un fracaso masivo de adaptación. Décadas han pasado y lo presagiado es hoy una triste realidad en el actual escenario en donde se desenvuelven los seres humanos, ya que adaptación no solo significa mudarse de un escenario a otro sino su control y ese es precisamente el obstáculo más grande ya que ello requiere de una mente crítica y reflexiva que es lo que actualmente escasea en el mundo, por lo que su futuro cercano se vislumbra con más incertidumbre y pesimismo que claridad.

Pese a ello, las herramientas con las que cuenta el sistema, con la virtualidad, la inteligencia artificial y la realidad aumentada, en la que imponen una falsa realidad, también puede ser un recurso para aquellos que luchan en contra de tal imposición, lo que desencadenará que se libre una lucha encarnizada, como la que se suscitó en otros momentos de la historia, como lo que ocurrió en el llamado milagro griego o en el Renacimiento, una lucha entre la luz y la oscuridad.

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