Una cumbre descafeinada

Miguel Àngel Sandoval
A escaso mes y medio de la anunciada cumbre de Punta Cana, sabemos que hay tres países excluidos: Nicaragua, Cuba y Venezuela, y otros que no asistirán como son México y Colombia. En estas condiciones la X Cumbre de las Américas en República Dominicana, del 1º al 5 de diciembre de este año, anuncia un anticipado y sonoro fracaso, de la Cumbre de las Américas, antidemocrática y profundamente descafeinada. Son los hechos. Queda solo establecer si esa decisión fue producto de consultas con los países del continente, o una decisión impuesta por algún país, o si fue por elemental torpeza política del gobernante de ese país caribeño.
Es un grave error, la decisión de dejar fuera a tres países por razones que no se explican y que no se mantienen de pie por ellas mismas. Y la explicación de dicho error es simple: cualquier foro regional, por definición multilateral, incluye a todos los países de esa zona o región, independiente de su orientación política o de la ideología de sus gobernantes. La noticia de que dicha cumbre dejaba fuera a los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, es un mensaje, de intolerancia, pero sobre todo de una ceguera política a toda prueba.
No es posible dejar fuera de una cumbre de esta naturaleza a los que se supone no están alineados con el hegemon de la región. O que tienen reglas políticas internas de creación propia. Pero, sobre todo, es darle un portazo violento a la diplomacia, que, si algo hace y mantiene como recurso central, es el diálogo entre diferentes posturas, intereses y conductas. Sería lamentable que la cumbre de Punta Cana, se utilizara de pretexto o como caja de resonancia, para convalidar la agresión a cualquier país de la región. No olvidemos que las cañoneras se encuentran al acecho en el Caribe.
La política de Cuba, desde hace muchísimos años, que se mantuvo durante una docena de presidentes de los EEUU y con victorias extraordinarias en la ONU, merece un trato especial pues constituye un caso único de defensa de la soberanía en el hemisferio. Solo imaginar que en la ONU ya son unos 20 años que la diplomacia cubana derrota, con el apoyo mundial el bloqueo de los EEUU con mayorías aplastantes, y que esa gesta es ahora de un plumazo mandada a la cubeta por los gobernantes dominicanos, es algo que da vergüenza ajena.
Mención especial merece la posición de México, que dice que no asistirá a la Cumbre de Punta Cana, (que parecería un encuentro turístico) pues está en contra de toda clase de exclusión. A la lista de países que optaron por no asistir, y lo anunciaron en los últimos días, se suma Colombia, en donde el presidente Gustavo Petro dijo que descarta asistir pues no comparte la exclusión de los tres países mencionados. Adicionalmente, su protesta se inscribe en los mas altos valores de la democracia y en las reglas mas añejas de la diplomacia. Y a un mes y medio, aun no se sabe si oros países optaran por una postura semejante o si decidirán bajar nivel a sus representantes.
Aún más. Si bien la democracia es un sistema de elección y de gobierno, es igualmente cierto de que, en cualquier país, se hace en medio del respeto a las corrientes ideológicas que existen en su seno. Así, en Europa hay toda clase de partidos y corrientes de pensamiento. Liberales, comunistas, de derecha extrema, socialistas, etc. Y no hay quien diga que a tal país o al otro, se les deja fuera de eventos multilaterales. Existe, a pesar de todo, tolerancia y finalmente, espíritu democrático.
Solo en el continente se puede asistir a actos bochornosos como el de Republica Dominicana, al anunciar que deja fuera a tres países, observar que otros anuncien que no asistirán por la defensa de principios democráticos y normas diplomáticas; mientras admite a gobiernos represivos como el Ecuador de Noboa o la Argentina de Milei. Es el mundo de cabeza y la diplomacia reducida al más profundo ridículo. La Cumbre de Punta Cana es desde ya, parafraseando el título de la novela del colombiano García Márquez, “La crónica de un fracaso anunciado”.
Por ello, en las condiciones actuales, parecería que los mas adecuado es posponer la X Cumbre de las Américas, y cambiar de sede, para hacerlo en un país democrático que respete las diferencias de opinión y de procesos internos de los diferentes estados, pues está demostrado que las actuales autoridades de República Dominicana, no están a la altura, para organizar una cumbre democrática entre países del continente. Les quedo muy grande el saco.